Salir de la zona de confort: llegó la hora de patear el tablero

Hacer un cambio significativo en nuestras vidas. De eso se trata, de barajar y dar de nuevo en pos de cumplir los sueños relegados. Cómo hicieron quienes se animaron, sin importar la edad. Consejos para lograrlo y para entender si tu mente, cuerpo y espíritu te están pidiendo volver a empezar.

Compartir
Compartir articulo
Dejar atrás la zona de confort y emprender el sueño pendiente implica miedos(Shutterstock)
Dejar atrás la zona de confort y emprender el sueño pendiente implica miedos(Shutterstock)

POR Verónica Salatino

La idea de abandonar todo y ponerse un chiringuito en la playa es casi un deseo universal. Sin embargo, quienes realmente se animan a hacerlo son muy pocos. Es que abandonar la zona de confort, la oficina, el sueldo fijo, la familia, una ciudad que conocemos de memoria o una carrera de años no es una decisión fácil.

Los miedos, angustias, la incertidumbre por el futuro juegan un papel tan importante que muchas veces nos paralizan y elegimos quedarnos donde estamos. Al menos por un tiempo más.

"Todos los cambios profundos implican temor a lo desconocido. Ante estas situaciones, pueden aparecer dudas por el resultado incierto de lo que vendrá. Es esperable que el miedo al fracaso nos paralice momentáneamente, pero debemos procurar que no llegue a impedir totalmente la acción", explica el Licenciado en psicología Santiago Bonomi, para quien muchas veces pensar en patear el tablero es resultado de una crisis vital.

Esto, según el especialista, puede venir de la mano de una sensación de insatisfacción, de infelicidad o, simplemente, porque queremos perseguir un sueño que teníamos postergado. En muchos casos, eso se da todo junto. Es decir, la postergación de ese anhelo trae la sensación de infelicidad.

"Yo entré a trabajar a un banco a los 19 años, en el mismo momento en el que empecé a estudiar. Tomé el trabajo pensando que era algo transitorio, ya que no era lo que me gustaba. Esa transitoriedad duró 18 años; en el medio estudié, me casé, tuve hijos y la decisión de dejar de trabajar en el banco estaba cada vez más lejos porque iba adquiriendo más compromisos personales que ese empleo estable me resolvía", cuenta Nataly Rojas (41), psicóloga.

"La idea de patear el tablero estaba siempre, pero nunca era el momento adecuado", confiesa hoy, a 2 años de haber cambiado radicalmente su vida y de haber apostado por lo que de verdad la moviliza: su profesión.

"Un día empecé a ir a trabajar fastidiosa, a sentirme mal, a no quererme levantar para ir al banco, a pasarla mal aunque el ambiente y la gente seguían siendo los mismos de siempre, comencé a tener discusiones con mi jefa y, paralelamente, mi pareja se estabilizó en lo laboral, por lo que pude empezar a planificar mi salida", suma Nataly, hoy al frente de su propio consultorio y desarrollándose a su vez como tutora pedagógica del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. "Empecé a hacer lo que realmente quería", dice con una voz que contagia entusiasmo.

(Shutterstock)
(Shutterstock)

Hacerle frente al miedo

Carolina Varzabetian, fundadora de Womaneconnect desde 2014, se dedica a realizar CreativeMentoring®, ayudando a otras mujeres a patear su propio tablero y emprender. Pero antes, ella misma pasó por esa experiencia. "Para mí, fue la posibilidad de ver el mundo con otros ojos", explica.

Y continúa: "Yo siempre estudié lo que creí que me hacía feliz, o me hizo en el tiempo de estudio. Trabajé desde muy chica para vivir; al tercer año de mi carrera ya ejercía mi profesión y puedo decir que la inconformidad tuvo un reflejo en mi cuerpo con una enfermedad".

Así, comenzó a transitar un camino de autoconocimiento y empoderamiento personal, que hicieron que dejara a un lado a la diseñadora gráfica y se convirtiera en la mentora y motivadora que es hoy.

Según su experiencia, los miedos más habituales que tenemos ante la posibilidad de hacer un cambio de timón son imaginarios. "Como no hicimos antes ese camino, le ponemos atribuciones con nuestro hermoso cerebro que no siempre son ciertas, pero nos mantiene fuera de la toma de decisión", dice Carolina.

¿Cuáles son esos temores? ¡Miles! Pero los más habituales, según la experiencia de Nataly, están centrados en perder la comodidad y las garantías que da un trabajo fijo. "Pero todo eso también viene acompañado de la sensación de no poder seguir así", suma la psicóloga que fue por más y dejó su estabilidad y un trabajo seguro en un banco por dedicarse de lleno a su profesión.

Tampoco es cuestión de no sentir miedo. Por el contrario, ¡es buen síntoma! Si no le tuviéramos miedo a lo nuevo, algo andaría mal. "Es la manera en la que tu cerebro te indica que no tomes riesgos", explica Bonomi, quien aconseja: "no trates de escapar al temor; avanzá con él, de a poco irá disipándose".

Después de eso, viene la incertidumbre y, un poquito más tarde, eso que estabas buscando: sentirte realizada y feliz con la decisión que tomaste. Así que no pares, seguí caminando, que en algún momento se despeja y sale el sol.

¡Ay, sí. Decirlo es tan fácil! Lo sabemos, por eso le preguntamos al psicólogo cómo podía ayudarnos. Anotá este tip que nos dio: "Cuando inicies un nuevo proyecto, fijate metas posibles para que puedas cumplirlas y entonces sentirte realizada. Tené en cuenta que si te ponés metas muy altas, eso conlleva grandes esfuerzos para alcanzarlas y muchas veces conduce a sentimientos de impotencia y frustración por no poder obtener el éxito buscado".

Y hay más, porque aunque suene feo, es bueno recordar que todas podemos fracasar, pero que no siempre eso es algo malo. "Muchas veces equivocarse es parte del aprendizaje y del crecimiento", dice Bonomi.

Manos a la obra

Sabemos que eso de aprender de los propios errores suena divino, pero que preferimos que fracase otro. Por eso, te acercamos un mix de consejos que nos dieron nuestros especialistas, para que así puedas pegar el salto al vacío y caer bien parada.

La fundadora de Womenweconnect no cree para nada en los "paso a paso", por lo que su primer tip es fluir, sin seguir estructuras. Más allá de esto, destaca que conectarse con las curiosidades propias es una buena manera de empezar. "Ojo, no dije pasiones sino curiosidades; algo que mientras crecemos vamos perdiendo", aclara. Algo así como volver a ser niñas.

Otro tip es buscar círculos de pertenencia. "Cuando queremos patear el tablero, mayormente mucho de lo que rodea a ese tablero ya ha decantado su paso en nuestra vida", explica Varzabetian. Así, buscar gente que hable el mismo idioma que una es fundamental, pero al parecer también es importante tejer otro tipo de redes.

"Lo que te puede ayudar a dar el primer paso es el apoyo de la gente querida, fundamentalmente de la pareja, familia y amigos cercanos", dice Bonomi; y Nataly coincide con eso: "Yo no estuve sola, me apoyó mucha gente. Quizás ellos creían más en mí que yo".

Por último, la constancia es vital, incluso si sentís incomodidad. "Nuestro cerebro está acostumbrado a hacer ciertas cosas y ante cada cambio, grita absorto ´noooo, no quiero gastar más oxígeno, volvé a la comodidad´. Es ahí donde hay que persistir; como en la creatividad, las buenas ideas vienen cuando el grifo de agua corre mucho tiempo", dice la mentora de emprendedoras (¡y pateadoras de tablero!).

¿Todavía tenés dudas? ¡Tranquila! El psicólogo Bonomi viene al rescate: "Acordate de que nunca es tarde para perseguir un sueño. Conozco personas que cambiaron significativamente su vida a una edad avanzada. Siempre podés modificar tu realidad para hacerla más atractiva e interesante. Depende de vos". ¿Qué estás esperando?

SEGUÍ LEYENDO: