Los problemas económicos de Alemania serían una oportunidad para la ultraderecha

Por Katrin Bennhold

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Un póster de campaña de Alternativa para Alemania (AfD) en Marxloh, el 13 de septiembre de 2017. (Reuters)
Un póster de campaña de Alternativa para Alemania (AfD) en Marxloh, el 13 de septiembre de 2017. (Reuters)

Pese al auge económico que ha tenido Alemania durante diez años, el partido de extrema derecha, ha logrado convertirse en la principal oposición legislativa federal, con presencia también en todas las legislaturas estatales, y es la fuerza que busca quedar en primer lugar en las elecciones de septiembre en dos estados del este alemán, que antiguamente era comunista.

Y ahora la economía se está desacelerando.

En un momento en que el populismo se está esparciendo por diversos rincones de Europa, a menudo en un contexto de dificultades económicas y altas tasas de desempleo, una desaceleración en la democracia liberal más rica y estable del continente podría terminar por fortalecer a aquel partido de extrema derecha nacionalista: Alternativa para Alemania (AfD).

"Las crisis económicas provocan temor al futuro, una sensación de deterioro y una sensación de que la élite le está fallando al pueblo", dijo Yascha Mounk, experto en populismo y autor de El pueblo contra la democracia. Agregó que "es campo fértil para los políticos populistas".

Marcel Fratzscher, reconocido economista político alemán y profesor de la Universidad Humboldt en Berlín, lo dijo de manera más directa: "La desaceleración económica ayudará bastante a AfD".

Fratzscher también dirige el Instituto Alemán de Investigación Económica y dijo que el instituto está por publicar un estudio que muestra cómo AfD es mucho más fuerte en las regiones alemanas que tienen problemas económicos y estructurales.

"Esta desigualdad y polarización regional es una amenaza para la democracia", afirmó. "Con la desaceleración económica, las regiones estructuralmente más débiles se verán más afectadas, lo cual aumentará las desigualdades regionales y acrecentará la polarización".

Esto está sucediendo en Europa en general y en Alemania en particular. Las señales de que tal vez esté por terminar un periodo de crecimiento excepcional en la economía más grande de Europa sacudieron los mercados globales a mediados de agosto.

Más allá de las posibles convulsiones económicas, también son muy preocupantes las implicaciones políticas de la desaceleración.

Partidarios del movimiento Pegida (Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente) marchan en Dresde, en julio. (EFE)
Partidarios del movimiento Pegida (Europeos Patrióticos contra la Islamización de Occidente) marchan en Dresde, en julio. (EFE)

Una economía alemana más débil no solo amenaza con abrirle camino a AfD. Es probable que reduzca más la influencia de Berlín y de la canciller saliente, Angela Merkel, justamente cuando se necesita el liderazgo de Alemania para enfrentar los múltiples problemas de la Unión Europea, que incluyen la salida del Reino Unido del bloque, programada para el 31 de octubre, así como problemas comerciales a nivel global.

"Siempre que nos debilitamos en el ámbito económico, tenemos una posición de negociación más endeble", señaló Guntram Wolff, economista alemán y director del grupo de investigación Bruegel, en Bruselas.

AfD, el partido que ganó menos del 13 por ciento en las últimas elecciones a nivel nacional, tiene menos fuerza que la de nacionalistas de extrema derecha en países vecinos como Francia o Italia, donde los salarios están estancados y el desempleo para los jóvenes ha sido de dos dígitos durante años.

Sin embargo, quizá su fuerza aumente si la desaceleración actual se prolonga.

Aún no es seguro que eso suceda, pero los economistas sí advierten que a medida que la guerra comercial entre Estados Unidos y China sube de tono, las empresas alemanas empezarán a sentir los estragos.

La economía alemana se contrajo en 0,1 por ciento de abril a junio y tal vez se vuelva a contraer este trimestre; con eso, caería en la definición técnica de recesión, cuando los efectos de los aranceles del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empiecen a hacerse sentir. La previsión del gobierno alemán es que la economía solo crezca 0,5 por ciento este año, a diferencia del 1,5 por ciento del año pasado.

Y hay una ominosa coincidencia al factor económico: una encuesta reciente señaló que una mayoría de los alemanes no están satisfechos con la democracia.

"Tenemos todo un coctel de problemas internacionales", dijo Klaus Deutsch, economista principal en la Asociación de la Industria Alemana (BDI). Advirtió que esto podría darle argumentos de campaña a la extrema derecha.

"Dirán: 'Nada funciona; las grandes industrias están despidiendo gente; la globalización está generando problemas'", afirmó.

AfD fue establecido como un partido de corte antieuropeo en 2013, poco después de la crisis de la deuda soberana en Grecia que golpeó a la eurozona. El partido vio su gran oportunidad después de que Merkel dio acogida en el país a más de un millón de migrantes en 2015 y 2016.

Al avivar el miedo sobre los migrantes, la incidencia de delitos y el que las autoridades perdieran el control de esas personas, el AfD se convirtió en el primer partido de extrema derecha desde la Segunda Guerra Mundial en entrar al parlamento nacional en 2017. Desde entonces se ha vuelto una parte del paisaje político también a nivel local y regional.

Sin embargo, cuando el asunto de la migración dejó de ser una noticia con tanto peso, este partido ha estado buscando una nueva crisis a la cual sujetarse.

"El problema de los refugiados le ha otorgado votos a AfD hasta ahora, pero ese asunto está desapareciendo", dijo Mounk, el experto en populismo. "Así que una desaceleración sería un nuevo tema para ellos".

Algunos observadores mencionan que sería más difícil que AfD haga campañas con un asunto como la economía debido a que, a diferencia de la migración, no tiene una política radical que ofrecerles a los votantes que lo diferencie de los partidos tradicionales.

"AfD en realidad no tiene un perfil claro con respecto a la política económica", comentó Fratzscher, del Instituto Alemán de Investigación Económica.

Las encuestas muestran que los alemanes ahora se oponen a la llegada de nuevos refugiados.
Las encuestas muestran que los alemanes ahora se oponen a la llegada de nuevos refugiados.

Algunos analistas señalaron que las dificultades económicas en los últimos años han ayudado más a los populistas de izquierda en Europa —como la Coalición de Izquierda Radical, Syriza, en Grecia o el Movimiento de Cinco Estrellas en Italia— más que a los de extrema derecha.

En contraste, el populismo de extrema derecha "a menudo ha prosperado cuando hay un crecimiento económico sólido", señaló Holger Schmieding, economista principal en el Berenberg Bank. "Con ejemplos como Trump o el brexit".

Según Fratzscher, una variable más significativa que el crecimiento económico general para tratar de entender el ascenso del nacionalismo y el populismo de extrema derecha es la desigualdad económica, y la creciente polarización regional entre los relativos ganadores y los perdedores del crecimiento económico.

En las zonas rurales del norte y el este de Alemania, donde las aldeas y los pueblos cada vez más pequeños han perdido infraestructura importante como tiendas, escuelas y servicios habituales de trenes o autobuses, los niveles de ingresos absolutos de la gente tal vez no sean necesariamente tan bajos.

Sin embargo, se sienten abandonados por los políticos, que consideran no están dispuestos a atender sus quejas o no pueden hacerlo.

Si los políticos desean estabilizar no solo la economía de Alemania, sino también su democracia, deben empezar a invertir cantidades importantes de dinero en las zonas rurales para renovar los servicios de trenes, escuelas y mejorar la mala cobertura de banda ancha, señaló Fratzscher.

"El gobierno ha estado haciendo demasiado poco para combatir las desigualdades regionales", afirmó. "Ahora sería un buen momento para comenzar".

Copyright: c. 2019 The New York Times Company

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