Un caso escabroso sacudió a la provincia de Córdoba, luego de que se conociera que un hombre, de 43 años, había asesinado de un disparo a su pareja, de 40 años, para después suicidarse durante una discusión en una vivienda de Villa María. En la escena se encontraban los hijos de la pareja que corrieron en busca de ayuda, pero al regresar la pareja ya se encontraba muerta.
El episodio ocurrió este viernes cerca de las 18 horas en un domicilio ubicado en la calle Jujuy al 1400, en el barrio Centro Norte, cuando los niños de 4 y 5 años solicitaron auxilio a un gendarme que transitaba por la zona. En la casa, los padres sostenían una brutal discusión que terminó en dos muertes.
“Estamos en presencia de un femicidio seguido de un suicidio”, aseguró el fiscal a cargo de la investigación René Bosio al plantear que el hombre habría utilizado una escopeta y aparentemente una pistola calibre 9 milímetros para acabar con la vida de ambos. En el lugar también se hallaron, al menos, otras 10 armas de fuego y gran cantidad de municiones, debido a que el responsable se dedicaba a impartir clases de tiro.
De acuerdo a la información publicada por ElDoce.tv, la pareja estaba en proceso de separación, pero esa tarde el acusado había citado a la mujer en el domicilio, por lo que asistió con los dos pequeños que nacieron fruto de la relación. A pesar de que no se determinó cuál fue el motivo detrás de la pelea, se constató que los menores de edad se habían quedado afuera de la casa y, al notar que la situación se tornaba violenta, cruzaron el camino para pedir ayuda.
En el medio del trayecto, los niños coincidieron con un gendarme que regresó a la vivienda con ellos. Fue en ese momento que escucharon los disparos, por lo que ingresó a la fuerza y descubrió los cuerpos de la pareja sin signos vitales. Por este motivo, solicitó la presencia de la Policía y la intervención de la Fiscalía de Tercer Turno que ya ordenó las primeras pericias, entre ellas, el traslado de los cuerpos a la morgue judicial para que les practiquen las autopsias correspondientes.
A principios de noviembre, la provincia ya había quedado conmocionada por la muerte de Aralí Vivas, la nena de 8 años que fue encontrada muerta y con signos de abuso tras un incendio en la localidad de Brinkmann. Por el hecho fueron detenidas tres personas: la madre de la menor, Rocío Milagros Rauch (28), imputada como partícipe necesaria, el padrastro de la víctima, Ezequiel Simeone (33), y uno de sus amigos, Cristian Hernán Varela (40), acusados de haber sido coautores del crimen.
A pesar de que la primera carátula que le asignaron al caso era homicidio calificado por el vínculo, la figura fue modificada a homicidio criminis causa después de que se sospechara que los acusados la habrían asesinado para tapar un delito previo, es decir, el ataque sexual. La hipótesis se reafirmó luego de que uno de los imputados declarara que “era costumbre abusar de esa niña”. La pena que podrían recibir si son encontrados culpables es la prisión perpetua.
Según el informe forense, la muerte de la nena se produjo sobre la medianoche del viernes 1° de noviembre, unas 14 horas antes de que los policías hallaran el cuerpo de la niña. Durante ese tiempo, dos menores convivieron con el cadáver de su hermana, mientras que los adultos responsables los habían abandonado en el domicilio.
No obstante, los resultados de la autopsia confirmaron que la víctima murió antes de que se incendiara la casa, ya que no se encontraron restos de monóxido de carbono en los pulmones. Por el contrario, si detectaron un traumatismo en la zona craneal, según los detalles brindados por MDZ.
Hasta el momento, la Justicia sostiene que tanto Simeone como Varela habrían sido los autores del abuso sexual que habría sido cometido días antes del crimen. Sin embargo, ambos se negaron a declarar en la indagatoria que estaba pactada para este viernes. Asimismo, se conoció que la fiscal a cargo del caso, Yamila Di Tocco, podría apartarse de la instrucción en 2025.