Posiblemente se trate de la gran vedette de La Semana de la Dulzura. Dos galletitas, separadas por un relleno de dulce de leche o mermelada y bañadas por chocolate. Sencillamente, el alfajor es la opción ideal en la Argentina tanto para saciar un antojo de dulces como para dar un regalo especial a la pareja en ese momento preciso.
Las estadísticas lo confirman: los argentinos son fanáticos de los dulces. Las galletitas y los postres son consumidos a diario por 9 de cada 10 personas en el país, según una investigación realizada por la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). Esa realidad no hace más que confirmar los resultados de un informe llevado a cabo por Kantar Worldpanel: "con siete kilos per cápita por año, el valor de consumo de los argentinos en galletitas y dulces es superior al de Brasil, que es de 4,9 kilos, y al de México, de 2,8 kilos".
Asimismo, el rey de los snacks dulces en el país es el alfajor. Una encuesta realizada por Voices! durante el 2015, en el marco de la celebración de los 50 años de la Federación de Trabajadores Pasteleros, reveló que el 40% de los argentinos consume esta golosina de manera semanal o incluso con más frecuencia.
Quizás el más tradicional en el país, sinónimo de chocolate y buenos momentos, es el Havanna, que abrió su fábrica el 6 de enero de 1948 en Mar del Plata y a través de los años logró expandirse, primero por la Costa Atlántica, más tarde por todo el país, y más recientemente en el resto del mundo. También aparece el clásico Terrabusi, que fue lanzado al mercado en el año 1980 porque, según se explicó desde la fábrica Kraft, "en aquella época, era muy difícil conseguir un buen alfajor, a menos que algún conocido viajara a Mar del Plata".
El 40% de los argentinos consume alfajores de manera semanal o incluso con más frecuencia
Argentina es el consumidor por excelencia de este producto, que nació en realidad por las lejanas tierras del oriente, pero que logró una identidad completamente diferente a la original. El escritor gastronómico Ismael Galiana, define al alfajor en su libro "Insólita Murcia": "Palabra castellanizada del árabe que significa panal de miel. Una torta de miel, almendras y avellanas, esencia de bergamoto, una pizca de canela y anís, emparedada entre obleas. Se elabora principalmente cuando es tiempo de navidad, en casas y pequeñas confiterías, sobre todo en el noroeste murciano."
De esta manera, este dulce de origen árabe, más parecido a lo que hoy se conoce como turrón que al clásico alfajor argentino, consistía de una base de pasta de almendras, nueces y miel. Luego se introdujo en el resto de España hasta que en su momento cruzó el océano. El filólogo español Manuel Alvar López explicó que "el alfajor sigue siendo un término meridional. Los alfajores andaluces se llevarían a América y ahí siguen con su denominación, aunque se hacen con otros productos".
De origen árabe, este dulce más parecido a lo que hoy se conoce como turrón que al clásico alfajor argentino, consistía de una base de pasta de almendras, nueces y miel
Algunos sostienen que el pionero que creó el alfajor argentino propiamente dicho fue el químico francés Augusto Chammás, que abrió en Argentina una fábrica de dulces, entre los que se destacaba un alfajor redondo. Sin embargo, no todos están de acuerdo. Otra corriente sostiene que el primero en masificarlo fue el santafesino Hermenegildo Zuviría, apodado "Merengo". Lo cierto es que la historia no se pone de acuerdo, al margen de la convicción a la que se apele para desarrollar las teorías.
En el artículo 761 bis del Código Alimentario Argentino se entiende por alfajor "el producto constituido por dos o más galletitas, galletas o masas horneadas, adheridas entre sí por productos, tales como, mermeladas, jaleas, dulces u otras sustancias o mezclas de sustancias alimenticias de uso permitido. Podrán estar revestidos parcial o totalmente por coberturas, o baños de repostería u otras sustancias y contener frutas secas enteras o partidas, coco rallado o adornos cuyos constituyentes se encuentren admitidos en el presente Código".
Así entienden hoy los argentinos al alfajor, y cada provincia tiene su marca preferida y autóctona que la define. Esta golosina con siglos de historia fue transformándose a través de los tiempos y las tierras, adaptándose a cada cultura y pueblo en el que apareció. De chocolate, frutas, maicena; recubierto con azúcar o decorado con frutas secas. Hoy es parte de la identidad argentina y uno de los snacks preferidas de los habitantes del país, y forma parte de la cultura gastronómica de estas tierras.
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— Tendencias (@InfobaeTrends) July 4, 2016