Situaciones en pleno Outback: las maravillas del desierto australiano

Paisajes espectaculares y pueblos de 300 habitantes se pierden en una Australia despoblada aunque alcanzada por el desarrollo. Las reseñas de una visita por un escenario sacado de un cuento

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La imagen de una ruta en pleno desierto australiano (Getty)
La imagen de una ruta en pleno desierto australiano (Getty)

A dos horas de la plácida Adelaide, un deliciosa urbe de 1.2 millones de habitantes del sur de Australia, el estado más seco del país más seco del mundo, se abre un escenario inusitado.

El Valle de Clare primero y las estribaciones iniciales de lo que los Aussies llaman "Outback", no entregan más que paisajes espectaculares, pueblitos pintados de no más de 300 habitantes que, aunque perdidos en el medio de la nada, gozan de todas las comodidades del desarrollo, combinados con la imagen visual del oeste norteamericano que uno ve las películas de cowboys.

Australia se ha convertido en los últimos años en una potencia vitivinícola y muchos de los excelentes vinos del país se producen aquí. Cabernets, Merlots, Malbec -sí, sí, Malbecs, la perla inventada por los argentinos- y sobre todo finos Rieslings que son el orgullo de todos sus productores.

El Valle de Clare se encarama entre las primeras zonas que enarbolan ese orgullo. Enclavado entre las montañas aún boscosas de este lugar encantado que indican que -aun en poca cantidad- la existencia de agua, el pueblito en sí parece salido de un cuento. Surcado por un arroyo pequeño que cruza las propiedades construidas en las laderas de las montañas, Clare es prolijo, limpio, sano, con un cielo azul que contrasta con el recorte arbolado de las alturas, aunque uno ya percibe ese color rojo de la tierra rica en hierro pero seca, desesperada por recibir algo de lluvia.

El Valle de Clare es reconocido por las mejores cosas de la buena vida: deliciosa gastronomía gourmet, una rica herencia e historia y vinos de clase mundial. Quienes lleguen hasta aquí pueden visitar las bodegas, cenar y comer en una gran variedad de restaurantes y cafés adornados con un gusto propio de esa exclusividad que conservan los australianos.

El Outback australiano, en la ciudad de Nullarbor Plain, ubicado en el occidente del país (Getty)
El Outback australiano, en la ciudad de Nullarbor Plain, ubicado en el occidente del país (Getty)

Desde el centro de Clare se pueden alquilar bicicletas (el "Tour de Vines" ofrece un excelente servicio con buenísimos guías y muy buenas bicis) y recorrer el llamado Sendero del Riesling, una senda que se abre en medio de eucaliptos y viñedos salpicados de paisajes fotográficos llenos de pájaros coloridos y hasta de algún wallabie que se irá a los saltos en cuanto advierta la presencia de las bicis.

A mitad del recorrido, que completa unos veinte kilómetros de subidas y bajadas que se pueden llevar fácilmente sin necesidad de estar extremadamente entrenado, se puede almorzar en el restaurante de la bodega boutique Skillogalee, que es un emprendimiento familiar operado por sus propios dueños y ubicado en el corazón del pintoresco Clare Valley. El viñedo ofrece vinos artesanales pero de excelente calidad para competir con cualquier blanco o tinto del mundo. El restaurante en sí mismo es un hallazgo mezcla de rusticidad y buen gusto montañes, con una carta que sería la envidia de cualquier menú de una ciudad sofisticada de cualquier lugar del mundo. También se puede pernoctar en Skillogallee y experimentar la vida del viñedo desde adentro.

En el camino de regreso se pueden visitar como mínimo otros dos establecimientos que ofrecen cata de vinos y una pequeña historia de la tradición del valle.

Una escuela en el remoto pueblo de Birdsville, en el corazón del desierto (Getty)
Una escuela en el remoto pueblo de Birdsville, en el corazón del desierto (Getty)

De regreso, entre las opciones de alojamiento, The Mill Apartments, ofrece una opción no solo increíble por la propiedad en sí, sino por el sistema de confianza que es una muestra de cómo funciona este país. Por empezar, si uno hizo el check in temprano (para poder tomar el tour en bici) podrá dejar el equipaje allí y al regresar no habrá nadie. En una caja empotrada en la pared pero cerrada simplemente con unas grampas sin candados encontrará un sobre con la llave de su departamento, una nota de bienvenida y los datos para conectarse gratis a wifi. El equipaje estará en el departamento.

Las unidades son tan de "cuento" como todo el valle: con un balconcito trasero que da sobre el arroyo que cruza el pueblo, chimenea, un baño con un ventanal que da sobre el bosque y desde el cual uno puede mirar la puesta del sol mientras disfruta de un increíble baño de inmersión para relajar los músculos después de la bicicleteada.

Todo lo que encuentre en la cocina y en la heladera está incluido en el precio: habrá hasta huevos y panceta si quiere desayunar un omelette con tocino.

Viñedos en el Valle de Clare, al sur de Austrlia (Getty)
Viñedos en el Valle de Clare, al sur de Austrlia (Getty)

Pegado a The Mills, se puede cenar en el restaurante "Seed Winehouse + Kitchen" que funciona en una casa histórica construida en la década del ochenta del siglo XIX. El "Seed" ofrece tanto un ambiente íntimo para degustar un menú sofisticado como un bar encantador en donde uno puede relajarse con un trago previo a la cena, después de un día de exploración por el Valle de Clare.

Al día siguiente, el camino continúa hacia la tierra roja y las montañas que se parecen más a un cañón que a un cordillera, como si por aquí, hace miles de millones de años, hubiera corrido un río torrentoso que habría horadado esta roca llena de hierro, pero hoy inexcusablemente seca.

Flinders Ranges, en pleno "Outback", es una tierra que ocupa más del 80% del Estado de Sudaustralia. Hay aquí una enorme diversidad, con paisajes espectaculares, incluyendo el "Wilpena Pouns", Lake Eyre y Dalhouse Springs. Se trata de un lugar ideal para el turismo aventura y para hacer un rito del naturalismo, de la vida salvaje, de senderos en donde las 4×4 son un deber y el camping una opción para los que disfrutan de ese contacto íntimo con la tierra y con la naturaleza.

En el extravagante pueblo de Coober Pedy, incrustado en medio de la nada, se produce el 85% del ópalo que hay en el mundo, incluso ofrece la posibilidad de que los viajeros se alojen en habitaciones debajo de la tierra en las minas productivas. O también se puede hacer una parada en Orroroo, un pueblito de cuatro cuadras cuadradas que sin embargo tiene un encanto particular que es capaz de mostrar, en un pantallazo, el típico espíritu del pionerismo australiano.

Se crea o no, en otro pueblo, quizás algo más grande -Hawker- se puede visitar una galería de arte -la de Jeff Morgan- un muralista y naturista local que pinta murales increíbles que reflejan los paisajes del Flinders Ranges como si se tratara de la propia naturaleza. Allí pueden verse también interminables galerías que reúnen las rocas y piedras de una geología de millones de años, no solo de la zona, sino de toda Australia.

Un canguro rojo de pie en las praderas en el Parque Nacional Flinders Ranges en el interior de Australia (Getty)
Un canguro rojo de pie en las praderas en el Parque Nacional Flinders Ranges en el interior de Australia (Getty)

No hay mejor manera de unir esta naturaleza en estado puro con la confortabilidad más ambiciosa del primer mundo, que alojarse en el Rawnsley Park Station. De hecho, el lugar es una unidad productiva de esquilado de ovejas en pleno anfiteatro del Wilpena Pound, que anexó a su negocio central, la posibilidad de alojar viajeros en 28 unidades diseminadas en medio de esta naturaleza salvaje con el confort más pretencioso.

Desde allí se puede contratar una excursión en camionetas hasta la cima de las montañas para observar la puesta del sol. En el trayecto entre valles y laderas empinadas y siempre rocosas, se observan canguros, emus, las llamadas "águilas audaces" y miles de otros pájaros exóticos y coloridos parecidos a nuestros loros o cotorras pero de color rosado. El atardecer, acompañado de un buen vino y unos buenos quesos australianos, permite una vista completa del Chace Range.

Esos vinos y esos quesos salieron del Woolshed Restaurant en donde se puede cenar con espectaculares imágenes del Wilpena Pound y del Rawnsley Bluff.

La propiedad opera en conjunto con una compañía de tours aéreos que les permite a los viajeros que opten por ello, tener una perspectiva diferente de todo el valle y de las montañas del Flinders, tomando un vuelo de veinte minutos en un Cesna de cinco plazas. Cinthia Air Tours ofrece vuelos escénicos y safaris aéreos del Outback australiano. Partiendo de la base en Ceduna, a solo unos kilómetros de las unidades del Park Station, los vuelos muestran la "Far West Coast", el Nullarbor, y el lugar en donde se hicieron pruebas nucleares en Maralinga.

El Uluṟu, también llamado Ayers Rock, es una formación rocosa compuesta por arenisca ubicado en el centro de Australia, a 460 kilómetros al suroeste de Alice Springs (Getty)
El Uluṟu, también llamado Ayers Rock, es una formación rocosa compuesta por arenisca ubicado en el centro de Australia, a 460 kilómetros al suroeste de Alice Springs (Getty)

Por supuesto el viaje no estaría completo sin una explicación del origen aborigen de toda esta región y precisamente eso puede obtenerse en la "Old Wilpena Station", uno de los asentamientos más antiguos y mejor preservados de toda Australia del Sur. Un guía aborigen autóctono explica el significado de la flora, la fauna y la tierra y cómo la perdieron a manos de la civilización blanca. Toda esa historia se escucha y se vive mientras se camina por el Wilpena Creek y uno se traslada con la imaginación a los días en que aquí reinaba el pueblo Adnyamathanla.

El remate de esta excursión no puede ser mejor que un almuerzo con hamburguesas de canguro o chorizos de emus en el Prairie Hotel, literalmente en el medio de la nada en un paraje conocido como Parachilna. El hotel combina lo antiguo con lo moderno y lo sumerge a uno en una increíble dimensión de la hospitalidad que reina en medio del Outback. Cuando uno llega allí, de vuelta tiene esa sensación del pionerismo de este país, probablemente solo igualado por el "Destino Manifiesto" que inspiró a los colonos norteamericanos para conquistar el Oeste.

El restaurante del hotel es como un pub, sofisticado, de operación familiar, pero que ofrece un menú de calidad mundial junto a oportunidades para seguir disfrutando del turismo natural y de la exploración, que quizás sea la mejor palabra que define la visita a este lugar absolutamente increíble.

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