Había pasado menos de un año al momento en el que Fernando Gago se enteró de la peor noticia: había vuelto a sufrir la rotura del tendón de Aquiles de la pierna izquierda. El retiro empezó a rondar en su cabeza como apéndice de una sensación principal: el desgano.
El mediocampista había cumplido los 30 años hacía pocos días cuando cayó derrumbado de dolor en la Bombonera cuando se disputaba el final del primer tiempo del Superclásico. La idea de abandonar el fútbol comenzaba a tomar forma en su cabeza.
"Cuando me dieron los resultados de la resonancia y me dijeron que tenía otra vez lo del tendón de Aquiles no se me pasaba por la cabeza la recuperación. Y sin ganas de recuperarme, no iba a volver a jugar", reconoció en una entrevista con Clarín.
La barra de energía parecía decaer notablemente, pero Pintita encontró el foco para conseguir la motivación: sus hijos Antonella y Mateo. "Pensé en darles un ejemplo a mis hijos: no me podía retirar en una lesión. El mensaje para ellos fue que algo negativo no te puede superar", confesó.
"En los momentos de dolor o de incertidumbre, de no saber para dónde ir, ver a mi mujer y a mis hijos fue lo más importante", explicó el volante que ante Arsenal volvió a jugar tras un desgarro en el recto anterior derecho que lo marginó durante más de un mes del campo de juego.
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