El rincón de Palermo en donde los adultos pueden cambiar figuritas del Mundial sin la mirada crítica de la sociedad

¿Qué ocurre con aquellas personas en la Ciudad de Buenos Aires que quieren completar el álbum, pero se avergüenzan si tienen que cambiar repetidas con niños debido a su edad?

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Los fans se juntan los martes a las 18hs en Palermo (Martín Rosenzveig)
Los fans se juntan los martes a las 18hs en Palermo (Martín Rosenzveig)

"No podemos ir a cambiar figuritas con pibes del colegio, me da vergüenza eso".

Esa frase, que suena en la mente de cualquier adulto que tiene el álbum en su casa y no sabe con quién cambiar figuritas más allá de su grupo de amigos, hizo eco en la cabeza de Juan Agosto. Pero en lugar de empujar a un sobrino, primo o hijo para que vaya al colegio con su pilón de repes a intercambiarlas con sus compañeros, tuvo una idea mejor.

Los martes a partir de las 18 horas el bar El Textil, en Palermo, abre sus puertas para que todos aquellos coleccionistas puedan disfrutar de una cerveza, hablar de fútbol y lo más importante: cambiar figus.

Mientras toman cervezas todos intercambian figuritas (Martín Rosenzveig)
Mientras toman cervezas todos intercambian figuritas (Martín Rosenzveig)

"Tenía que buscar un lugar en donde poder hacerlo sin morirme de vergüenza ni parecer un idiota", reconoce con gracia Agosto, quien sostiene bajo su brazo su álbum y se entirstece al decir que aún le quedan más de 100 por encontrar.

Mientras los minutos pasan se siguen acercando personas al lugar hasta llenar las dos mesas que ocupan la vereda. Los dos tablones se tapan de figuritas y cervezas y se anuncia la única regla para mantener la paz social: "Pongan servilletas abajo de los vasos porque sino queda mojada la mesa y se arruinan las figus".

Cada pquete cuesta 15 pesos, por lo que cambiar figuritas es necesario para cuidar el bolsillo (Martín Rosenzveig)
Cada pquete cuesta 15 pesos, por lo que cambiar figuritas es necesario para cuidar el bolsillo (Martín Rosenzveig)

"En un grupo que tenemos todos los socios tiré la premisa y no pasaron ni 5 minutos que todos respondieron 'sí vamos para adelante", cuenta Matías Beri, uno de los dueños del lugar, quien sonríe al ver su bar lleno un martes por la tarde.

Los grupos van variando y los clientes cambian de lugar para seguir con lo suyo.

Late, late, late, late, nola. 

A mi me faltan 22.

Yo el del 2002 no lo completé, pero tengo un pilón de repes.

Yo mandé a plastificar el del 2006.

Yo leí que imprimen la misma cantidad de figuritas.

Siempre está la figurita difícil, mirá, tengo la 314, 315, 316, me falta la 317, tengo la 318, 319, 320 y 321. Es obvio que la 317 es la difícil.

La clave es no comprar siempre en el mismo kiosko.

Claro, cambiar de distribuidor.

Luego del cambio, empieza lo mejor: pegarlas (Martín Rosenzveig)
Luego del cambio, empieza lo mejor: pegarlas (Martín Rosenzveig)

Con este clima es imposible que los coleccionistas no quieran correr a comprar algún paquete. Por eso, aquel que quiera puede obtener uno pidiendo una pinta y presentando un envoltorio de un sobre ya abierto. Todos ganan.

"El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar. No puede cambiar de pasión", le dijo Pablo Sandoval (Guillermo Francella) a Benjamín Espósito (Ricardo Darín) en la película "El secreto de sus ojos". Esa frase puede aplicar perfectamente para estos tipos si se le agrega que el paso del tiempo tampoco puede apagar su pasión y su obsesión: completar el álbum del Mundial.

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