Por qué los hinchas argentinos son la sensación del Mundial

Son las 5:30 en el lobby de un hotel en San Petersburgo y hay diez japoneses incrédulos que interrumpen su desayuno para sacar sus celulares e inmortalizar el momento. Un grupo de 20 hinchas argentinos alteran la tranquilidad del lugar a la hora en que la ciudad descansa. Cantan, saltan, se divierten. Están sin dormir y la cerveza juega su partido, pero ellos no se desbordan. No aquí, al menos.

Son las 17 en la plaza Roja de Moscú y alrededor de mil hinchas argentinos se convierten en la atracción del lugar, mezclados entre simpatizantes de todo el mundo. Pocas canciones mundialistas son tan pegadizas como las que cantan los hinchas argentinos y eso también despierta simpatías ajenas. Los miran con una sonrisa, mueven sus cabezas como asintiendo: rusos, belgas y egipcios los observan con gestos de simpatía y aprobación. Los argentinos se sienten a gusto en el rol de atractivo externo del Mundial.

Son las 13 y la peatonal de Nizhny Novgorod está atestada de hinchas argentinos. El celeste y el blanco dominan la escenografía, como si en lugar de estar a casi un día de viaje desde Argentina, se encontraran en Buenos Aires, en Córdoba, en Rosario, en San Juan o en cualquier otra ciudad del país.

En Moscú, en San Petersburgo, en Nizhny Novgorod o en Kazán, donde ya hay otra invasión argentina, el fenómeno es y será el mismo. No hay en Rusia 2018 hinchas más pasionales e ingeniosos para sus cantos que los que deliran por Messi y compañía.

Son los mismos que resignarían más de una conquista personal por gritar mañana, ante Francia, un gol de Gonzalo Higuaín, de Enzo Pérez, de Nicolás Otamendi o de quien fuere. El sueño que amasan, después de haber hecho -en la mayoría de los casos- un enorme esfuerzo económico para estar aquí, es el de irse de Rusia campeones del mundo por tercera vez para Argentina.

Los mexicanos y los brasileños se cuentan de a miles y seguramente son más en cantidad, y los colombianos ya tiñeron de amarillo cada uno de los escenarios donde jugó su seleccionado. Pero ninguno de ellos generó lo que los argentinos, que se volvieron un espectáculo aparte dentro de este espectáculo maravilloso que es el Mundial.

En las calles, en los subtes, en los trenes, en los hoteles y en los estadios, los argentinos se diferencian del resto de los hinchas porque casi siempre están cantando, saltando, alentando; en fin, llamando la atención. Tienen una efervescencia acaso comparable con la que muestran los ingleses, cuyas canciones también pegan fuerte en todo el territorio ruso.

Ante las dificultades para llegar a Kazán por falta de disponibilidad en los vuelos y en los viajes en tren, los argentinos ahora también se volvieron malabaristas. Algunos sacaron pasajes en avión para ir hasta Ulyanovsk, una ciudad que está a 280 kilómetros de la sede del choque de octavos ante Francia, y luego harán el resto del recorrido vía terrestre. En Internet, los rusos ofrecen servicios de combi para siete personas para unir Ulyanovsk con Kazán a 400 euros.

Otros, la mayoría en realidad, se juntaron en grupos de tres a diez personas para alquilar autos o combis que salieron de San Petersburgo (allí fue el partido del martes ante Nigeria) para acompañar a la Selección mañana en el Kazán Arena. Aquí late fuerte la sospecha de que, al tener lugar el estadio para 45 mil personas, decenas de argentinos se tendrán que conformar con verlo por pantalla gigante en el Fan Fest de esta ciudad.

Hermanados por la Selección, acá es habitual ver amigos que caminan juntos con una camiseta de River y otra de Boca, con una de Newell's y otra de Central, con una de Gimnasia y Esgrima La Plata y otra de Estudiantes, con una de San Martín y otra de Atlético Tucumán, con una de Central Norte y otra de Gimnasia y Tiro de Salta. Aquí quedan de lado las rivalidades salvo para algunos barras que no pudieron evitar dar la nota y ya no podrán ingresar a los estadios rusos.

Son 28 los barras que protagonizaron episodios violentos en este país y que ya fueron deportados a la Argentina. Cuatro de ellos por agredir a hinchas croatas en el estadio de Nizhny Novgorod y los 28 restantes por participar de una pelea en la que estuvieron involucrados integrantes de las barras de San Lorenzo, Huracán, Unión de Santa Fe y Deportivo Español, entre otros clubes.

Pero esos violentos son la excepción. En líneas generales, los hinchas argentinos le aportan alegría, sonido y color al Mundial. Ellos son una atracción en las tribunas. Y también el sostén espiritual que el equipo tiene del otro lado de la raya de cal.