Científicos argentinos descubrieron en Bolivia huellas de un animal predecesor a los dinosaurios

Se trata de una especie que vivió hace 235 millones de años, durante el período Triásico

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Imagen de los planchones de areniscas en las cercanías de Icla, Bolivia, donde se hallaron las huellas de una especie que precedió a los dinosaurios (Foto: Télam)
Imagen de los planchones de areniscas en las cercanías de Icla, Bolivia, donde se hallaron las huellas de una especie que precedió a los dinosaurios (Foto: Télam)

Un grupo de científicos argentinos descubrieron en Bolivia las huellas de una especie que precedió a los dinosaurios. Aún se busca develar de qué animal se trata.

La revista científica Historical Biology informó del hallazgo realizado en las localidades de Tunasniyoj y Ruditayoj, en las cercanía de Icla, en el departamento boliviano de Chuquisaca.

Los expertos argentinos estuvieron liderados por un especialista de la Universidad de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAECE) y acompañados por prestigiosas instituciones locales. En las zonas mencionadas anteriormente se inició en 2018 la campaña que llevó a este nuevo hallazgo. Si bien las huellas animales descubiertas en un principio se habían ubicado dentro del período Cretácico, se reveló que finalmente eran del período Triásico, es decir casi 100 millones de años más atrás, cuando reinaba el supercontinente conocido como Pangea.

El equipo de científicos a cargo del descubrimiento
El equipo de científicos a cargo del descubrimiento

En Pangea se habrían originado los primeros dinosaurios, cuyos restos esqueletales fueron descubiertos en Argentina y Brasil, informó el artículo científico. Por aquellos tiempos, los dinosaurios recién se asomaban al mundo y eran pequeños y huidizos, por lo que las enormes huellas de Tunasniyoj y Ruditayoj no fueron dejadas por dinosaurios, sino por otros grandes animales anteriores a su reinado, a cuyas huellas se denominan como braquiquiroterias.

Estos primeros dinosaurios que aparecieron a mediados del Triásico eran "frágiles aunque ágiles y buscaban su lugar en un mundo de animales más grandes y poderosos, como los rauisuquios, enormes parientes terrestres de los cocodrilos, de entre 3 y 10 metros de largo”, explicó la Universidad de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios a través de un comunicado.

Sebastián Apesteguía lideró el equipo de especialistas que concretó el descubrimiento. Apesteguía es paleontólogo, docente de Herpetología y Paleontología del departamento de Ciencias Biológicas, quien junto a otros expertos viajó hace dos años a Tunasniyoj y Ruditayoj. La superficie de estas zonas contienen vastos planchones de arenisca donde se hallan impresas centenares de huellas de grandes animales del pasado.

La información geológica original consignaba a la zona como “formada a principios del período Cretácico” (145 millones de años atrás), pero estas nuevas investigaciones realizadas sobre un cuerpo de lava que asoma en la localidad de Uyuni del Pilcomayo, revelaron que era mucho más antigua y se la ubicó en “mediados del período Triásico (235 millones de años atrás)”.

El hallazgo fue realizado en las localidades de Tunasniyoj y Ruditayoj, en las cercanía de Icla
El hallazgo fue realizado en las localidades de Tunasniyoj y Ruditayoj, en las cercanía de Icla

Dado que en el sitio no se disponen esqueletos, solo es posible hacer deducciones a partir de la forma de las huellas branquiquiroterias.

Un artículo científico del 2010 brindaba precisiones sobre las abundantes huellas de Tunasniyoj. Sin embargo, una década después, en el nuevo texto conocido días atrás se planteó un panorama diferente, en el que se busca develar qué tipo de animal las dejó. Hasta el momento se descartó que se traten de dinosaurios.

Al comparar con las manos y pies de esqueletos conocidos, hay dos posibilidades que destacan sobre las demás. Las “huellas braquiquiroterias” pueden haber sido hechas por grandes predadores conocidos como rauisuquios o también por formas acorazadas herbívoras a omnívoras conocidas como aetosaurios. En ambos casos, se trata de varias especies de animales que varían entre los tres y siete metros de longitud.

El estudio no ha podido concluir a cuál de esas dos formas habrían pertenecido las huellas, dando ambas como igualmente posibles. Pero esto abre más intrigas. ¿Porque hay tantas? Si fueran huellas de carnívoros, como los rauisuquios, su abundancia podría explicarse como debida al intenso patrullaje de territorio por uno o pocos animales. En cambio, si fueran de herbívoros, como los aetosaurios, las numerosas huellas podrían atribuirse a la movilidad de un rebaño.

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