
Abrir la heladera y encontrar lechugas flácidas o frutillas cubiertas de moho, a pesar de haberse almacenado correctamente en los cajones destinados a verduras y frutas, se torna en una experiencia frustrante. El problema, muchas veces, no radica en la elección del espacio, sino en el desconocimiento de cómo configurar y utilizar estos espacios para extender al máximo la frescura de los productos.
Especialistas en electrodomésticos arrojan luz sobre el verdadero potencial de estos compartimentos y ofrecen claves precisas para evitar el desperdicio de alimentos, logrando que zanahorias, bayas y vegetales mantengan su textura y sabor óptimos durante más tiempo.
Función y propósito de los cajones para verduras en la heladera
Las heladeras convencionales proporcionan un ambiente frío y seco para inhibir el crecimiento de moho y bacterias. Sin embargo, no todos los productos frescos prosperan bajo estas condiciones. Frutas y verduras, en particular, requieren un microclima específico que combine temperaturas bajas y un nivel de humedad mayor o menor, según sus características.
Los cajones para verduras cumplen precisamente con esta función: crear un entorno controlado, ideado para prolongar la vida útil de diferentes grupos de alimentos frescos. “Algunos alimentos frescos, en particular las frutas y verduras, requieren más humedad y temperaturas más bajas que las que se encuentran en el compartimento más grande, y aquí es donde entran en juego los cajones para verduras”, afirma Mattia Sala, gerente de producto de SMEG USA.
En ese sentido, su uso correcto implica un notable retraso en el proceso de deterioro natural, lo que se traduce en menos desperdicio y en mejores hábitos de conservación.
Principios de uso y configuración de la humedad en los cajones para verduras

La mayor diferencia de los cajones para verduras respecto al resto de la heladera radica en el control de la humedad. Gracias a ventilaciones regulables, estos compartimentos pueden cerrarse por completo para mantener una alta humedad o abrirse para reducirla. Este aspecto resulta crucial porque no todas las frutas y verduras reaccionan igual ante el mismo entorno.
Brit Angelesco, vicepresidente ejecutivo de ZLINE, resalta que “la ventilación del cajón es clave", ya que “una ventilación cerrada implica alta humedad, ideal para productos que se marchitan fácilmente”.
En cambio, según explica Angelesco, una ventilación abierta “implica baja humedad, ideal para productos que emiten gas etileno o que prefieren un ambiente más seco”.
Estas configuraciones permiten crear zonas diferenciadas dentro de la heladera, adaptando el espacio a las demandas de cada tipo de producto, algo que el resto de la heladera no puede garantizar.
Estos ajustes permiten crear dos zonas diferenciadas dentro de la heladera, adaptando el espacio a las demandas de cada tipo de producto. Ajustar adecuadamente estas configuraciones requiere primero clasificar correctamente cada artículo según su necesidad específica de humedad.
Clasificación de frutas y verduras según necesidad de humedad

No todo alimento fresco debe recibir el mismo trato en la heladera. Una clasificación adecuada es esencial para aprovechar el potencial de los cajones para verduras. Los expertos sugieren dos grandes grupos:
- Productos de alta humedad: son aquellos que se marchitan o resecan con facilidad. Al respecto, Angelesco precisa: “Esto es básicamente cualquier cosa que se marchite o se seque fácilmente”. Deben colocarse en el cajón con la ventilación cerrada, manteniendo así una atmósfera más húmeda. En esta categoría figuran las verduras de hoja verde, brócoli, coliflor, zanahorias, apio y judías verdes.
- Productos de baja humedad: este grupo incluye frutas y verduras que benefician de mayor circulación de aire, entre ellas las que liberan gas etileno al madurar. “Estos productos son más propensos a pudrirse y emiten gas etileno al madurar, lo que, en un ambiente de alta humedad, podría provocar que los productos del cajón maduren demasiado o se pudran demasiado rápido”, señala Sala. Manzanas, peras, damascos, paltas, melocotones, ciruelas, kiwi, melones y bayas encabezan la lista. Guardarlas con la ventilación abierta impide la acumulación excesiva de humedad y reduce el riesgo de que el gas etileno detone el deterioro acelerado de otros artículos cercanos.
El reconocimiento de estas diferencias ayuda a prevenir la acelerada descomposición de los alimentos y a diseñar una rutina de almacenaje más eficiente.
Interacciones entre diferentes tipos de productos y recomendaciones de almacenaje conjunto
La colocación adecuada de frutas y verduras no solo responde a la humedad, sino también a la química de los alimentos. Determinados productos, cuando se almacenan juntos, pueden afectar negativamente la frescura de sus vecinos.
Un caso recurrente es el de las manzanas, grandes productoras de gas etileno, capaces de marchitar o sobremadurar vegetales de hoja, zanahorias y paltas. Si bien es útil acelerar la maduración de una palta dura, juntar demasiadas frutas y verduras sensibles da origen a un desastre.
Otro ejemplo involucra a cebollas y papas: su combinación en el almacenamiento promueve la germinación y ablandamiento mutuos, comprometiendo la calidad de ambos. Sobre esto, Angelesco aconseja: “Las cebollas y las papas no deben almacenarse juntas; provocan la germinación y el ablandamiento mutuos”.
El consejo fundamental es organizar los productos de modo que aquellos que liberan gas etileno no se almacenen junto a los que lo absorben fácilmente. Esta sencilla medida repercute significativamente en la durabilidad y seguridad alimentaria dentro del hogar.
Consejos prácticos para mantener frescos los productos en el cajón de verduras

Optimizar el uso de los cajones para verduras involucra rutinas diarias más allá de la configuración de la heladera. Los expertos sugieren sacar frutas y verduras de las bolsas de plástico en las que suelen venderse para evitar la acumulación de humedad y la consiguiente descomposición rápida.
“Nunca dejes las verduras en el cajón de las verduras, dentro de sus bolsas, ya que esto provocará su descomposición prematura”, advierte Sala. En su lugar, pueden emplearse bolsas de papel perforadas o materiales transpirables para mantener los productos separados sin crear un ambiente cerrado.
Otra recomendación es evitar lavar los productos antes de refrigerarlos, ya que la humedad adicional puede propiciar la aparición de moho. Es preferible limpiarlos justo antes de su consumo, asegurándose de que estén completamente secos al ingresar a la heladera. “Asegúrate de que todo esté seco antes de meterlo en la heladera, ya que el exceso de humedad es perjudicial para la frescura”, opina Angelesco.
El sobrellenado del cajón para verduras, aunque pueda parecer una solución para almacenar grandes compras, resulta contraproducente. “Un cajón demasiado lleno reduce el flujo de aire, acortando la vida útil de los productos en días, a veces incluso semanas”, indica Angelesco.
En su lugar, algunos alimentos pueden mantenerse fuera del cajón o recurrir a bolsas y recipientes diseñados para imitar el microclima del compartimento principal de la heladera.
Revisar cada pocos días el contenido de los cajones permite identificar y retirar artículos en proceso de descomposición, lo que ayuda a que los restantes no se vean afectados y se conserven frescos durante más tiempo.
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