
El encuentro erótico sexual no comienza en el momento en que uno o la pareja se dispone a recorrer el cuerpo y los genitales con la finalidad de sentir placer. Comienza en aquel instante en que las fantasías, las ganas, las sensaciones corporales indican que el deseo erótico está comenzando a aparecer.
Por lo tanto, prepararnos por anticipado a lo que va a suceder “enciende” el cuerpo y las sensaciones antes de la concreción del encuentro sexual. La erótica es todo ese conjunto de acciones que sí mismas son altamente estimulantes que no son previas al coito, son parte de la misma experiencia sexual.
Acercarse, comunicar, decir lo que gusta, desvestirse, abrazarse, besarse, elegir lugares poner música, acordar ver una película erótica, usar cremas, masajes, etc., son algunas de las expresiones más comunes. Cada pareja tiene la libertad de hacer lo que le gusta siempre que exista acuerdo.

Hay parejas que llegan a mejores acuerdos que otras, me refiero a cuando uno disfruta de una práctica y el otro no tanto, sin embargo, lo hace para darle placer al otro. En esta categoría de mínimos desacuerdos entran las discronaxias sexuales, es decir, cuando a uno le place más a la mañana y el otro a la noche, o en la semana no y los fines de semana sí. También las poses preferidas para uno y no tanto para el otro pueden generar algún conflicto, sobre todo cuando las parejas usan la cama para dirimir cuestiones de poder.
El sexo oral supo abrirse paso y rompió con muchos pudores y creencias limitantes, sobre todo para las mujeres. Después de la primacía del coito, las parejas, sobre todo las heterosexuales, supieron aventurarse al sexo oral como una forma de salir del sexo procreativo y empezar a disfrutar de una sexualidad más abierta, alejada (un poco) del coitocentrismo. El sexo oral en el erotismo heterosexual fue ocupando su lugar con la condición de práctica previa a la penetración. Muy diferente es el erotismo homosexual, tanto femenino como masculino, que no se centra únicamente en el coito, sino en el contacto de los cuerpos, el sexo oral, la masturbación, etc.

La práctica del sexo oral
El sexo oral es una práctica muy placentera porque estimula zonas de mucha inervación y vascularización (glande, prepucio, testículos, labios mayores y menores, introito de la vulva, clítoris, etc.). Quienes lo disfrutan seguramente lo incorporan como una experiencia que debe estar en todo encuentro erótico. Lo ideal es que el juego estimule previamente otras zonas no genitales que preparan o caldean el cuerpo.
Las áreas que rodean a los órganos genitales suelen ser también muy estimulantes: alrededor de los labios mayores, el pliegue inguinal y, en los hombres, entre los testículos y el ano, ya que ahí se localiza la prolongación interna de los cuerpos cavernosos del pene. Sin embargo, las zonas más ricas para disparar el goce son el clítoris y los labios menores y en los hombres la estimulación del prepucio y el glande.
También el ano es una zona que se excita al paso de la lengua. La mujer disfruta con los movimientos rítmicos que de la lengua que recorre sus genitales, pero aconsejo cambiar la intensidad y el ritmo para ir elevando el nivel de sensaciones. El juego puede tener momentos más fuertes y otros más calmos, siempre y cuando exista acuerdo y ninguno se sienta exigido a hacer algo que no le gusta.

El sexo oral sobre el pene se puede extender a los testículos. El glande el pene es la zona más rica en terminaciones nerviosas y se excita al mínimo roce. Pedir al partenaire sexual que modifique la presión o que varíe los movimientos de la lengua ayuda a buscar juntos zonas de más placer.
También hay que tener en cuenta que existen clítoris que son más sensibles, y hasta dolorosos, y hombres que ante el mínimo roce del glande tienden a eyacular.
Los tips más recomendables son:
1-No empezar el encuentro sexual con sexo oral, estimular otras zonas que caldeen el cuerpo.
2-Acordar juntos tener este tipo de práctica.
3-Aunque muchos se resisten, el uso de profilácticos o del campo de látex están indicados para protegerse de infecciones de trasmisión sexual.

4-Recordar que hay personas que son muy sensibles a los olores (otras no lo son, al contrario, las estimula). En estos casos la higiene previa es recomendable.
5-El sexo oral debe variar de ritmo e intensidad según se vaya dando la interacción.
6-El sexo oral es una experiencia sensorial rica y potenciadora de estímulos, hay que despojarse de prejuicios y entregarse a probarlo. Tanto mujeres como hombres tienen prejuicios: “va a pensar que lo hice con muchos hombres” o “no quiero que la madre de mis hijos me haga eso”. Hay otros relacionados con el olor y la lubricación lo cual impide que muchas mujeres lo practiquen. En estos casos, el uso de cremas, geles de diferentes gustos ayudan a vencer las resistencias.

Por suerte las personas disfrutan cada vez más libremente del sexo oral. Poco a poco los prejuicios van cayendo, sobre todo aquel que considera que el sexo se hace para complacer al otro. La regla es: me complazco, te complazco, nos complacemos juntos.
* Walter Ghedin es Médico psiquiatra y sexólogo
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