
Pareciera que algunas personas tienen la habilidad de expresarse de tal manera que sus palabras resultan convincentes incluso cuando carecen de sustento. Sin embargo, la inteligencia artificial (IA) tiene algo que decir sobre las personas mentirosas.
Un modelo de inteligencia artificial especializado en procesamiento del lenguaje natural ha identificado una serie de patrones lingüísticos que, si bien no constituyen pruebas concluyentes de engaño, suelen estar presentes en personas que no dicen la verdad. Estas observaciones se basan en el análisis de grandes volúmenes de conversaciones escritas y habladas.
El uso de afirmaciones enfáticas como estrategia retórica
Las expresiones que apelan a la sinceridad explícita son recurrentes en los discursos de quienes intentan generar confianza sin ofrecer evidencia objetiva. Entre las frases más utilizadas se encuentran:
- “Créeme que...”
- “Te digo la verdad...”
- “Sinceramente...”
- “Para que veas que no miento...”

El modelo señala que estas construcciones no indican necesariamente una mentira, pero tienden a aparecer con mayor frecuencia cuando una persona intenta persuadir al interlocutor sobre su honestidad sin aportar elementos verificables.
Frases que buscan cerrar el tema o desviar la atención
Los intentos por poner fin a una conversación o evitar dar más explicaciones también pueden reflejar una estrategia evasiva. Frases de este tipo incluyen:
- “Eso ya lo expliqué.”
- “No tengo nada más que decir.”
- “No vale la pena seguir hablando de esto.”
- “Lo que pasó, pasó.”

Este tipo de respuestas puede ser utilizado para evadir preguntas adicionales, reducir la exposición a contradicciones o evitar la elaboración de detalles que podrían ser verificados.
Formulaciones retóricas o desafiantes
En algunos casos, el discurso de una persona que miente puede incorporar preguntas retóricas o expresiones desafiantes que buscan invertir la carga de la prueba. Algunas de las más frecuentes son:
- “¿Por qué mentiría?”
- “¿Tú crees que soy capaz de eso?”
- “¿Quién te dijo eso?”
- “¿Y tú me crees capaz?”

Estas frases, según el análisis del modelo, no responden directamente a los hechos consultados, sino que trasladan el foco hacia la credibilidad o la supuesta irracionalidad de sospechar del hablante.
Generalizaciones y vaguedades como mecanismos de evasión
Otra estrategia frecuente consiste en utilizar afirmaciones amplias o poco precisas que eluden detalles concretos. Algunas expresiones típicas incluyen:
- “Eso es lo que dicen todos.”
- “Siempre ha sido así.”
- “No sé exactamente, pero algo así fue.”
- “Es una larga historia.”

Este tipo de lenguaje reduce la posibilidad de verificación y dificulta establecer un relato coherente.
Lenguaje corporal y otros indicadores no verbales
Además del contenido verbal, la inteligencia artificial señala que ciertas señales no verbales pueden acompañar los intentos de engaño. Estos indicadores incluyen cambios en la entonación, pausas anómalas, gesticulación limitada, evasión del contacto visual y patrones de respiración alterados.
Aunque estos elementos no tienen valor probatorio por sí solos, su aparición simultánea con patrones lingüísticos inconsistentes puede ser significativa.

Cómo identificar una mentira, según la psicología
Identificar una mentira es un proceso complejo que ha sido ampliamente abordado por la psicología. Según el psicólogo Paul Ekman, investigador de la Universidad de California y experto en el estudio de las emociones, las microexpresiones faciales pueden ser señales clave para detectar el engaño.
Estas expresiones, que duran apenas una fracción de segundo, revelan emociones que la persona intenta ocultar, como miedo, culpa o incomodidad, y suelen no coincidir con el mensaje verbal.

Un estudio publicado en la revista Psychological Bulletin analizó más de 100 investigaciones sobre el comportamiento de los mentirosos. La conclusión fue que quienes mienten tienden a ofrecer menos detalles, hablar de forma menos fluida, cometer errores al expresarse y presentar un discurso más estructurado pero menos natural.
Por su parte, Aldert Vrij, profesor de Psicología en la Universidad de Portsmouth, sostiene que el lenguaje corporal también ofrece pistas importantes. En su libro Detecting Lies and Deceit, afirma que los mentirosos suelen evitar o forzar el contacto visual, repiten frases para ganar tiempo y limitan sus movimientos corporales.
Los especialistas coinciden en que ninguna señal es concluyente por sí sola, pero el análisis de patrones y del contexto puede ayudar a detectar el engaño.
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