"Me hice la vasectomía: hay que deconstruir al macho inseminador"

Joan Manuel Gorga tiene 40 años y dos hijos. Con su pareja decidieron buscar un método anticonceptivo. Fue él quien, esta vez, puso el cuerpo.

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Analía y Joan Manuel son pareja desde hace 10 años. Tuvieron dos hijos. Cuando decidieron no tener más, fue él quien puso el cuerpo.
Analía y Joan Manuel son pareja desde hace 10 años. Tuvieron dos hijos. Cuando decidieron no tener más, fue él quien puso el cuerpo.

Fue después del nacimiento de Gina -de 3 años, la segunda hija de la pareja- que Joan Manuel y Analía se hicieron la pregunta: "¿Queremos tener más hijos?". Los dos contestaron que no pero fue ella quien, por default, entendió que le tocaba volver a poner el cuerpo.

Preguntó por un DIU pero la idea no la convenció: sintió miedo, le pareció un método "demasiado invasivo". Y fue ahí que su marido propuso una opción que pocas parejas contemplan: hacerse la vasectomía y compartir la responsabilidad de la anticoncepción.

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Joan Manuel Gorga tiene 40 años y es arquitecto. Analía Morra es docente especializada en robótica y en Educación Sexual Integral (ESI) y tiene 38. Están juntos desde hace 10 años, y son padres de Manuel, de 7 años, y de Gina, de 3.

"Cuando empezamos a ver cuál era el mejor método vimos que casi todos estaban enfocados en la mujer. Como tengo bastante curiosidad por temas de ciencia, empecé a investigar. Ahí supe que era totalmente sesgado: la mayoría de los anticonceptivos fueron desarrollados para las mujeres porque se asume que la responsabilidad es exclusivamente de ellas", cuenta él a Infobae.

Para Joan Manuel el tema no era tabú: había vivido ocho años en España, donde la vasectomía es una herramienta más para la planificación familiar. Sin embargo, sólo sabía la historia de un pariente lejano que se la había hecho en Argentina en los 90: "Recuerdo que decían que desde ese momento era 'menos hombre', o 'fijate que deprimido está', 'es un dominado', 'seguro ella lo obligó".

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Pasaron décadas pero no fue tan diferente la reacción de algunos amigos cuando les contó lo que estaba por hacer: "Lo primero que me dijeron fue 'estás loco, mirá si después no te funciona'. También me dijeron: '¿Y si te arrepentís?', '¿y si te separas y te enganchás una pendeja que quiere tener hijos?', '¿y por qué no se hace Ana la ligadura de trompas?'. La respuesta a todo es la misma: yo no quiero tener más hijos".

Joan Manuel leyó la leysupo que la "ligadura de conductos deferentes o vasectomía" es gratuita desde 2006, y pidió un turno con un urólogo de su prepaga. Tampoco tuvo que pagar nada extra porque está incluida en el Plan Médico Obligatorio, con cobertura total de la práctica.

No fue fácil conseguir un urólogo que la hiciera y la explicación, cree, podría estar en las estadísticas: en 2017 se hicieron en Argentina 14.501 ligaduras de trompas y 142 vasectomías. "¿Para qué va a haber médicos que la hagan si el tabú es tan grande que son pocos los hombres que la requieren?".

Leer las estadísticas también ayudó a Analía a apoyar la decisión de su marido: "Pensé: ¿Dónde vamos a poner el peso? ¿Vamos a seguir contribuyendo con con una sociedad que pone toda la responsabilidad en nosotras o vamos a tratar de que la planificación familiar sea más equitativa?", cuenta ella a Infobae.

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Fueron tantos los comentarios que arrancaban con un "¿y si te arrepentís?", que el domingo, dos días después de hacerse la vasectomía, Joan Manuel escribió un hilo en Twitter: "Me hice la VASECTOMIA, y cuando llegué a casa me di cuenta de LA CAGADA que me mandé!!!…… ya era tarde…… quieren el consejo de un boludo?", arrancó. "Depílense los huevos antes, porque sacarse la cinta adhesiva duele mucho".

El tuit, escrito por alguien que apenas usaba Twitter, ya tiene 30.000 likes, fue compartido 6.500 veces y tuvo unos 450 comentarios. Muchos comentarios fueron de los haters de siempre: "poco macho", "ahora vas a ser puto", "dominado", "venías bien hasta que hablaste de feminismo".

En 2017 se hicieron en Argentina 14.501 ligaduras de trompas y 142 vasectomías

Es Analía quién analiza la postura de algunos comentaristas: "También le dijeron: 'Todo bien que lo hagas pero guardátelo para vos'. Como quien dice: 'Uno de nuestros pares renunció a su virilidad. Todo bien, ejercé tu derecho -podés hacerlo, sos hombre-, pero ya no sos parte de nuestra manada".

A los otros, quienes se animaron a plantearle en privado dudas reales, les contestó: "La verdad, fue muy rápido. Entré a las 5 de la tarde y a las 8 estaba para irme. ¿Dolor? Hace poco me saqué una muela, eso es dolor. Acá fue una molestia porque me dieron dos puntos. ¿Afecta la potencia sexual? No, cuando te relajás porque no va a pasar nada que no quieras, podés disfrutar más de la sexualidad".

La foto que Joan Manuel se sacó el domingo, apenas salió de la cirugía.
La foto que Joan Manuel se sacó el domingo, apenas salió de la cirugía.

También le preguntaron si la cirugía era muy complicada: la respuesta es que no, se hace con anestesia local y una pequeña sedación, en media hora.si dejaba de eyacular: no, porque los espermatozoides son solo una parte del semen. O si es cierto que era una cirugía reversible. "Me explicaron que existen técnicas de reversión pero con baja tasa de éxito, que si lo iba a hacer me hiciera a la idea de que era irreversible", contesta él.

¿De dónde viene el tabú? ¿Por qué los hombres que deciden hacerse la vasectomía siguen siendo una rareza? "Creo que el tabú viene del machismo enquistado en la sociedad: muchos creen que no ser fértil es de poco hombre. Sacarle esa posibilidad de procrear es destruir al macho que, hasta que sea viejo, puede fertilizar a cualquier mujer. Es una construcción de la sociedad, por eso pienso que hay que deconstruir al macho inseminador".

Y agrega: "Ese mandato de 'tengo que ser fértil' y 'tengo que embarazar a la hembra' articula con la violencia, porque el hombre no solo siente que es su función sino que es su derecho". 

Analía y Joan Manuel se propusieron, como parte de la decisión, hacer pública su historia y romper, mediante la información, con los mitos más arraigados. "Un hombre por ahí dijo 'todo bien hasta que hablaste de feminismo' -cierra Analía-. Lo que no ven es que el feminismo los libera a ellos también, les quita esa presión de tener que cumplir con un rol de macho procreador que tal vez no desean".

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