Cómo es “García, 15 años de entrevistas con Charly”, el libro que se sumerge en el pensamiento del prócer del rock nacional

En diálogo con Infobae Cultura, Daniel Riera y Fernando Sanchez narraron cómo surgió la idea de compilar las charlas que mantuvieron con el músico y qué disfrutaron de esos múltiples encuentros con el ex Serú Girán

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"García, 15 años de entrevistas con Charly"
"García, 15 años de entrevistas con Charly"

Durante una década y media, más precisamente entre 1992 y 2007, Daniel Riera y Fernando Sanchez entrevistaron a Charly García en múltiples situaciones. Se encontraron con el músico en su departamento de Coronel Díaz y Santa Fe, en estudios de grabación, aviones, suites de hoteles, antes de la partida del músico a Inglaterra para tratarse con el psiquiatra de Peter Gabriel y Robert Fripp, junto a Mercedes Sosa o su hijo Miguel, desmenuzando un compilado de los Beatles, mezclando Sí, detrás de las paredes, en las primeras sesiones de Rock And Roll Yo, poco antes de terminar Kill Gil y hasta en medio de un viaje “lisérgico” hacia las sierras cordobesas.

García, 15 años de entrevistas con Charly (Vademécum) tiene de todo un poco pero con la palabra del prócer del rock nacional en primerísimo primer plano. Son horas de charlas que ahora fueron compiladas para un único y esencial volumen. Además, esta antología incluye una pieza clave en la literatura sobre García: “Charly recuerda”, el reportaje realizado en los inicios de este siglo en el que el músico revisó como nunca antes toda su carrera.

En diálogo por correo electrónico con Infobae Cultura -la pandemia no da lugar para encuentros en persona todavía-, los autores contaron cómo germinó la idea de plasmar las entrevistas que le hicieron al músico, qué disfrutaron de esos múltiples encuentros y repasaron las charlas más jugosas que mantuvieron con el artista.

- Son 15 años de entrevistas a Charly. ¿Cómo surgió el proyecto de volcar esos diálogos en un libro?

Daniel Riera: - En los últimos años recibimos muchas veces elogios públicos de colegas hacia la nota “Charly recuerda”. Mariano del Mazo, incluso, la mencionó en los agradecimientos de su libro sobre Serú Girán, gesto muy generoso que agradecí públicamente. A partir de allí, Roque Di Pietro me propuso editarla a través de su sello Vademécum y yo le contraoferté juntar todo el trabajo hecho en estos años con Charly, que era bastante más. Hablé con Fernando, le encantó la idea, me puse a trabajar y me encantó cómo se combinaban los textos, cómo entre todos daban un panorama muy profundo de la vida, obra, ideas de Charly, incluyendo además dos crónicas que lo mostraban en acción, grabando un disco y en camino a un show.

Fernando Sanchez: - Exactamente. El año pasado, el colega Mariano del Mazo incluyó una mención elogiosa para el laburo nuestro en la nota “Charly recuerda”, que publicamos originalmente en la revista Rolling Stone en 2002. Daniel agradeció la generosidad de Mariano en un posteo de Facebook y allí apareció Roque Di Pietro, periodista, fan de Charly y editor de Colección Vademécum, ofreciendo la posibilidad de editar esa entrevista en un libro, algo que hasta ahora no había ocurrido. Ese fue el disparador. Dani se entusiasmó, yo también, Roque confirmó la disposición de Colección Vademécum para editarlo y nos pusimos a trabajar. El resultado es “García: diez entrevistas y crónicas” (las que hicimos juntos y las que hicimos por separado), una tercera parte de aquel “Charly recuerda” que no fue incluida en la versión original y que sale ahora por primera vez, más unas breves notas sobre algunas de las canciones más clásicas de Charly comentadas por él mismo.

Charly con Daniel Riera y Fernando Sanchez
Charly con Daniel Riera y Fernando Sanchez

- Cuando uno avanza por los distintos reportajes nota a un Charly muy lúcido y con muchas precisiones en sus recuerdos. ¿Qué fue lo que más disfrutaron de estos encuentros?

DR: - Yo recuerdo varios momentos lindos de las conversaciones: la entrevista sobre los Beatles fue especialmente placentera, y ahora que me preguntás pienso que durante la segunda entrevista del libro, un día de semana a la noche, tuve una sensación fascinante, como de que Charly estaba mutando artísticamente, estaba inventando algo que todavía no alcanzaba a ver qué era, pero se notaba que estaba sumergiéndose en una concepción nueva de la música, lo que después fue Say No More. Me acuerdo que aquella noche lo seguía con mucha atención y me costaba un poco entenderlo, pero me daba cuenta de que venía algo importante. Y en cuanto a las crónicas, fue maravilloso haber estado entre los que grabamos unas palmas (“clappings” las llamaba Charly) en el tema “Rock and roll yo”, un verdadero honor. Y también viajar en un auto a toda velocidad, con Charly y mi amiga Nora Lezano, escoltados por las motos de la cana, camino al show, escuchando a Bob Dylan y a los Beatles y hablando de música. Tengo más, pero esos tres momentos son inolvidables.

FS: - Lo primero es la posibilidad de estar frente no solo a uno de mis ídolos de la adolescencia sino a uno de los más grandes artistas populares argentinos del siglo XX para preguntarle todo lo que pude. Ese es un privilegio que creo que aprovechamos muy bien. De todas las entrevistas, creo que la que más disfruté fue la que hicimos en ocasión de la salida de “1″, el compilado reúne las canciones de los Beatles que llegaron a ser número 1 en los rankings de Estados Unidos y Gran Bretaña. Esa entrevista la hicimos escuchando una a una cada canción, con Charly a veces explicando su fascinación por los Beatles, a veces explicando arreglos, a veces cantando, a veces tocando un riff y enojándose porque la primera vez no le salía de un tirón… Esa entrevista para mí fue una master class de música popular a cargo del mejor profesor posible. Después, creo que haber logrado el clima necesario para que Charly pudiese reflexionar con cierta profundidad sobre su método, su historia, sus influencias, sus internaciones, sus pasiones y su manera de concebir la música y el arte, en el fondo también es algo disfrutable desde el punto de vista -digamos- “profesional”. Pasaron casi 20 años y cuando me recuerdo en el cuarto de Charly escuchando alguna mezcla recién terminada, con él mirándome a los ojos y escrutando mi reacción, todavía me inquieto. Que esa intensidad perdure tan vívida en mi recuerdo habla, supongo, de lo que significó ese instante para mí.

- Me imagino que al verse tantas veces con García se habrá generado un vínculo especial, algo ideal para cualquier periodista. ¿Sienten que gracias a eso él se abrió más y contó cosas que quizás no hubiera narrado en otro contexto?

DR: - Creo que pudimos comunicarnos bastante bien con Charly, sobre todo porque íbamos a hablar de música, no sólo de eso, pero la música era el eje de los encuentros. Y además entiendo que al ver que conocíamos su obra y que había un trabajo de preparar las entrevistas y de pensar las preguntas, se sintió respetado y se fue abriendo. Supongo que es lo que le ocurre a cualquier entrevistado que se ve respetado por su entrevistador, que ve que hay un interés en conocerlo y aprender de él, y escuchar lo que tiene para decirnos. No nos hicimos amigos de Charly y no sé si era posible porque nuestra vida era muy distinta de la de él, pero sí creo que durante un tiempo largo confió en nosotros cuando lo entrevistamos.

FS: - Es raro. En mi caso no creo haber generado un vínculo que haya perdurado más allá de los momentos de entrevistas. Lo que sí creo es que, por alguna razón, en los momentos en que lo entrevistamos, logramos ganarnos su respeto. Supongo que haber descubierto más o menos rápidamente que nuestro interés era indagar sobre su obra y no sobre sus escándalos -algo que en aquellos años tenía infinitamente más prensa que sus canciones- le permitió bajar la guardia. También, que estábamos preparados, con suficiente archivo encima como para no preguntar solo obviedades. Parte del oficio del periodista en plan entrevistador es generar ese clima. En ese sentido, creo que hicimos bien nuestro trabajo.

- En el prólogo, Daniel afirma que “uno se dedica a oficios como este para ver de cerca a gente como él”. ¿Qué significa Charly para ustedes?

DR: - En mi educación sentimental, Charly es esencial, es uno de mis primeros accesos profundos a la cultura, uno de los primeros artistas que me conmovió a fondo. A los 11 años vi la presentación de Peperina en el Estadio Obras y creo que me cambió la vida para siempre. Y sí, desde que supe que quería ser periodista quería conocer a la gente que admiraba, posibilidad que el oficio me dio con creces en estos 32 años desde que empecé a ejercerlo, y Charly está muy arriba entre los artistas que admiro.

FS: - Si el rock fue mi puerta de entrada a la cultura, la política, el arte, la música, el periodismo, los libros y todo eso que te explota en la cabeza cuando sos adolescente, Charly fue la llave para abrir esa puerta. Estoy seguro que no sería como soy si a los 13 años no hubiese escuchado Serú Girán y no hubiese salido corriendo a comprar el casete de Yendo de la cama al living apenas salió. No le vamos a echar a Charly la culpa de todo, pero bueno, algo tuvo que ver.

La portada del libro (Foto: Maximiliano Vernazza. Diseño: Juan Simón Saavedra)
La portada del libro (Foto: Maximiliano Vernazza. Diseño: Juan Simón Saavedra)

- ¿Qué recuerdan del primer encuentro allá por 1992? ¿Cómo fue ese acercamiento con Charly? ¿Ustedes trabajaban en La Maga en ese momento no?

DR: - Recuerdo que yo estaba muy emocionado y que traté de que no se notara mucho mientras estuviéramos haciendo la entrevista. Tenía 21 años. Cuando terminó, absolutamente relajado ya, le pedí que nos permitiera sacarnos una foto con él, donde se ve muy claramente la cara de feliz cumpleaños que tenemos. Creo que éramos un poco tiernos y que en las entrevistas siguientes estamos más sueltos, fluyen mejor. Así y todo, me parece que vale la pena, que cuenta cosas interesantes, que es más linda que como la vi en su momento.

FS: - Sí, teníamos poco más de 20 años y estábamos a cargo de la sección “Música” de la revista, de modo que decidíamos con Daniel los contenidos de entre cuatro y cinco páginas de La Maga cada semana. Estábamos haciendo lo que queríamos con quienes queríamos y nos pagaban por eso. Y por supuesto, estábamos esperando la oportunidad de entrevistar a nuestros ídolos porque entre otras razones, como dice Dani, te hacés periodista no solo para cambiar el mundo sino para conocer a quienes te lo cambiaron a vos. El primer objetivo no lo conseguimos, pero el segundo sí, y muy rápidamente. La foto de la contratapa del libro, que nos tomamos con Charly en su casa después de aquel primer encuentro, refleja en nuestras caras la felicidad de ese momento.

- Hay una entrevista muy linda y extensa (“Charly recuerda”) en la que, entre otras cosas, habla de su niñez. “Cuando toqué una citarina por primera vez me di cuenta de que asociaba ideas musicales”, dice. ¿Recuerdan su semblante al hablar de sus primeros años de vida?

FS: - No especialmente. Sí recuerdo que todo el tiempo pasaba de la ternura a la acidez. No lo recuerdo melancólico ni autocompasivo. Solo acaso un poco triste cuando hablaba de su familia; en aquellos años estaba peleado con sus hermanos. Pero tengo el recuerdo de que el clima general era divertido, alegre y optimista.

DR: - Me gusta mucho cómo la contestó Fer.

- En esa misma entrevista se refiere a diversos temas: las drogas, Sui Generis, La Máquina, Serú Girán, PorSuiGieco, su pelea con Calamaro y su relación con Menem, entre otros. ¿Qué fue lo que más los sorprendió de todo lo que contó?

DR: - No sé decirte qué fue lo que más me sorprendió, supongo que más que un hecho en particular, su memoria prodigiosa y el grado de detalle con el que nos iba contando su historia.

FS: - Me resulta un poco difícil pensar en términos de sorpresa porque pasó mucho tiempo… Pienso dos cosas: una, la humildad y respeto para hablar de (Luis Alberto) Spinetta: que diga que ir por la calle al lado de Spinetta era para él algo increíble, por ejemplo. Y dos, la sinceridad con la que habló de sus internaciones. Pero dada la imagen de soberbia y omnipotencia que transmite (o transmitía, no sé hoy), creo que escucharlo hablar con veneración de colegas tuvo algo de sorpresa para mí. Ah, perdón: ¡la memoria! Recordaba muchas cosas con un nivel de detalle importante. Después, que tenga humor, gracia, maldad o ternura para evocarlas un poco también me sorprendió, pero no tanto tratándose de un tipo de su inteligencia y sensibilidad.

- En otra linda charla que tuvo con Daniel, Charly está con su hijo Migue en febrero de 2000. ¿Qué recordás de ese encuentro con los dos? Por lo que se lee, al menos en ese momento, se llevaban bien y se respetaban...

DR: - No sólo eso, sino que además Charly se puso un saco para la foto. Pidió que la foto se hiciera con un saco, es decir, quería dar la imagen de un padre con su hijo y mostrar lo importante que era su hijo para él. En ese momento, no sé cómo es ahora, Migue tenía un departamento igual al de Charly, en el mismo edificio, sólo que el de Migue estaba de punta en blanco y el de Charly, con las paredes pintadas con aerosol, etcétera. Recuerdo que la nota y fotos se hicieron en el departamento de Migue. Había una atmósfera de afecto muy grande. Años después presencié una reconciliación telefónica de Charly con Migue, que está contada en la crónica “De gira con Charly”. Habían tenido una pelea muy seria antes del viaje de Charly a Cosquín por un instrumento que Migue no le quiso prestar y fue muy conmovedor para mí verlo a Charly repetir como un mantra, varias veces, “Yo te quiero mucho, Migue”.

- La última es cómo definirían a Charly en una palabra.

DR: - Rock.

FS: - Superhéroe, como el título de mi prólogo.

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