El método que usará México para pagar jubilaciones y evitar un caos como el de Argentina

Con más criterio que el de los funcionarios argentinos en el primer día de pago después de dos semanas de cierre de los bancos por el coronavirus, los mexicanos diseñan un sistema para que el efectivo llegue a los beneficiarios sin concentraciones masivas de adultos mayores

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MÉXICO, D.F., (FOTO ARCHIVO: RODOLFO
MÉXICO, D.F., (FOTO ARCHIVO: RODOLFO ANGULO/CUARTOSCURO.COM)

El pago de las pensiones se hará “casa por casa” o en puntos de reunión de no más de 50 personas, para evitar que las personas en riesgo por su edad salgan a la calle o, de hacerlo, no se concentren con muchas otras.

Las pensiones para los adultos mayores y personas con discapacidad se abonarán en efectivo y se contempla un pago “casa por casa”. En los casos en que se haga en oficinas de pago, no se permitirán concentraciones de más de 50 personas en un mismo sitio y se seguirán las disposiciones de la Campaña Nacional de Sana Distancia de la Secretaría de Salud.

Las autoridades también informaron que están haciendo todo lo posible por completar en breve el pago de todas jubilaciones y pensiones. Por decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador se abonan los bimestres marzo-abril y mayo-junio de forma adelantada. Los que cobran por tarjeta, recibieron el depósito en sus cuentas de modo anticipado.

El pago en efectivo comenzó el 26 de marzo, a través de las Delegaciones Estatales de Programas para el Desarrollo con el apoyo del Banco del Bienestar y de Telecom, pero se completará entregando casa por casa o en puntos de reunión de grupos reducidos.

El viernes pasado, la Argentina amaneció en shock ante el espectáculo de decenas de miles de ancianos -población en riesgo- rompiendo la cuarentena para agolparse en la puerta de los bancos de todo el país en el primer día de apertura de los establecimientos tras dos semanas de estar cerrados al público. La desesperación por hacerse de dinero en efectivo, combinada con la imprevisión de los funcionarios y de las autoridades de los bancos, provocó una exposición masiva al eventual contagio para una población que los epidemiólogos no se cansan de calificar como de riesgo.

Lihueel Althabe
Lihueel Althabe

Después de dos semanas de cumplimiento importante de la cuarentena generalizada que decretó el Gobierno, resultaba irónico -y gravísimo- que ésta se viese interrumpida de un modo tan masivo por una iniciativa de las mismas autoridades.

Tampoco cooperaron los bancos ni los sindicatos del sector. Hubo reticencia de la parte gremial a una reapertura más temprana de los bancos y la demora sólo incrementó la presión y la ansiedad por cobrar. Llegado el día, nadie -ni funcionarios, ni bancos, ni sindicatos- previó un método organizativo que evitara la aglomeración de personas frente a las sucursales.

El presidente Alberto Fernández hizo trascender su enojo por lo ocurrido. “Llevamos adelante una cuarentena en un momento muy difícil y necesito que todos entiendan que no debemos relajarnos. Nos está yendo muy bien con la cuarentena, nos ha permitido ir paulatinamente controlando la situación, pero necesita del esfuerzo de todos”, señaló Fernández en una entrevista radial.

El primer mandatario había decretado una restricción de actividades y movimientos para todo el país que se venía cumpliendo con bastante éxito.

Sobre lo ocurrido ayer, el Presidente dijo que “se mezclaron varias cosas: se mezcló la gente que cobra Asignación Universal por Hijo (AUH) y recibe ayuda especial, con personas que no habían cobrado la jubilación, vieron el banco abierto y fueron a cobrarla”. Según Alberto Fernández, “nadie preveía que iban a aparecer todos esos jubilados”.

Tras el caos, se ordenó el cobro adjudicando días de pago según el número de terminación del Documento Nacional de Identidad y se solicitó a los municipios que dispongan asientos para que nadie deba hacer la fila de pie y de paso respetar la distancia segura.

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