
Las mejores fotografías y videos, los mejores fondos de pantalla y las mejores campañas publicitarias de automóviles suelen tener en el otoño, el escenario perfecto para crear una atmósfera artística única. La paleta de colores en tonos de dorado, y el movimiento de un auto que levanta las hojas a su paso, sólo se consiguen en esta época del año. Pero si los autos pudieran hablar como se espera que ocurra en el futuro, seguramente les pedirían a sus dueños que los ayuden a respirar mejor. Las hojas quedan muy lindas, pero son enemigas de la pintura, de la ventilación y a veces también de la estanqueidad del interior del habitáculo.
Aún quienes tienen garage en su casa y algún tipo de techo en el lugar al que van a trabajar, lo más probable es que entre marzo y mayo o junio, los automóviles queden detenidos a la intemperie en varias oportunidades. Y como el otoño es la época del año en la que la mayoría de los árboles dejan caer sus hojas, el cordón de la vereda y los autos estacionados, son el receptor natural.
Pero en otoño también hay más viento, que la naturaleza sabiamente ha puesto al servicio de ese recambio del follaje, por lo tanto, esas hojas de distinto tamaño y colores, no solamente caen verticalmente, sino que vuelan cruzadas, insertándose en cuanta rendija encuentren, como burletes y colisas de los cristales, separaciones entre partes como el capó, los guardabarros y las puertas laterales y traseras, escobillas de limpiaparabrisas y especialmente la rejilla por la que toma aire el sistema de ventilación del habitáculo.

Si las hojas son suficientemente chicas y rígidas como las que caen de los fresnos, y a las que se las llama vulgarmente como helicópteros, se introducen más fácilmente a profundidades increíbles, y retirarlas es mucho más difícil. Pero es ese uno de los mayores causales de inundaciones adentro del auto cuando llegan las lluvias, por que tapan todo el canal bajo el parabrisas por el que debe correr el agua hacia los drenajes interiores de los guardabarros, y porque se introducen en esos orificios de desagote y los obstruyen completamente. Con el paso del tiempo, las hojas se desintegran y terminan formando una especie de barro que ni siquiera una manguera a presión lo disuelve.
Lo ideal es que cada vez que sea posible se retiren todas las hojas que se ven desde el exterior, pero también se levante el capó y se saquen también las que están debajo, porque aunque uno crea que no entran, eso no es así. Todas las hojas pueden tapar entradas de aire también, de modo que, aunque es molesto, es necesario para evitar dolores de cabeza posteriores.

Pero si ha pasado mucho tiempo en el que el auto haya quedado expuesto, es importante que antes que lleguen las lluvias, ya sea que se animen a hacerlo con sus propias manos o llevarlo a un taller, se tomen el tiempo y el trabajo de retirar la rejilla que está debajo de las escobillas de limpiaparabrisas, para limpiar el canal de agua, la entrada de aire al habitáculo y destapar los drenajes.
Esto se hace sencillamente en pocos pasos. Se deben sacar primero las dos escobillas de limpiaparabrisas desajustando el bulón que está en el punto de pivote, luego se retira el burlete interior que está debajo del capó, y finalmente se puede sacar la rejilla completa. Una vez con la carrocería libre de plásticos y goma, la limpieza se debe hacer intentando que no entre agua por la boca de aire que alimenta la ventilación del habitáculo, que suele estar por encima del nivel por el que correría el agua, y finalmente, con un alambre largo, hay que ir hasta los dos extremos de la carrocería, donde se junta ese canal con los guardabarros, e introducirlo por los ductos de drenaje. Si están tapados, habrá que hacer fuerza, pero una vez que pasó el tapón de barro, el agua debe correr normalmente y caer por atrás de las ruedas delanteras.

La importancia de tener estos drenajes destapados radica en que si esa agua que debe correr desde el parabrisas hasta el piso por dentro de la carrocería, no lo hace, se terminará llenando el canal que va por debajo de la rejilla y el agua entrará directamente al interior del habitáculo, no se verá por donde, porque será por dentro del tablero, pero el resultado será encontrar las alfombras mojadas, y quién ha sufrido una inundación del interior sabe lo molesto que es el olor a alfombra mojada y el tiempo que tarda en secarse.
Si las hojas son más grandes y no alcanzan a tapar esas rejillas, igualmente es recomendable sacarlas, porque cuando se mojan y quedan pegadas, terminan depositando esa humedad contra la pintura, los plásticos y las gomas de la carrocería, reduciendo su vida útil. Muy lindo el otoño, pero hay trabajo para hacer.
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