Psicoanálisis y literatura: cuando el analista escribe para saber

La autora de “Escrituras en el análisis” (publicado por Paidós), libro donde se desarrollan relatos clínicos psicoanalíticos, cuenta en este texto que muchas veces escribir y reescribir permite que "el sujeto pueda dejar atrás los síntomas y seguir avanzando"

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Por Patricia Leyack

“Escrituras en el análisis”
“Escrituras en el análisis”

¿Es la escritura de los psicoanalistas una rama de la literatura? ¿Se trata de escritos científicos? ¿Qué lugar tiene la verdad de los hechos clínicos en esos escritos? ¿Y lo ficcional? Estos son algunos de los interrogantes que trabajo en el libro que me publicó Paidós: Escrituras en el análisis.

Desde hace muchos años coordino talleres de escritura para psicoanalistas. Esta experiencia me llevó a tratar de formalizar qué es la escritura para quienes nos dedicamos a la práctica clínica. Decidí publicar todos esos trabajos en formato libro.

Y fue durante el armado del mismo que me fui dando cuenta que hay otra escritura, la que resulta de un análisis, vale decir, la que se descubre, la que acontece hablándole al analista, y que modifica, rescribe las versiones previas o directamente las escribe, en el sentido de iluminar con sentido algún trozo sin palabras de la historia.

Escrituras y rescrituras que permiten, entonces, que el sujeto pueda dejar atrás los síntomas y seguir avanzando.

Patricia Leyack
Patricia Leyack

Me fui dando cuenta que bajo el significante escritura entraban los sueños, como escritura en imágenes, el juego infantil, el discurso en análisis, los síntomas. Así como ciertos recursos que algunos sujetos inventan, -lo llamamos sinthome los analistas- y que les permiten sostenerse allí para hacer la obra de sus deseos. Tomo en este punto la pintura en Dalí, la literatura en Marguerite Duras. Un significante en fin, la escritura, que unificó lo que parecía dispersión temática bajo un mismo enfoque.

Es decir, que lo que me pasó durante la factura de este libro pone en acto lo que en él sostengo, que el analista escribe para saber, no escribe lo ya sabido. En ese punto, su propio texto, al igual que en el caso del novelista, del poeta, del periodista incluso, lo lleva a direcciones no previstas, a resultados no calculables. Lo embarca en una tarea que, junto con la precisión teórica, participa de una aventura creadora.

Todo esto me llevó a proponer a los relatos clínicos psicoanalíticos como una suerte de nuevo género literario, un aporte que el psicoanálisis ha hecho a la literatura al expandir sus fronteras entre la verdad de la historia clínica y el relato literario. Y a proponer también a la tarea del análisis como un interjuego entre lecturas, escrituras y rescrituras.

 

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