Así es como una red de cables submarinos asegura el servicio de internet en América Latina

El funcionamiento de estos cables puede compararse con las autopistas que conectan grandes ciudades. En vez de asfalto, se basan en fibra óptica

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Los cables submarinos de fibra
Los cables submarinos de fibra óptica viajan miles de kilómetros. (Imagen ilustrativa Infobae)

Atrás quedan los días en que la conexión entre continentes dependía únicamente de llamadas telefónicas internacionales y el retardo de los enlaces satelitales. Actualmente, la infraestructura que comunica a América Latina con el resto del planeta está formada, en su mayoría, por una red de cables submarinos que cruzan los fondos del océano y permiten que las actividades digitales y el flujo de información nunca se detengan.

Esta red es la base silenciosa que soporta internet y las telecomunicaciones modernas, aunque pocos perciben su existencia cada vez que envían un mensaje, acceden a plataformas de video o juegan en línea con usuarios a miles de kilómetros de distancia.

El trayecto invisible de los datos

El funcionamiento de estos cables puede compararse con las autopistas que conectan grandes ciudades. Los datos, similares a vehículos, recorren estas ‘súper carreteras de la información’ construidas bajo el mar. La evolución tecnológica ha permitido que el volumen y la velocidad de transferencia sean exponencialmente mayores que en los tiempos de los primeros cables telegráficos que enlazaron Europa y América. Hoy, los cables submarinos están formados por fibras ópticas que transportan la información mediante pulsos de luz. Cada fibra, protegida por varias capas resistentes, garantiza durabilidad frente a condiciones marinas adversas y accidentes como anclas de barcos, actividad volcánica o percances pesqueros.

Una de las redes de
Una de las redes de cables submarinos de América Latina y el Caribe. (Liberty Networks)

Estos cables cuentan con dispositivos que amplifican las señales ópticas, permitiendo que los datos viajen distancias de miles de kilómetros sin pérdida de calidad. Al llegar a tierra, se conectan a estaciones de aterrizaje situadas en diversos puntos estratégicos de América Latina, lo que permite integrar el tráfico internacional al sistema local y regional. De ahí, la información se distribuye a gigantescos centros de datos donde servidores trabajan ininterrumpidamente para almacenar, procesar y transmitir la información que mueve la vida digital actual.

Todo este proceso requiere gestiones logísticas de grandes proporciones. Por ejemplo, la empresa Liberty Networks emplea alrededor de 50 mil kilómetros de cable submarino de fibra óptica y una capacidad activada de 28 terabytes para asegurar una transmisión de datos que conecta más de 30 países en América Latina y el Cariba.

El reto de mantener la conectividad regional

La importancia de estos cables trasciende el ámbito técnico; su funcionamiento estable es esencial para el desarrollo económico y social de la región. Una interrupción, por pequeña que sea, puede provocar desde demoras en videollamadas hasta la desconexión total de servicios críticos. Para minimizar estos riesgos, las empresas dedicadas a telecomunicaciones emplean buques especializados capaces de identificar y reparar averías en el fondo oceánico, operaciones que pueden suponer inversiones de millones de dólares. Asimismo, se implementan sistemas de respaldo o rutas alternativas que aseguran la continuidad del servicio durante incidentes imprevistos.

El funcionamiento de las redes
El funcionamiento de las redes Wifi depende, en última instancia, de la infraestructura de cables submarinos que conectan continentes. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El mantenimiento continuo abarca mucho más que simples reparaciones. Se requiere renovar equipamientos, actualizar protocolos de seguridad tanto físicos como digitales y mantener sistemas de energía y enfriamiento en los centros de datos. Este esfuerzo responde a una demanda creciente debido a la expansión de tecnologías como el 5G, la inteligencia artificial, la nube y el teletrabajo. Las expectativas actuales de usuarios y mercados exigen velocidad, disponibilidad constante y ausencia total de interrupciones, lo que obliga a anticipar necesidades y escalar la infraestructura constantemente.

América Latina, gracias a la presencia de múltiples estaciones de aterrizaje y cables submarinos, participa activamente en la economía digital global. Estos enlaces no solo permiten la transmisión inmediata de datos entre países y continentes, sino que también representan oportunidades para el crecimiento tecnológico, educativo y comercial de la región. Así, la red de cables submarinos se consolida como la arteria esencial del internet latinoamericano, manteniendo conectados a millones de personas y posibilitando la vida digital tal como se conoce hoy.