“¿No vamos a levantar la voz? Nos están matando”: el tuit que no fue viral pero que marcó un antes y un después

Después de que se difundiera la noticia del hallazgo del cuerpo de Chiara Paéz, de 14 años, la periodista Marcela Ojeda escribió un tuit que se considera un punto de inflexión. Fue el disparador de una concentración masiva frente al Congreso que se replicó en todo el país. En esta entrevista con Infobae, Ojeda describe qué cambió en este lustro y todo lo que falta.

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Tras el femicidio de Chiara Paéz, una chica de 14 años asesinada a golpes y enterrada en la casa de su novio, Marcela Ojeda escribió en Twitter: "¿No vamos a levantar la voz? Nos están matando".
Tras el femicidio de Chiara Paéz, una chica de 14 años asesinada a golpes y enterrada en la casa de su novio, Marcela Ojeda escribió en Twitter: "¿No vamos a levantar la voz? Nos están matando".

Cuando terminó el acto, Marcela Ojeda subió al escenario que estaba montado en la Plaza de los dos Congresos para intentar ubicar a algunos niños que estaban perdidos. Lo que vio desde ahí arriba la dejó sin palabras. "No se veía la calle, ni el gris del asfalto. Solo gente, banderas y más gente. Lo que sentí esa noche no volví a sentirlo nunca más en mi vida y no creo que lo vuelva a sentir”, recuerda la periodista y cronista de radio Continental en diálogo con Infobae.

Era la noche del miércoles 3 de junio de 2015 y acababa de finalizar la primera concentración masiva que exigió #NiUnaMenos: un grito contra la violencia machista sin precedentes, que reunió entre 200 y 300.000 personas en el Congreso y que se replicó en 80 ciudades de Argentina.

El 3 de junio de 2015 se hizo la primera concentración contra la violencia de género. El eje central fue la Plaza de los dos Congresos pero se replicó en 80 ciudades de Argentina.
El 3 de junio de 2015 se hizo la primera concentración contra la violencia de género. El eje central fue la Plaza de los dos Congresos pero se replicó en 80 ciudades de Argentina.

Tres semanas antes, el 11 de mayo de ese mismo año, se confirmaba el femicidio de Chiara Páez, que acaba de cumplir 14 años, en Rufino, una ciudad de 18 mil habitantes al sudoeste de Santa Fe. Sólo en dicha provincia era el décimo femicidio en lo que iba del año. Para fines de 2015, sumaron 236 en todo el país.

Tras recibir la noticia, Marcela Ojeda no pudo ser indiferente. “Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales... mujeres, todas, bah. ¿No vamos a levantar la voz? NOS ESTÁN MATANDO”, escribió en su cuenta de Twitter. El tuit no fue viral: tuvo sólo 264 compartidos y 865 “me gusta”. Sin embargo, fue el puntapié para la histórica concentración contra la violencia machista.

El tuit de Marcela Ojeda con fecha del 11 de mayo de 2015. "Fue un antes y un después en mi vida", sostiene la periodista.
El tuit de Marcela Ojeda con fecha del 11 de mayo de 2015. "Fue un antes y un después en mi vida", sostiene la periodista.

Para Marcela, ese 11 de mayo de 2015 marcó un antes y un después. "Podría haber sido otra chica la que mataron y podría haber sido otra periodista la que escribió este tuit. Pero fue Chiara Paéz y fui yo. Y fue también la enorme recepción de otras compañeras. De cualquier manera: el #NiUnaMenos no nació de un tuit. No podría haber salido de una red social si no hubiera habido un enorme paredón donde tomar envión y apoyarse. Lo que pasó el 3 de junio de 2015 fue una respuesta al enorme andar que ha tenido el movimiento de mujeres en Argentina”, apunta Ojeda.

¿Qué hizo después de la movilización? Junto con el resto de las organizadoras quedaron en encontrarse en el lobby de un hotel, a dos cuadras de la plaza. La caminata hasta el lugar -cuenta Ojeda- le ofreció otras postales de aquella noche: el Congreso iluminado de violeta, banderas colgadas sobre el frente de la confitería ‘El Molino’, el andar de hombres y mujeres con niños a cococho, jóvenes dándose la mano, performances de canto y baile y carteles que decían #NiUnaMenos.

Ese 3 de junio muchas madres y padres salieron con sus hijos y llevaron carteles con la consigna (AFP)
Ese 3 de junio muchas madres y padres salieron con sus hijos y llevaron carteles con la consigna (AFP)

Yo caminaba y pensaba: ‘Wow’. Pero no dimensioné el nivel de convocatoria hasta que llegué al hotel y me mostraron la primera foto aérea. Ahí me di cuenta de que nos había cambiado la vida, a todos. Al día siguiente el tema explotó: todos los noticieros y las tapas de los diarios hablando de eso. Fue muy impresionante”, recuerda Marcela.

La previa

Dos días después de publicar ese tuit, mientras se conocían los detalles del femicidio de Chiara, Ojeda se reunió junto a otras 19 periodistas de diferentes ámbitos (“Algunas de militancia más territorial; otras del mundo de la literatura y de las letras; otras del periodismo gráfico y con vasta trayectoria en el periodismo de género, como las compañeras de Página 12”) en la Casa del Encuentro. Ahí, dice, distribuyeron tareas.

A la primera concentración acudieron familiares de muchas niñas y mujeres asesinadas (AFP)
A la primera concentración acudieron familiares de muchas niñas y mujeres asesinadas (AFP)

“Yo me ocupé, junto con otras dos colegas, de coordinar la seguridad. Nos reunimos con Sergio Berni, que en ese momento era Secretario de Seguridad. ‘¿Cuántas personas calculan? ¿4.000? ¿5.000?’, nos preguntaba. Nosotras le decíamos: ‘Un poquito más’. También hablé con la jefa del área de género de la policía y le pedí que, si iba a haber policías, fueran de civil y fueran mujeres. Lo mismo con el SAME: pedí que en su mayoría fueran mujeres”, repasa Marcela.

“Visto a la distancia, y después de haber recorrido estos cinco años, me parece que lo poderoso fue la premura del tiempo. Del 11 de mayo al 3 de junio, en menos de un mes, había 200 mil personas en la calle. La estrategia la fuimos aprendiendo sobre la marcha”, agrega.

El 3 de junio de 2018, en la tercera movilización por #NiUnaMenos.
El 3 de junio de 2018, en la tercera movilización por #NiUnaMenos.

Una mirada hacia el pasado

La noche de la movilización, la actriz Erica Rivas, el actor Juan Minujín y la historietista Maitena leyeron un documento donde se detallaban datos sobre la situación de violencia contra las mujeres en Argentina y en el que se planteaban cinco reclamos puntuales.

El reclamo principal: la implementación del Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la violencia contra las mujeres, que establece la Ley 26.485. Le seguían la garantización del acceso de las víctimas a la Justicia; la elaboración de un Registro Oficial Único de víctimas de violencia contra las mujeres; la Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos en todo el país; y la protección de las víctimas de violencia con monitoreo electrónico de los victimarios, “para asegurar que no violen las restricciones de acercamiento que les impone la Justicia”.

La noche de la movilización para que no haya #NiUnaMenos, Erica Rivas, Juan Minujín y Maitena leyeron un documento donde se detallaban datos sobre la situación de violencia contra las mujeres en Argentina y en el que se planteaban cinco reclamos puntuales.
La noche de la movilización para que no haya #NiUnaMenos, Erica Rivas, Juan Minujín y Maitena leyeron un documento donde se detallaban datos sobre la situación de violencia contra las mujeres en Argentina y en el que se planteaban cinco reclamos puntuales.

Cinco años después de esa histórica marcha, algunas cosas cambiaron. ¿Una de las más importantes? La creación de un registro oficial de femicidios que, hasta ese momento, eran relevados por la Organización no gubernamental Casa del Encuentro con datos de lo que se publicaba en los medios.

A pedido de la Vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Elena Highton de Nolasco, se presentó el Primer Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina. "Solo dimensionar lo que sucede permitirá el diseño de políticas públicas efectivas”, sostenía el documento. Hasta el domingo, el último registro de femicidios de la Corte Suprema era de 2018. Esta semana, a 5 años de “Ni Una menos” se publicaron los datos de 2019.

Aunque la cifra de femicidios no disminuyó, a partir de ese momento cobraron un espacio importante en los medios. “Se empezó a hablar de crímenes de odio al género, de femicidios, feminicidios y travesticidios y a todos se les dio un lugar destacado en la agenda periodística, que no es menor. Porque sabemos que cuando un tema tiene un lugar destacado en la agenda periodística también puede repercutir en la agenda política”, explica Ojeda que, desde su rol como comunicadora, también modificó su manera de cubrir estos temas.

Antes cuando llegaba un barrio o a un lugar donde una mujer o niña mayor de edad había sido asesinada, la primera pregunta que hacía era si no habían escuchado algo o notado algo extraño. Ahora, lo primero que pregunto es si se había hecho una denuncia o dónde denunció, para tener las herramientas para saber qué pasó. Cuando te reconocés como feminista, todos los días que vienen a partir de ahí no son iguales. No te es indiferente lo que le pasa a la otra. No te da lo mismo. No te podés quedar callada. No podés bajar el volumen de tu voz ante cualquier injusticia o ante cualquier reacción tardía del Estado, sea quien sea que esté en el poder en ese momento”, dice.

La lupa puesta en la Justicia: el juez Carlos Rossi liberó al hombre que en 2017 violó y asesinó a Micaela García. Fue absuelto el año pasado (NA)
La lupa puesta en la Justicia: el juez Carlos Rossi liberó al hombre que en 2017 violó y asesinó a Micaela García. Fue absuelto el año pasado (NA)

“Me parece que la mirada más crítica tiene que estar en la Justicia. Primero en lo que es la Justicia como respuesta inmediata: comisaría como primer lugar, fiscalías de turno y juzgados. Después, cuando está avanzado un proceso, los fallos y los dictámenes deben incluir esta perspectiva o mirada de género que nosotras tantas veces exigimos”, agrega.

Reclamos irrenunciables

Tres años después del primer #NiUnaMenos, el Congreso aprobó distintas leyes, como la Ley Brisa (Nº 27.452/2018) que otorga una reparación económica a niñas, niños y adolescentes cuyo progenitor haya asesinado o participado del crimen de su mamá. También la Ley Micaela (N° 27.499/2018) de Capacitación Obligatoria en Género y violencia contra las mujeres para todas las personas que integran los tres poderes del Estado.

En aquella primera marcha leyeron el documento Maitena, Erica Rivas y Juan Minujín (DyN 162)
En aquella primera marcha leyeron el documento Maitena, Erica Rivas y Juan Minujín (DyN 162)

Por otro lado, en diciembre de 2019 se creó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. “Por primera vez tenemos un Ministerio de las Mujeres y de las Diversidades. Está buenísimo pero, en este contexto de pandemia, donde hay muchas mujeres que están encerradas con un violento y sin posibilidad de pedir ayuda, se deberían redoblar los esfuerzos. Todavía no tenemos el Plan de Acción que pedimos en 2015”, dice Ojeda.

—Con los años te convertiste en una referente. ¿Te piden ayuda?

—Sí. A todas las mujeres que somos militantes, activistas, feministas y que tenemos cierta llegada nos piden ayuda: desde cómo cobrar el beneficio de la Ley Brisa, hasta dinero “para pagar el cajón de mi hermana que la mataron hace dos días y no tenemos para velarla”. Por eso, cuando desde la comodidad de un sillón nos preguntan: ‘¿Dónde están las feministas?’, nosotras estamos hablando con funcionarios, con jueces, fiscales, jefes de policía o jefes de prensa de la ANSES para que hagan más rápido un trámite. Ese es el laburo de otro tipo de militancia, porque hay muchas formas de ser feminista.

Daiana Barrionuevo, asesinada en 2014. La ley de reparación para hijos huérfanos por femicidio lleva el nombre de Brisa, su hija.
Daiana Barrionuevo, asesinada en 2014. La ley de reparación para hijos huérfanos por femicidio lleva el nombre de Brisa, su hija.

—Si todos los días una mujer es asesinada en nuestro país, ¿se puede decir que fue victorioso el #NiUnaMenos?

—No. Pero tampoco podemos pretender que el árbol no nos deje ver el bosque. En estos cinco años hubo un cambio de paradigma: la Argentina vive otra realidad. Ese #NiUnaMenos de 2015 se fue haciendo cada vez más grande, más poderoso y se fueron sumando nuevos reclamos que no eran nuevos para el movimiento de mujeres pero tal vez sí para la agenda mediática o para gente no cercana a los feminismos, como por ejemplo, la despenalización del aborto. Por lo pronto, mientras una mujer siga siendo asesinada en nuestro país cada 24 horas, cuando la Justicia no le de respuestas o la revictimice, cuando las fuerzas de seguridad no tengan una perspectiva y formación en género y mientras no haya Educación Sexual Integral (ESI) en las currículas escolares de todo el país, los reclamos de #NiUnaMenos siguen vigentes y son irrenunciables.

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