Cuando el Flaco Traverso pintó de negro su auto por pedido de una marca de jeans y generó una revolución comercial

Era un Renault Fuego de TC 2000 que en 1988 fue campeón. Por sus triunfos, ocho de cada diez coches que se vendieron eran de ese color

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(Archivo CORSA)
(Archivo CORSA)

En el automovilismo un piloto puede darles alegrías a sus hinchas y a una marca. Pero también puede hacerle vender autos a una fábrica. Hace 32 años Juan María Traverso promovió un furor comercial en Renault por sus triunfos en el TC 2000 (hoy Súper TC 2000) con una cupé Fuego negra. Llevó a que los usuarios del Rombo demanden el modelo en ese color, que no era producido por la terminal francesa en su sede argentina de San Isabel, en Córdoba. Al éxito deportivo, con otro título del Flaco de Ramallo, se sumó el incremento del negocio que obligó a la empresa a cambiar su proceso de pintura.

El equipo oficial Renault estaba a cargo de Oreste Berta, el preparador más importante de la Argentina. En ese momento sus pilotos eran el propio Traverso y el ex Fórmula 1 Miguel Ángel Guerra. Aquel campeonato de 1988 tuvo la conmoción en su segunda carrera con la recordada victoria del Flaco y su auto prendido fuego en General Roca. Luego de esa fecha la temporada siguió en el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez. Allí las cupé Fuego, que eran blancas, sorprendieron con su decoración de color negro. Hubo un motivo para el cambio y el mismo Juan María le contó la historia a Infobae.

“En el contrato que tenía decía que toda la publicidad del auto era para mí. Entonces el principal sponsor era una marca de jeans (Lee), que decidió sacar un modelo de pantalón negro y todos sus negocios empezaron a pintarse de ese color. Me preguntaron si podía pintar los autos a lo cual accedí y los pintaron en el taller de Oreste Berta”, cuenta el ex piloto, que era el baluarte de la escudería.

El debut con esa decoración entregó un segundo puesto para Traverso en el escenario porteño detrás de otra cupé Fuego, conducida por Osvaldo Cocho López, pero con preparación de Osvaldo Antelo. Repitió el resultado en Pigüé donde escoltó a otro auto icónico de la categoría, el Volkswagen 1500 policromático de Guillermo Maldonado. Y luego de volver al triunfo, en Concordia, y ratificar la punta del campeonato, empezó el boom.

“A la tercera carrera me llamó el director comercial de Renault y me informó que los autos tenían que volverse a pintar de color blanco. Le dije que no se podía. Le pregunté ¿cuál era el problema? Y me respondió ‘ocho de cada diez cupé Fuego que se venden, la gente las pide en negro. Y nosotros no las hacemos de ese color y las tenemos que mandar a pintar’. Entonces le planteé, ‘ah, te hago vender más autos, no cobro una comisión y encima me pedís que les cambie el color ¡Cambiemos el contrato entonces!’, se mató de la risa. Obvio”, confiesa.

El departamento comercial tuvo un efecto a favor gracias a Traverso. Pero hubo que hacer cambios en la planta de Santa Isabel, que acaba de cumplir 65 años y tiene más de 3.700 empleados. “El problema era que para pintarlas de color negro tenían que sacarlas de la línea de montaje y ponerlas en la de los taxis. Eso representó un gasto extra para ellos, pero también vendieron muchos más autos por la decoración negra. A la gente le fascinaba ese color y ni que hablar los que eran usuarios de la marca”, explica.

En ese momento los autos del TC 2000 eran muy parecidos a los de calle y por eso el público tuvo un gran sentido de pertenencia. El fierrero podía golpearse el pecho y decir que “su” coche había ganado el domingo. Sumado a que Traverso ya era muy popular, y a pesar de que la cupé Fuego no era de los más baratos, hubo muchos que se dieron el gusto de tener una cupé negra. Era tener un coche casi igual al de su ídolo.

Las ventas subieron de tal forma que Renault apuntó a una mejora con la Fuego. El modelo GTX tuvo un restyling ese año que se estrenó en 1989 llamado GTA (por Argentina). En nuestro país se fabricaron 19.952 (265.257 en todo el mundo) de cupés Fuego hasta 1992, un año antes del último campeonato de Traverso con la marca. En 1995 el Flaco se coronó con Peugeot.

Los Renault Fuego ganaron ocho campeonatos de forma consecutiva: Traverso (1986, 1988, 1990 a 1993 inclusive), el recordado Silvio Héctor Oltra (1987) y el mismo Guerra (1989). El modelo es el más ganador del TC 2000 con un total de 54 victorias (no se cuenta al Honda Civic, que tiene 93 éxitos con cinco versiones diferentes).

Sin embargo en esa época la categoría brindaba muy buenos espectáculos porque cada auto tenía alguna característica que le permitía sacar una ventaja en algún sector de un autódromo. “El reglamento se cambiaba muy poco. Los autos tenían mucha paridad a la hora de competir mano a mano”, aclara Traverso, quien ostenta 16 títulos nacionales y es el más campeón en pista de la Argentina: 7 de TC 2000, 6 de TC y 3 de Top Race.

Pero ¿por qué las cupé Fuego fueron durante años los autos a batir? Lo explica Traverso: “Primero había un gran presupuesto de Renault para el equipo oficial. De la capacidad de Berta, no descubrimos nada. Sí agrego que era un fanático ede la aerodinámica, balanceo, frenos y cigüeñal (motor). Se pasaba días enteros trabajando en eso. También que no estábamos solos, entre la gran cantidad de colegas que usaban este modelo hubo algunos que eran semioficiales (recibían elementos de la fábrica o desarrollos de Berta) y trabajábamos en equipo”.

El Flaco Traverso con dos cupés Fuego, su auto de carrera y otro similar de calle (Archivo CORSA)
El Flaco Traverso con dos cupés Fuego, su auto de carrera y otro similar de calle (Archivo CORSA)

Uno de esos pilotos era Gustavo Der Ohanessian, hoy retirado de las pistas e instructor de manejo. El porteño también le contó a este medio las razones del dominio de las Fuego. “Berta era chasista, motorista, tenía los elementos, la capacidad y presupuestos. Siempre tenía una evolución de motores preparada para estar más adelante. Aunque también usaba muchas cosas originales para armar las cupé. Desde las pedaleras o se usaba el mismo tambor para ponerlo en marcha y lo cerrábamos como si fuese un auto de calle. Pero también ayudó mucho que la Fuego era un coche bien nacido de fábrica con una excelente aerodinámica, casi actual”.

El auto de Der Ohanessian era atendido por Tito Vitelli, otro conocido preparador de la categoría. Su auto y el de Miguel Ángel Etchegaray tuvieron elementos de fábrica y por eso estuvieron alineados con las Fuego oficiales de Traverso y Guerra. El desarrollo que hizo Berta sobre ese modelo fue interminable y las extensas jornadas de prueba lo demostraron. “Íbamos uno o dos días enteros de probar en el Autódromo Oscar Cabalén de Alta Gracia (está cerca del taller de Berta). A la mañana probábamos los autos oficiales y a la tarde los nuestros. Estábamos todo el día ensayando. Se probaban alineaciones para optimizar el tiempo de prueba. Y luego nuestros coches. Oreste logró sacarle al motor unos 230/240 caballos (el coche de calle erogaba 110/120 HP)”.

“Igual, luego de cada prueba, nosotros no podíamos acceder de forma inmediata a algún elemento nuevo”, aclara Der Ohanessian, que en sus comienzos corrió en karting contra Ayrton Senna. El poderío de Renault fue tal que años más tarde sumó otros pilotos semioficiales como Luis Belloso, Pablo Peón y Luis Soppelsa.

Victoria de Juan María Traverso con la cupé Renault Fuego negra. Fue en Bahía Blanca en 1988

En el ejercicio 1988, Traverso se adjudicó el campeonato donde plasmó cuatro victorias (General Roca, Concordia, Paraná y Bahía Blanca), mismo número que Maldonado y ambos fueron los más ganadores del año. Pero el Flaco de Ramallo fue más regular producto de sus nueve podios sobre 14 fechas disputadas. Al finalizar la temporada, desde Renault le plantearon que los autos debían volver a ser blancos desde 1989. Así fue, los colores cambiaron, pero los campeonatos siguieron para la marca del Rombo.

Vuelve a vivir

Las cupés Fuego oficiales eran propiedad de Renault y luego de un determinado tiempo de uso se vendieron a corredores que representaron a la marca de forma privada. Por eso los coches negros fueron pasando de mano entre los competidores y terminaron en categorías zonales donde suele perderse el rastro. En tanto que en 1990, Der Ohanessian le compró a la fábrica del Rombo una cupé nueva y la llevó a armar a La Fortaleza, como se lo llama al taller de Berta. Él y Vitelli se fueron dos meses a Alta Gracia para participar de la construcción del auto.

Con ese coche, Gustavo venció hace 30 años en Buenos Aires y por su proceso construcción y detalles, es un gemelo del que corrió Traverso en 1988. El auto se recuperó en 2012 y se utiliza para revivir a una de las cupé negra. “Fue uno de los mejores momentos de la categoría con 15 pilotos de primer nivel donde todos podían ganar. Con autos que eran parejos era un combo que no podían fallar”, subraya.

“Ese auto lo vendí en 1994 al dueño de Tacural, llamado Juan José Tomé. Hace unos años, como supe que el Flaco estaba buscando alguna Fuego para restaurar, le avisé y fuimos a buscarlo con el Flaco. Estaba tirado en el taller de Tomé. Para cerciorarnos de que era el original, el número de chasis coincidió con el que le había vendido. Otro dato fue que los blocks (parte del motor) que iban para competición no tenían números sino rayas para que nadie los copie y en este caso era el correcto”, destaca. Traverso aporta que “también lo identificamos porque esos coches tienen certificado de fabricación”.

Luego de reunir unos elementos en 2016, Juan María le envió la cupé Fuego al taller de Eduardo Bouvier, quien se encarga de restaurar autos históricos. “El auto está completo. Le faltan los cinturones y el instrumental. El motor lo tenemos a medio hacer. Tiene el tanque de nafta y la bomba eléctrica. Ahora estoy con mucho trabajo y no tengo una fecha para terminar de hacerlo”, le afirma Bouvier a Infobae. Al no tener apuros, Traverso también podrá acercarle una caja de cambios original.

Una vez terminado puede decirse que el Flaco tendrá a todos los autos originales que pudo recuperar. Tiene coches de todas las categorías en las que fue campeón. Por ahora hay 14 máquinas en el “Galpón del Flaco”, el lugar donde el ex piloto solía recibir a la gente en su casa de Ramallo, algo que espera volver a hacer cuando estén dadas las condiciones:

TC 2000: otras dos cupé Fuego, un Renault 18, un Peugeot 405, un Honda Civic y un Mitsubishi Lancer (no restaurado).

Turismo Carretera: el primer y último Torino con los que corrió, un Chevrolet y un Ford.

Top Race: un BMW y un Mercedes-Benz.

Rally: un Renault 18 con el que ganó la fecha mundialista en su clase en 1988.

Se suma una cupé Nissan 300 ZX de una extinta categoría llamada Club Argentino de Pilotos, que tampoco comenzó con su arreglo.

Sobre el que le falta Traverso revela que “me hubiese gustado tener algún Ford Falcon del equipo oficial del TC (con esa escudería fue campeón en 1977 y 1978). Pero cada vez que un auto cumplía su tiempo de uso, la fábrica no los vendía sino que los mandaba a despedazar para que no se copien”.

El Flaco de Ramallo es el dueño de las estadísticas del Turismo Competición 2000 (de ahí su nombre). Suma 68 victorias y 73 poles positions. Le siguen Matías Rossi con 33 triunfos y José María López, con 31 mejores tiempos de clasificación.

En 2012 el TC 2000 pasó a llamarse Súper TC 2000 por un cambio de reglamento técnico con todos motores iguales por cuestiones económicas. La categoría arrancará su campeonato 2020 este fin de semana en Buenos Aires, sin público y con un protocolo sanitario similar al usado por el TC. Por las complicaciones de calendario a causa de la pandemia de COVID-19, la temporada de doce fechas terminará en febrero de 2021. Como en los tiempos de Traverso, desde hace tres años Renault es la marca a vencer y tiene al vigente campeón, Leonel Pernía, que empezará a defender su corona.

La categoría siempre se destacó por tener los coches más nuevos, la mayor tecnología y donde las fábricas tienen sus equipos oficiales. Las terminales aprovechan a mostrar y competir con sus últimos modelos. Es una plataforma deportiva y comercial. El negocio tuvo su furor en 1988 y aquellas cupé Fuego negras marcaron una época dentro y fuera de las pistas.

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