Gabriel “Puma” Goity interpreta a Cyrano y así cierra un mágico círculo de vida

“En 1977 mi abuelo me trajo a ver esta obra y quedé absolutamente fascinado, salí flotando de la sala”, recuerda el actor. Pasaron 46 años y ahora es protagonista de una nueva versión del clásico de Edmond Rostand, estreno de esta semana en el Teatro San Martín

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Cyrano de Bergerac se estrena el 15 noviembre y es una de las grandes apuestas del Teatro San Martín en la temporada 2023
Cyrano de Bergerac se estrena el 15 noviembre y es una de las grandes apuestas del Teatro San Martín en la temporada 2023

“La primera obra de teatro que vi en mi vida fue Cyrano”, evoca Gabriel “Puma” Goity, recostado sobre uno de los sillones del bellísimo y funcionalista hall del primer piso del Teatro General San Martín. “Fue acá en el San Martín, en 1977, y me trajo mi abuelo para ver a Ernesto Bianco, que era el protagonista. Lo adorábamos de verlo en la tele, en un programa cómico en el que trabajaban también Pepe Soriano, el Negro Olmedo y Adolfo García Grau. Yo nunca había ido antes al teatro y quedé fascinado, absolutamente cautivado… Salí flotando y con la sensación de que me había pasado algo que iba a ser una bisagra”.

Casi medio siglo más tarde de esa anécdota, Goity está a punto de ponerse en la piel del mítico Cyrano de Bergerac, nada menos que en la sala Martín Coronado del San Martín. Hay algo de círculo que se cierra, como un guiño de este actor ya consagrado a aquel pibe estremecido por la magia del teatro en la Buenos Aires de finales de los 70. “Mirá dónde terminamos…”, parece decir la mirada del actor mientras posa para las fotos entre las butacas de la sala.

La obra —basada en el texto del poeta y dramaturgo francés Edmond Rostand— se estrena el miércoles 15 de noviembre, y cuenta con traducción, adaptación y dirección del prestigioso Willy Landin. Secundando a Goity hay un elenco muy potente, con gente de la talla de María Abadi, Daniel Miglioranza, Iván Moschner, Larry de Clay, Pacha Rosso, Dolores Ocampo, María Morteo y un Fernando Lúpiz espectacular en los duelos de espadas que atraviesan la obra (no por nada, antes de ser actor fue uno de los grandes esgrimistas argentinos).

Goity cuenta que a los 16 años, luego de ver una puesta de "Cyrano", decidió ser actor
Goity cuenta que a los 16 años, luego de ver una puesta de "Cyrano", decidió ser actor

Inspirado libremente en la vida de Cyrano de Bergerac, un escritor y filósofo anticlerical y libertino del siglo XVII, Edmond Rostand escribió este drama de capa y espada lleno de romanticismo que, desde su estreno en París en 1897, se ha convertido en una de las obras de teatro más populares de todos los tiempos, con una legendaria adaptación al cine protagonizada por un Gérard Depardieu en estado de gracia.

En la Argentina, la obra cobró vida en pocas ocasiones —su texto denso y en verso no es para cualquiera— y aquella versión de 1977, dirigida por Osvaldo Bonet y protagonizada por Ernesto Bianco, es considerada como una de las puestas más significativas del Teatro San Martín en toda su historia. Para Goity, el desafío tiene un montón de condimentos especiales.

“Al salir del teatro, en esta misma vereda, hace 46 años, le dije a mi abuelo que quería interpretar a Cyrano. Tenía apenas 16 años”, recuerda el Puma. “Él me dijo que para eso tenía que ser actor y esa fue la primera vez que pasó por mi cabeza la idea de seguir esta vocación. En el fondo, todo tuvo que ver con el impacto que me generó aquella interpretación de Bianco, uno de los más grandes actores argentinos”.

La obra, basada en el texto de Edmond Rostand, es una adaptación libre de la vida de Cyrano de Bergerac
La obra, basada en el texto de Edmond Rostand, es una adaptación libre de la vida de Cyrano de Bergerac

—¿Este reencuentro con Cyrano es fruto de la casualidad o lo buscaste?

—Creo que es un poco de las dos cosas. A mediados del año pasado las hijas de Ernesto BiancoIngrid Pellicori e Irina Alonso— me invitaron a contar esto mismo en un documental que hicieron para que lo conozcan las nuevas generaciones y supieran de su historia, de todo lo que hizo y de su forma de trabajar tan notoria y maravillosa. La idea era que yo contara esta vivencia mía sobre el escenario de la Coronado y terminamos improvisando el final de Cyrano con las hijas de Bianco. Fue algo emocionante, una cosa gloriosa… Así que ahí mismo me salió preguntar dónde estaba la oficina de la directora del teatro, Gabriela Ricardes, y me fui a verla para decirle que esto se tenía que hacer. Un año después acá estamos, cerrando de una manera bastante mágica este círculo que involucra a Bianco, a su familia, a mí y a mi abuelo y también a la historia del teatro San Martín.

—¿Cómo es preparar una obra como esta, que no tiene fama de fácil?

—Empezamos los ensayos el 15 de mayo y yo estoy preparándome con el texto desde comienzos de enero, encontrándome físicamente con un personaje que además protagoniza duelos de espadas que son exigentes. La vibración de Cyrano la tengo hace 46 años, así que lo que me faltaba era incorporarle esa letra maravillosa en verso, que cuesta muchísimo aprender.

La obra tiene la complejidad de ser una tragedia en la que además te vas a reír y te vas a emocionar. Para un actor es un desafío gigante, porque puede pasar de momentos cómicos a lo más oscuro, sin anestesia ni contemplaciones. Es una obra que necesitaba un elenco como este, con tantas buenas actrices y actores. En Cyrano no puede haber impostores, es un texto que te desnuda de inmediato. Y mucho más en una sala como la Martín Coronado en la que si no tenés trabajada la voz no te escucha nadie, porque no hay ni un micrófono ni una cámara en la que apoyarte.

"La obra tiene la complejidad de ser una tragedia en la que además te vas a reír y te vas a emocionar", dice Goity
"La obra tiene la complejidad de ser una tragedia en la que además te vas a reír y te vas a emocionar", dice Goity

—Es una obra y un personaje que reverbera mucho en el público, sobre todo después de aquella interpretación de Depardieu en los 90… ¿Qué sentís que tiene de especial esta puesta que están a punto de estrenar?

—La pasión. No tengo dudas de que los espectadores van a sentir la pasión con la que está encarada esta obra. Willy Landín, el director, es una de las personas más fanáticas de Cyrano que existen, mucho más que yo, lo que es decir… Se trata de una obra que puede extenderse hasta seis horas —que es lo que duró una famosa versión francesa protagonizada por Jean Paul Belmondo— y nosotros la concentramos en poco más de dos horas y media, para darle más ritmo e intensidad. Estamos muy felices con el resultado y con la forma en que logramos expresar esta historia que plantea una de las maneras más particulares que se han encontrado para hablar del romance y del amor.

—¿Cómo sentís que le habla el romántico Cyrano a esta era del Tinder y de la seducción virtual?

—Los clásicos tienen la virtud de conectar con las distintas épocas de formas diferentes. Seguramente el texto no se va a percibir de la misma manera hoy que en aquella puesta de 1977. Pero si hay algo que transmite Cyrano es la idea de que en el amor hay que ser valiente, que no vale victimizarse ni buscar excusas. Creo que las aplicaciones como Tinder promueven algo como demasiado concreto, la idea de que no tiene que haber riesgo ni complicaciones. Como que si para salir a caminar necesitaras que te garanticen que no va a llover. Y el amor no es así, hay que bancarse las consecuencias e ir hasta el final por un ideal. Y sufrir si es lo que toca. Cyrano —que es un hombre feo, incapaz de conquistar a la mujer que ama— podría considerarse a sí mismo como una víctima. Pero, en cambio, decide transformar su realidad a través de la poesía, lo convierte en algo positivo en vez de quedarse con el resentimiento. Y así se embellece.

Gabriel Goity resalta el mensaje de Cyrano sobre la valentía en el amor
Gabriel Goity resalta el mensaje de Cyrano sobre la valentía en el amor

—Todo lo contrario del “palo y a la bolsa” que proponen las aplicaciones…

—Mirá, quiero creer que la tecnología está hecha para cuestiones importantes como la medicina, o para ayudarnos a resolver cosas que por ahí antes demoraban mucho… Pero no me imagino que Steve Jobs haya inventado lo que inventó para que te puedas echar un polvo en dos minutos con un desconocido. Seguramente su idea era mejorar a la humanidad y no convertirnos en seres adictos a la comodidad y a la inmediatez. La comodidad nunca es buena consejera y, mucho menos, en las cuestiones del amor.

—¿Cuál es el mensaje de Cyrano en este sentido?

—El mensaje que de alguna manera plantea Cyrano es que la seducción, la conquista y el romance son cosas en sí mismas, que dependen menos del objetivo que de lo que se está produciendo. Demandan de una pasión y de una dedicación que hoy nadie parece estar dispuesto a dar. Todos quieren enamorarse pero sin las consecuencias. Y la realidad es que no existe amor ni alegrías sin sufrimiento. Para reírte tenés también que estar dispuesto a llorar, porque si te reís todo el tiempo al final sos una especie de idiota. Hoy, con tanta tecnología, el ser humano está como queriendo que todo esté bajo control, evitando las complicaciones y el sufrimiento que le dan valor a lo positivo de la existencia. Capaz que no sufrís, pero tampoco sentís.

Una de las cosas de maravillosas de Cyrano es que no tiene miedo a vivir y a enfrentar quién es. Es un tipo feo que se enamora de una mujer muy hermosa y busca la manera de que ella lo vea más allá de lo físico. Para estar cerca de ella y poder decirle lo que siente, acepta incluso que lo haga otro hombre en su lugar. Aprende a renunciar a lo que sería “normal” con tal de vivir el amor, aunque sea de esa manera.

"No existe amor ni alegrías sin sufrimiento", afirma Gabriel Goity
"No existe amor ni alegrías sin sufrimiento", afirma Gabriel Goity

—No mucha gente sabe que Cyrano de Bergerac fue un personaje real…

No solamente fue real, sino que fue un personaje muy polémico para su época, de ir muy contra las costumbres y las convenciones. Hoy, sin dudas, se lo consideraría como un tipo políticamente correcto. En la obra se habla mucho de eso y de su pulsión por defender siempre a los más a los desvalidos y colocarse del lado del pueblo que luchaba contra la aristocracia. Fue soldado y un gran mosquetero, un tipo de una rapidez verbal muy grande que en muchos sentidos a mí me recuerda a ciertos personajes del Buenos Aires en los años 60 y 70. Esos bohemios que eran brillantes, intelectualmente y a la vez un poco malandras, capaces de mantener una discusión de altos vuelos, pero también de invitarte a terminarla en la calle y a las piñas si hacía falta.

* Cyrano de Bergerac se presenta desde el 15 de noviembre, de miércoles a sábados a las 20 hs.; domingos a las 18 hs. en la Sala Martín Coronado del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530, C.A.B.A.).

[Fotos: Gustavo Gavotti]

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