Las 16 mejores anécdotas de Juan María Traverso, que cumple 70 años: el auto preso, el motor que le rompió la Virgen y su prueba en el F1 de Niki Lauda

En diálogo con Infobae, el ídolo repasó su actividad y también sus historias debajo de los autos. Entre ellas, cuando de joven fue camionero, las enseñanzas de Oscar Gálvez y el atentado que evitó su padre

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Cuando volvió a correr en la Argentina en 1980
Cuando volvió a correr en la Argentina en 1980

Es una leyenda viva del automovilismo argentino y hoy cumple 70 años. Se trata de Juan María Traverso, uno de los máximos ídolos, que trasciende al deporte motor. Porque con sus 16 campeonatos nacionales (7 de TC 2000, 6 de TC y 3 de Top Race) es el más laureado en toda la historia en pista. Además, nunca se puso el casete para declarar y sigue siendo la voz de los que no la tienen o prefieren evitar problemas. Los pilotos actuales suelen ser sancionados por algunas declaraciones, en especial cuando critican a los comisarios deportivos. Pero esa censura viene desde la época del mismo Flaco de Ramallo, quien admite que tuvo más sanciones por lo que decía ante un micrófono que por maniobras en carrera.

Juan María hoy es presidente de la Asociación Argentina de Volantes (AAV), la mutual que brinda cobertura médica a los corredores, entre otros beneficios. También fue uno de los máximos responsables para la vuelta de las carreras, que fueron suspendidas por la pandemia de COVID-19. Con sus 35 temporadas y mochila de gloria, siempre dijo lo que pensó. Por eso tiene muchas historias para contar e Infobae habló con él para que recordara sus mejores anécdotas. Desde sus inicios de forma amateur a ser campeón de TC, acariciar la Fórmula 1, volver y coronarse en el TC 2000 y convertirse en uno de los máximos referentes. En honor a sus 16 campeonatos, estas son sus 16 mejores anécdotas.

El auto preso

“Fue una Ford A que preparamos entre varios amigos. Le pusimos un motor V8 y los caños de escape cortitos como los que usaban los autos de TC. Era insoportable y no duraba nada. Fue así: un día el comisario decidió meter presa a la Ford A. Era más fácil, digamos, porque si no, nos tenía que meter presos a todos nosotros. Y me daba la Ford A solamente cuando me iba al campo. Si yo no andaba dentro del pueblo me lo daba. Y me decía ‘cuando terminás, traela’. Íbamos a andar por el campo, por cualquier lado y cuando volvía a Ramallo la dejaba en la comisaría y volvía caminando”.

Entrevista a Juan María Traverso - El auto preso

Camionero a los 18 años

“Con otro amigo compramos a medias un camión y contratamos a un camionero que era un amigo nuestro de muchos años. El primer viaje fue a Malargüe y yo fui; de acompañante, ¿no? De golpe, me dejó usar el camión en lugares que de pronto no eran complicados. Llegamos a San Rafael, Mendoza, y de ahí a Malargüe hay una trepada donde los camiones estaban dos horas y media o tres horas para llegar arriba. Entonces él lo llevaba en primera en baja, y yo iba caminando al lado con piedras en el estribo por si el camión se paraba por algo para que no se viniera abajo. Caminé durante casi tres horas. Llegamos y de ahí a Malargüe era un tramo derecho y en bajada. Entonces el camionero, (Báez, se llamaba) me dice ‘¿querés manejar vos?’ Le dije que sí y él se tiró a dormir. Era un camión moderno para la época. La cabina tenía suspensión. Digamos que vos no te dabas cuenta de los ruidos y demás. De golpe venía en cuarta en alta, puse quinta en baja y luego en alta. Venía a 110 a 120 (kilómetros por hora). Casi 30.000 kilos. De pronto veo un puente donde veo un cartel que decía ‘Malargüe, 10 KM”. Entonces lo despierto a Báez y empieza a gritar que frene. ‘¡Frená, frená!’ ‘Calmate que quedan diez kilómetros’, le digo. Él empezó a frenar el acoplado y la cosa es que no pudimos frenar el camión. Llegamos a Malargüe tocando bocina a fondo con todas las luces prendidas y cruzamos todo Malargüe hasta llegar al camino de tierra. Paramos y luego me corrió para fajarme. Conclusión, nos quedamos cuatro o cinco días en Malargüe porque se quemaron los frenos del acoplado. Era la inexperiencia de manejar un camión y no me olvidé nunca en mi vida. Una locura”.

Nervios en su primera carrera

“No podía apretar el embrague. Largaban de a dos, cada diez segundos. Y yo largaba último (Pergamino 31/10/1971). Tenía el número 71, o sea, había 70 autos adelante. Había que ir moviéndose a medida que iban largando, ¿no? Y de los nervios que tenía no podía apretar el embrague porque temblaba del jabón que tenía, ¿no? Es lo que siempre digo, que en esa época todos los pilotos tenían el mismo problema, digamos. Nada más que cuando vos largabas, eso desaparecía. A partir del momento en que largué, el miedo, los nervios, todo eso se borraba automáticamente. Pero recuerdo que al momento en que me tocaba largar a mí ya no me daban más las piernas porque los embragues eran duros. Y bueno, a raíz de esto, lo que yo cuento siempre de esa época, la noche anterior estaban todos los pilotos hablando, sentados en la mesa y nadie se iba a dormir porque no te podías dormir. Y estoy hablando de Gastón Perkins, el “Gallego” Cupeiro, pero largabas y eso se borraba. Desaparecía”.

Entrevista a Juan María Traverso - Los nervios y miedos de su debut

“Cada vuelta tenía veintipico de kilómetros. Cuando ya había largado los punteros estaban cerca. Venían peleando Copello (Eduardo) y Marito García, que era de acá de Ramallo, y me estaba prestando su auto con el que yo estaba corriendo mi primera carrera. Yo era fanático, de Copello y amigo de Marito. ¿A quién dejo pasar? Me pregunté. Me quedé en el medio y me pasaron los dos por cada lado. Ganó Copello, porque a los diez kilómetros a García se le rompió el auto. Yo estaba chocho de mi carrera. Pero estaba más contento que había ganado Copello, que era mi ídolo de chiquito, que de mi primera carrera”.

Cuando la Virgen de Luján le rompió el motor

“Mi viejo (Juan Cruz Traverso), por supuesto, el día que le dije que iba a correr, me echó, pero me echó de verdad de mi casa. Estuve un año trabajando juntando la plata para poder correr. Un primo hermano mío lo lleva a ver mi segunda carrera. Totalmente en secreto, se fueron a una curva. Y justo ahí yo, doblo, me pongo de costado, rocé el guardarrail, apenas, y sigo, ¿no? Y mi viejo, devoto de la Virgen de Luján, fanático de la Virgen de Luján, era un tipo que todas las semanas se tomaba el tren e iba a Luján. Había llevado una Virgen de Luján y la tenía en el sobretodo. Y cuando vio eso -esto me lo contó mi primo, ¿no?- sacó la virgen y le pidió que me parara el auto. Bueno, más allá que se me para el auto, lo rompo, mi primo me cuenta lo que te estoy contando. Entonces lo llamo a mi viejo y le digo:

JMT: ¿Vos fuiste a la carrera?

JCT: Sí.

JMT: ¿Y vos le pediste a la virgen que me pare el auto?

JCT: Sí.

JMT: ¿No me podías sacar un cable? ¡Me cortó el cigüeñal la Virgen de Luján, me explotó el motor! Ahora estoy dos meses para juntar la plata…'

“Bueno, mi viejo me sacó a patadas, obviamente, pero fue una anécdota tal cual”.

Entrevista a Juan María Traverso - Cuando la Virgen de Luján le rompió el motor

La enseñanza de Oscar Alfredo Gálvez

“En el año ’73 entro al equipo Ford y el director deportivo era Oscar Gálvez, que para mí era algo increíble. Que Oscar Gálvez estuviera ahí, no lo podía creer. Yo estaba largando la segunda carrera, era un Gran Premio, no me acuerdo, al norte, creo… Estábamos en la ruta esperando el momento para largar y Oscar estaba parado y saltaba la zanja, se iba al alambrado y se sacaba fotos y firmaba, y volvía y saltaba la zanja, y en un momento dado yo le digo:

JMT: Oscar, va a terminar de cabeza dentro de la zanja...

OG: Mirá pibe, toda la gente que está ahí, no tengas la menor duda de que yo manejo y manejé mejor que todos ellos. Nada más que eso. En todo lo demás esa gente es mejor que yo. Hay gente del campo, hay algún veterinario, toda esa gente es mejor que yo. Por lo cual, cada vez que me llamen, yo voy a ir.

Lo grabé, lo grabé y traté de imitarlo. Obviamente no lo logré o logré muy poquito. No dije más nada y me quedó en la cabeza porque realmente fue algo genial lo que dijo y es tal cual. Yo en la actualidad veo mucha gente que habla y opina sobre muchos temas. Y yo digo ¿cómo pudo aprender tantas cosas a lo largo de la vida, no? Y bueno, lo que dijo Oscar fue genial”.

“Hay chicos que tal vez no habían nacido en la época en la que corrí y me piden un autógrafo o una foto. Eso no me da derecho a decir ‘no, pibe, no molestes…’. Ahí está la enseñanza de Oscar. Es posible que el padre de ese chico, un familiar o un amigo les haya contado algo y ellos se informaron o vieron videos. Tal vez les llama la atención lo que uno hizo y que hoy sea muy difícil repetirlo porque la tecnología que hay hoy elimina al piloto. Yo hablo con ellos, les pregunto y ellos me preguntan. Aparte lo disfruto, a mí me gusta hablar de automovilismo. Es mi vida. La paso bien”.

Entrevista a Juan María Traverso - La enseñanza de Oscar Gálvez

Correr en la F-2 Europea en Nürburgring

“Llegué una semana antes a Nürburgring para recorrerlo con un auto particular. Tenía 23 kilómetros y no podía creer lo que era. Nunca vi algo igual. Y eso que yo venía de los Grandes Premios en la montaña, pero ese circuito era algo realmente increíble con 120 curvas y una recta de seis kilómetros. Era imposible memorizar tantas curvas. El promedio de velocidad era de 200 km. Yo dije ‘de acá no me salvo porque una que me equivocara y no la cuento más’. La cosa es que me despisté en el único lugar donde había un poco de leca. Clasifiqué anteúltimo –en ese momento quedaban varios autos afuera- y pude largar. Recuerdo que allí ganó el “Lole” Reutemann, lloviendo. A partir de ahí dije que él estaba entre los mejores pilotos del mundo. Ahí se pegó Lauda”.

Joyita: en el aire con el March de F-2 Europea en Nurburgring en 1979
Joyita: en el aire con el March de F-2 Europea en Nurburgring en 1979

En el F1 de Lauda

“¿Si hubiese cambiado todo lo que gané acá por correr en la F1? La lógica sería que sí. Pero la realidad es que yo disfruté de 35 años corriendo en autos de carrera y la pasión del automovilismo es tan fuerte, no hay nada como estar arriba del auto y correr. Y si ganás, mejor. Pero disfrutar de manejar un auto de carrera, lo hice 35 años, casi 800 carreras, una locura. Yo termino el año de F2 (Europea) y Ecclestone (Bernie), que era dueño del equipo March me ofrece al año siguiente ir con un segundo auto detrás de Teo Fabi y, si a mitad de año cumplía con todos los entrenamientos mínimos, digamos, que tenía que hacer, me subía al Brabham en el Gran Premio de los Estados Unidos cuando se bajaba Niki Lauda. Firmé el precontrato. Antes de venir a la Argentina, que yo había venido una sola vez, cuatro días (nada más), fui a Silverstone donde Lauda estaba girando. En un momento paró, pusieron la butaca de mi fórmula en el auto de Lauda, y giré doce o catorce vueltas. Quedé en un buen tiempo, quedé a nada del tiempo de Lauda. Esto, me prohibieron totalmente poder decirlo, por lo cual en aquella época no pude decir ni una palabra, hoy ya pasó tanto tiempo… Y vine a la Argentina y acá había un lío parecido al de hoy, sin la pandemia, obvio, y bueno, tenía que decidir si iba de vuelta a Europa, porque tenía el presupuesto para hacer el año siguiente, o me quedaba con el viejo Juan Cruz a trabajar, a salir adelante del lío que teníamos. Me quedé porque pensé que en un año lo podía arreglar. Ecclestone me dijo ‘te aguanto un año lo que firmamos’, pero bueno, duró seis años el lío. Así que perdí la posibilidad de la F1. ¿Que me hubiera gustado? Obviamente, pero desde el punto de vista de la actividad en el automovilismo que tuve, para mí yo no cambiaría nada, estoy chocho y feliz con lo que hice, con lo que me tocó vivir. Si vos me preguntás, ¿hubiera querido ir a la F1? Obvio que me hubiera gustado ir a la F1, pero no es una materia pendiente. Directamente, cumplí la etapa arriba de los autos a lo largo de 35 años y para mí fue genial”.

Entrevista a Juan María Traverso - A nada de Lauda

El atentado que evitó su padre

“Cuando yo vuelvo (fines de 1979), parte del problema que tenía el viejo Juan Cruz era por los líos políticos que había en esa época. Mi viejo estaba en una empresa donde estaba Soldati (Francisco), el viejo Soldati, que en General Acha tenía una empresa. De golpe hubo una movida muy compleja, que yo me entero cuando llego. De alguna manera, algo como que le pidieron una cantidad de dinero a los dos, independientemente, ¿no? A cambio de la vida. Y bueno, el viejo Soldati lamentablemente dijo que no y explotó en la 9 de Julio (avenida). El viejo Juan Cruz dijo que sí, y bueno, cambió su vida hasta el día que se murió, pero se murió de viejo. Pero bueno, perdió, perdió la compañía Fiplasto, perdió el campo, perdió otras cosas; no había otra alternativa. Así que ese lío (económico) que yo pensé que podíamos arreglarlo en un año, no pudimos arreglarlo en un año. Nos llevó seis años acomodar el lío que se armó y luego obviamente me quedé en la Argentina. Y el tiempo de la F1 y demás había pasado. Nunca voy a saber quiénes fueron los que le pidieron plata. Era un momento de la Argentina... Era un lío gigantesco. Encima yo no estaba acá. Nunca supimos quiénes fueron los que le pidieron la plata”.

Entrevista a Juan María Traverso - El atentado que evitó su padre

La Fórmula 1 actual y de siempre

“El grupo de 20 pilotos que están en la F1, no hay ninguna duda de que los 20 son buenos. No es que Hamilton es diez veces mejor que el último. No, no, son muy parejos. Pero, bueno, el auto manda tanto, que gana el auto más que el piloto. Al mejor auto se sube el piloto que está en el décimo lugar y gana. Gana. Hamilton con esto, ¿qué? Es un piloto espectacular, el mejor del mundo. No hay ninguna duda, pero esa tecnología es tan importante que hace esto que estamos hablando. Entonces el público de alguna manera se confunde porque dice ‘se bajó Hamilton y se sube un piloto que casi no se lo conoce (George Russell) y está en la punta’. Esa es la tecnología que está en contra. Esto no es que éste piloto es mejor que Hamilton, no. Hamilton seguramente es mejor que él, pero dentro de ese mundo de 20 pilotos, no estamos hablando de todos los pilotos del planeta”.

“Soy enemigo de las comparaciones. Cada época tuvo a sus buenos pilotos. Yo era hincha de Ayrton Senna. Él ganó tres campeonatos del mundo. Era hincha de él y no de resultado y no lo comparo con Hamilton, Schumacher, Fangio, cada uno fue el mejor en su época”.

Nunca a las piñas

“Nunca. Jamás me peleé, en ningún lado me agarré a trompadas. Primero porque no sé pelear, segundo porque capaz que la ligo y por último, ganar una pelea para tener razón, la verdad que no. Los amenazaba con que los iba a cagar a trompadas, pero jamás me peleé con nadie. En la actualidad somos muy amigos con Gabriel Ponce de León (N. de la R: Traverso lo amenazó con “cagarlo a trompadas” tras un toque en Río Cuarto en 2004). Cuando nos vemos le digo ‘te voy a cagar a trompadas’ o él me dice lo mismo. Pero aquella vez me recontra calenté en serio, porque vos si me tenés que sacar afuera para pasarme, pegame en una horquilla, pero no en plena recta donde puedo terminar contra el paredón, como pasó y no me maté de casualidad. Luego, a las semanas, hablamos y él reconoció que se equivocó y quedó todo ahí”.

A bordo del Renault Fuego liderando un pelotón del TC 2000 en Mendoza, en 1989. Detrás aparece el multicolor VW Gacel de "Yoyo" Maldonado
A bordo del Renault Fuego liderando un pelotón del TC 2000 en Mendoza, en 1989. Detrás aparece el multicolor VW Gacel de "Yoyo" Maldonado

La “emoción” de Berta

Fue luego de que Traverso ganó en el TC 2000 con el auto prendido fuego en General Roca en 1988. Oreste Berta era su preparador. “Lo más cómico es que en esa época no había celulares. Berta no había ido a General Roca. Llego al hotel y suena el teléfono, Oreste, desde Córdoba, ¿no? Me dice:

OB: La verdad, me emocioné.

JMT: Vos no sos Berta, vos no sos, no sos Oreste.

OB: Sí, sí, soy Oreste.

JMT: No, no, si vos no sabés qué es la palabra emoción.

De esto no me olvidé en la vida. Realmente yo tuve una relación con Berta, espectacular. Discutimos mucho, peleamos, pero siempre en función de mejorar. Pasaron los años y realmente, la única crítica que yo le hago todo el tiempo a Oreste Berta, es que si él se hubiera ido en un determinado momento del país, en la actualidad habría un equipo de F1 que se llamaría Berta. Porque era un genio, es un genio. Un genio increíble. Yo tuve la suerte de estar casi una década con él. Aprendí infinidad de cosas. Realmente fue un lujo y una suerte increíble, ¿no? De haber estado con Berta”.

“Esa etapa con Berta fue una de las mejores. La primera época que entré en el equipo Ford, fue la época de los Grandes Premios, fue una etapa genial. Luego vino la época con el Mago (Berta) que fue bárbara. Y después armé mis propios equipos con mi gente, que fue muy buena tanto en el TC y en el TC 2000”.

Entrevista a Juan María Traverso - La emoción de Berta

Enojo con su preparador

“Estábamos probando y el motor no andaba. Hacía una vuelta y entraba. Discutíamos con Jorge Pedersoli (su motorista). Termina la clasificación y entré re caliente. Y Pedersoli le dice a ‘Cachi’ Scarazzini (director deportivo), ‘me voy al box de al lado que este tarado viene insoportable’. Yo venía tan tarado que me equivoqué y me metí en el box de al lado. Le erré. Entro y lo veo a Pedersoli, que dice ‘encima este animal se equivocó, no tengo suerte’. Pedersoli fue uno de los preparadores más increíbles y espectaculares, con él gané varios campeonatos de TC, incluso uno del TC 2000. Pero tenía un carácter peor que el mío. Tuvimos unos resultados espectaculares”.

Levantó para no ser subcampeón

“Fue verdad. Hay gente que le cae mal. El campeonato de TC de 1998 era entre Guillermo Ortelli, Emilio Satriano y yo. Yo venía ganando y por lo tanto era campeón. Pero faltando dos vueltas se me rompió la palanca de cambios. Y no recuerdo si me quedó en tercera o algo así. Me pasó Guillermo y podría haber terminado delante de Satriano. Pero lo dejé pasar. Fuimos al podio y Emilio me dice:

ES: ¿Yo vi mal o vos me dejaste pasar?

JMT: No, viste bien, te dejé pasar. Porque Ortelli te ganó a vos, no a mí.

Y me miraba y me puteaba en voz baja. Yo le decía ‘el primer perdedor es el segundo, así que a vos te ganó’. Pero lo pienso convencido eh, el número 2 lo odio con toda mi alma”.

Roberto José Mouras

“Cuando debuto en el TC, Roberto ya estaba. Terminamos siendo muy amigos. Él aparentaba ser muy serio y hasta el día de hoy no pude digerir su muerte. Ahí se entera mucha gente de Carlos Casares quién bancaba los geriátricos, los hospitales y el colegio. Yo sabía algo, pero no de parte suya. Andaba más rápido de lo que tenía que andar. Tuvo muchos accidentes antes de morir. Era un piloto que lo llevaba realmente en la sangre”.

Histórico podio en Buenos Aires en 1976 que reúne 13 títulos de TC: a la izquierda Roberto José Mouras, el Flaco Traverso y Héctor Luis Gradassi
Histórico podio en Buenos Aires en 1976 que reúne 13 títulos de TC: a la izquierda Roberto José Mouras, el Flaco Traverso y Héctor Luis Gradassi

Osvaldo “Cocho” López

“Estaban largando del Automóvil Club Argentino el Gran Premio Histórico, que este año no se hizo por la pandemia, pero seguro volverá a realizarse. Y yo fui. Estaba ‘Pepe’ Migliore y ‘Paco’ Mayorga. No corríamos, pero íbamos a la largada con todos los autos antiguos y Cocho tenía un programa y venía con el camarógrafo y dijo en vivo ‘vamos a hablar con un grupo de gente mayor del automovilismo’. Y yo lo escuché y llega Cocho. Dice ‘tengo que hablar fuerte porque esta gente se quedó sorda producto del ruido de los autos, sobre todo el Flaco (Traverso), que no escucha nada’. Luego agrega ‘yo también me quedé sordo por el automovilismo’. Lo escuché y le digo ‘nosotros tres nos quedamos sordos por el ruido de los motores, vos no, porque te estiraste tanto la cara que tenés las dos orejas en la nuca. Y se dio vuelta y decía ‘cortá, cortá, ¿salió al aire esto?’ Le decía al camarógrafo. Al día de hoy cada vez que me ve me putea por eso”.

Simulando una pelea con Osvaldo "Cocho" López. Fue en 1986.
Simulando una pelea con Osvaldo "Cocho" López. Fue en 1986.

Luis Rubén Di Palma

Éramos íntimos amigos. Muchas veces nos ayudábamos por afuera; si yo tenía un problema él me daba una mano y viceversa. Nunca mezclamos la pista con la amistad. Las carreras eran una batalla campal, nos divertíamos y teníamos los códigos de esa época. Si hacíamos una maniobra difícil, o nos íbamos los dos afuera o seguíamos los dos, no es que uno aprovechaba. Disfruté y él disfrutó mucho. Prácticamente, fue el rival de toda la vida. Quedaba todo en la pista. Si alguno de los dos teníamos un toque, el tema terminaba ahí y no se hablaba más del tema. Tal vez si en alguna maniobra yo sentí que me pasé, le decía ‘Luis, discúlpame, se me fue la mano’. Él me decía ‘quedate tranquilo, en quince días nos podemos al día’. Y era así, en quince días estábamos a mano. Y listo. Otro gran amigo es Maldonado. Yo hoy le cuento a alguien que soy íntimo amigo del Yoyo y no lo puede creer. Pero siempre fuimos íntimos amigos, no es que después que dejamos de correr empezamos a serlo. Era un automovilismo diferente”.

Con su amigo y gran rival en la pista: Luis Rubén Di Palma
Con su amigo y gran rival en la pista: Luis Rubén Di Palma

*Agradecimiento: Roberto Ghiorsi.

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