El año que viene cumplirán dos décadas las imágenes en blanco y negro que se ven en cuatro de los cinco videos que ilustran esta nota y a los que accedió Infobae. Las que son a color recién en 2025 tendrán 20 años. Todas fueron desestimadas por el fiscal Diego Molina Pico, el primero que investigó el crimen de María Marta García Belsunce. El miércoles pasado salieron de las sombras y fueron proyectadas por la fiscalía en el juicio que se desarrolla contra Nicolás Pachelo ante el Tribunal Oral Criminal N°4 de San Isidro, en una de las jornadas más incómodas para el acusado.
Las cámaras ocultas, de eso se trata, fueron filmadas por un investigador privado contratado por la familia de la víctima -certificadas ante escribano público- y se hicieron siguiendo la pista provista por el propio hermano de Pachelo, Francisco, en una charla con John Hurtig: “‘Nicolás estaba con un (arma calibre) .32 largo días antes del homicidio de tu hermana en la tosquera (familiar), tirando tiros. Esto me lo contó el peón de la tosquera. Me dijo que se fueron a comprar balas .32 largo, que lo subió al auto y le dijo que se la iba a regalar’”, así lo blanqueó el medio hermano de María Marta cuando declaró como testigo en el juicio.
¿Por qué son relevantes los videos? Porque a María Marta su asesino le disparó seis tiros en la cabeza calibre .32 largo y lo hizo con un revólver.
El miércoles pasado, el testigo Carlos Alberto González, el investigador privado que logró esas imágenes, no sólo contó cómo trabajó en 2003 y 2005, sino que dio detalles de cómo fue la certificación ante escribano -que fue aportada en la causa- y les mostró a los jueces el peculiar maletín rectangular negro que llevaba consigo: en su interior había una videograbadora VHS. Les indicó dónde estaba la cámara, dónde el micrófono y que la cinta tenía una duración de unos 45 minutos. Todo fue digitalizado por la Policía de la Ciudad.
González, que fue policía de la Bonaerense, dijo: “Nadie me citó a declarar antes de 2017”, en relación al inicio de la investigación que culminó con Pachelo en el banquillo de los acusados tras la instrucción de los fiscales Andrés Quintana y la fallecida María Inés Domínguez de la UFI N°3 de Pilar, luego de la absolución de Carlos Carrascosa.
Y agregó el investigador privado cuando le preguntaron por qué las filmaciones no llegaron a manos del el fiscal Molina Pico: “Siempre esperé una citación. Yo no me podía presentar espontáneamente”. Fueron tres los videos, dos en blanco y negro y el tercero a color, los que presentó González, y los que se vieron durante la audiencia, y todos los filmó con el portafolio falso.
En el primero, hecho en noviembre de 2003, se ve cuando fue a comprar las municiones calibre .32 largo a los mismos lugares donde la familia de María Marta tenía el dato de que había ido a Pachelo. Pagó 11 pesos por la docena de balas y se las vendieron sin que tuviera que exhibir credencial de legítimo usuario de armas: “Costaron 4.50 pesos las nacionales y 6.50, las importadas”, reveló.
Las otras dos cámaras ocultas fueron en 2003 y 2005 a Mario Rivero, un ex empleado de la tosquera familiar del acusado, quien contó que le pidió a Pachelo un arma tras un robo en esa zona de Villa Rosa, en Pilar, y que lo acompañó a comprar 15 proyectiles, que lo vio disparar “6, 7 tiros”, que era un “revólver de color metálico y blanco” y que “no salían todos los tiros, salían algunos, las balas eran malas o el revólver”, pero que nunca le entregó el arma como él le había pedido.
Sin embargo, en el video se ve que el casero, que falleció en enero de 2022, no le supo precisar cuándo ocurrió. Le preguntó si eso fue en septiembre u octubre de 2002. “O noviembre... Hacía calor”, respondió Rivero. Sí le dijo que fue después del “lío que tuvo en el country”. Cuando testificó el investigador privado, consideró que Rivero hacía referencia a ese ‘lío’ como “a los robos en Carmel” ocurridos antes del crimen de María Marta, tiempo en el que Pachelo “tenía custodia” de los vigiladores del country a pedido de la comisión del club.
La defensa, a su turno, dejó en claro que si hubiera sido en noviembre, como abrió la posibilidad el casero, podría haber hablado del homicidio de la socióloga. Aunque todavía no se sabía para ese entonces que la habían matado, sino que eso se conoció recién el 2 de diciembre de 2002, tras la autopsia. Lo cierto es que, haya sido septiembre, octubre o noviembre de 2002, Rivero contó que vio a Pachelo con un revólver calibre .32, como el que se usó para matar a la socióloga el 27 de octubre de 2002.
Sí recordó el investigador González que cuando el casero lo acompañó al lugar donde había ido junto a Pachelo a comprar las balas, mencionados como la Pajarera y la Cerrajería de Del Viso, le dijo que en el primer comercio el acusado “no se bajó del auto”, sino que le dio la plata para que las adquiriera Rivero. Y que cuando le preguntó si lo consideraba capaz de haber matado al padre o a María Marta, el casero le respondió: “Este loco es capaz de hacer cualquier cosa”. Pero de eso no hay video.
Aunque sí se lo escucha a Rivero en el video a color, filmado en 2005 y con Pachelo preso, contar que Francisco temía cuando saliera libre su hermano: “Este loco sale y quema todo”, recordó el fallecido empleado que le dijo el menor. También, en ese 2005 cuando fue filmado, acotó sobre la vida vinculada al delito del ahora imputado: “Es una lástima el pibe”. Y reveló que la casa de la tosquera familiar “la quemó tres días después de la muerte” del padre, y justo “antes de que llegara la Policía a tomar las huellas” a la propiedad (NdeR: la causa sobre cómo murió Roberto Pachelo se reabrió a pedido de los fiscales que acusan a Pachelo de matar a María Marta cuando en 1996 se había cerrado provisoriamente como suicidio).
Lo cierto es que, ante los videos de las cámaras ocultas, la defensa de Pachelo se quejó por la validez de la prueba presentada por el investigador privado, anteúltimo testigo de la fiscalía del miércoles pasado. “Es una compra ilegal y en esa época no se podía grabar sin orden judicial ni comprar sin habilitación del Renar”, bramó Marcelo Rodríguez Jordan antes de que se reprodujeran los videos comprometedores.
El fiscal Quintana le recordó que todo el material, certificado por escribano, fue incorporado por como prueba, admitida por el tribunal y por la defensa. “La libertad probatoria tiene límites”, le replicó Rodríguez Jordan. El juez Federico Ecke zanjó la cuestión: “La nueva Ley rige en este acto”, dándole la derecha a la acusación para que se pudieran ver los videos.
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