Asesor legal de otros presos, picado por una araña y sin visitas: cómo vive en la cárcel Martín del Rio

Martín Santiago Del Rio recorre las celdas del Pabellón 3 de la Unidad N°48 de San Martín con una copia del Código Penal bajo el brazo, como si fuera un evangelizador. El hombre que asesinó a sus padres a balazos en una mansión de Vicente López en agosto de 2022 pasa gran parte de su tiempo ayudando a otros presos con consejos jurídicos. No es abogado, pero en sus casi tres años de encierro leyó obsesivamente sobre leyes argentinas y asiste a otros reclusos. Es su pasatiempo y una de las pocas actividades que realiza después de haber sido condenado por un jurado popular a prisión perpetua a fines de 2024.

Sus días de encierro no son sencillos: no recibe visitas, sólo le llega una encomienda de alimentos una vez por semana y una araña lo pico dos veces y casi pierde las dos piernas por esa situación.

Del Rio espera la llegada de los martes con una ansiedad especial. Sabe que ese día arribará al penal un remís que le dejará una encomienda cargada con distintos tipos de alimentos. El paquete parece una ironía, porque la envía su familia.

Eso, además, lo más cercano o parecido a una visita que tiene. Desde que quedó encerrado, prácticamente nadie de su entorno se acercó al penal. Ni siquiera lo llaman por teléfono. Sólo recibe los alimentos, que son entregados por el chofer del remís.

Del Rio está encerrado en el pabellón N°3 del penal de San Martín desde el primer momento de su detención. “Es un lugar de encierro para gente tranquila. No tiene contacto con el resto de la población carcelaria. No es un beneficio el que tiene. Es simplemente la organización de la cárcel para que exista armonía entre los detenidos”, explica alguien de ese centro de detención.

El parricida no trabaja dentro de la cárcel. Lo intentó, pero los cupos estaban completos. Por eso goza de un enorme tiempo libre que intenta ocupar leyendo el Código Penal y algunos libros de ocasión. Además, aprovecha para revisar los escritos que presenta su defensa. Inclusive, le solicita a su abogada, la doctora Mónica Chirivín, que le muestre cada documento antes de ser entregado, para ser él quien le da el OK final.

Del Rio debe acostumbrarse a estar encerrado. Es que pasará el resto de su vida en prisión. Así lo decidió un jurado popular el 13 de diciembre del año pasado. Los doce ciudadanos entendieron que fue él quien asesinó a José Enrique Del Rio y Mercedes Alonso en agosto del 2022 en la mansión que el matrimonio tenía en Vicente López.

La reconstrucción que se plasmó luego del juicio es simple y ayuda a entender de manera sencilla cuál fue la condena. El 28 de agosto de 2022, José Enrique Del Rio y su mujer María Mercedes Alonso fueron encontrados asesinados a tiros dentro del Mercedes Benz que solían utilizar. El auto estaba estacionado en el garaje de la imponente mansión que tenían en Vicente López.

La primera en ser detenida fue la empleada doméstica Ninfa Aquino, que incurrió en una serie de inconsistencias en su relato. Finalmente, no tuvo que ver directamente con los homicidios y fue sobreseída.

Luego, aparecieron las cámaras de seguridad y el caso dio un giro. Los fiscales Alejandro Musso, Marcela Semería y Martín Gómez, junto a los agentes de las DDI de San Isidro y Vicente López, descubrieron que, en una cámara privada lejana de la zona, se observaba a alguien saliendo de la mansión, justo en el momento en que se cree que se cometieron los crímenes.

Así se llegó a descubrir que el asesino tenía una renguera muy particular, la misma que tenía Martín Santiago Del Rio, el hijo del matrimonio asesinado.

La lupa de los fiscales comenzó a centrarse en él. Luego, aparecieron diversos elementos que lo comprometieron aún más: movimientos de las antenas del celular, una amante que confesó cosas relevantes, seguimientos a su camioneta, la pericia a su celular y, finalmente, una indagatoria plagada de contradicciones.

Con todo esto, Martín Santiago del Rio quedó como el único acusado y luego condenado.

A finales del 2024, Del Rio, que padece diabetes, vivió una situación particular. Mientras estaba durmiendo, una araña lo picó en dos oportunidades en la plata del pie. Comenzó a sentirse mal y tuvo que ser asistido dentro del penal.

“Existió la posibilidad de que le amputasen las dos piernas por el tema de las picaduras y la diabetes”, comentó alguien que lo conoce.

Sin embargo, su situación mejoró con el correr de los días. Incluso, sus compañeros de pabellón encontraron la araña y la entregaron a las autoridades para que sea estudiada.

Aunque parezca un tanto insólito, teniendo en cuenta el contundente desarrollo que tuvo el juicio en su contra, Del Rio se despierta todos los días con la esperanza intacta de salir en libertad. Así se lo hace saber a sus abogados defensores. Derrocha, según las personas que comparten su día a día, un entusiasmo singular por una hipotética salida de la cárcel.

En las últimas horas, existió una novedad que le trajo una mayor esperanza. La Cámara de Casación decidió admitir un planteo realizado por su defensa en el que solicitan que se anule el juicio que se hizo en su contra y se produzca uno nuevo. El argumento tiene que ver con una supuesta contaminación del jurado a la hora de decidir la prisión perpetua.

Desde el momento de su detención, Del Rio fue alojado en la Unidad N°48. Nunca fue trasladado. En el transcurso de estos años su mujer ejecutó el divorcio, sus hijos consultaron para cambiarse el apellido y su hermano lo fue a visitar una sola vez para pedirle explicaciones de por qué había asesinado a su padre.

“Diego necesitaba que le diga en la cara lo que había hecho y le explicara por qué”, recordó alguien de la familia. Nunca lo consiguió.