
¿El huevo hace bien o mal? ¿Cuántos se pueden comer por día? Durante décadas, estas preguntas alimentaron un mito urbano que dividió opiniones y confundió mesas familiares. Ahora, la ciencia da su veredicto: la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) lo ha declarado oficialmente “saludable”. Más allá de su reciente respaldo oficial, en Argentina siempre tuvo un protagonismo indiscutido. De hecho, nuestro país ocupa el segundo lugar a nivel mundial en cuanto a consumo de huevos per cápita, con un promedio de 360 huevos por persona al año. Pero ¿qué sabemos realmente sobre este alimento que acompaña nuestras mesas y cocinas? ¿Cuánto es mito y cuánto es realidad?
De villano de los años 80 a superalimento
La FDA redefinió recientemente lo que considera un alimento “saludable” con el objetivo de promover patrones alimentarios equilibrados. Los huevos, gracias a su perfil nutricional, ahora cumplen con todos los criterios para lucir esta etiqueta en los Estados Unidos, reafirmando su rol como un alimento indispensable en la dieta diaria.
Pero no siempre fue así. En 1984, la revista Time marcó un antes y un después en la percepción del huevo al presentarlo como el culpable del colesterol y los problemas cardíacos. Desde entonces, el debate no cesó. Pero la ciencia avanzó, y hoy se sabe que el colesterol presente en los huevos no tiene el impacto negativo que se le atribuía.
Javier Prida, presidente ejecutivo de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA), celebra la decisión de la FDA: “Este anuncio no solo cierra un debate, sino que también reafirma lo que la comunidad científica venía sosteniendo: el huevo es un alimento seguro, nutritivo y fundamental para la salud”.

Argentina, tierra de fanáticos del huevo
La industria del huevo en Argentina es una de las más dinámicas dentro de la agroindustria nacional. Con presencia en 18 provincias, en 2024 se alcanzaron los casi 59 millones de gallinas ponedoras, cifra récord que permitió producir 17.730 millones de huevos, lo que equivale a 553 huevos producidos por segundo.
Estos números invitan a pensar que Argentina sabe poner huevos y romper huevos....pero, ¿realmente sabemos sobre huevos? ¡Es momento de romper mitos! Acá van algunos datos curiosos sobre los huevos que quizás no conocías:
- Un alimento milenario: Los huevos han sido parte de la dieta humana durante más de 6,000 años, y hay registros de su consumo desde la antigua Mesopotamia y Egipto.
- ¿La cáscara respira? Sí, la cáscara de un huevo tiene alrededor de 17,000 poros microscópicos, que permiten el intercambio de gases, lo que ayuda a mantener fresco su contenido.
- El color de la yema tiene su secreto: Su tonalidad no depende de la frescura ni del tipo de huevo, sino de la dieta de la gallina. Si consume alimentos ricos en carotenoides (como maíz o alfalfa), la yema será más anaranjada. Dietas basadas en granos generan yemas más claras, pero esto no afecta el valor nutricional.
- El huevo no es un pollito en potencia: parece una obviedad, pero nunca está de más la alcaración; aunque todos los huevos de gallina tienen el mismo aspecto, no todos tienen el potencial de convertirse en un pollito. Para que eso suceda, debe haber una fertilización previa por parte de un gallo.
- ¿De qué parte de la gallina proviene el huevo? El huevo comienza como un óvulo no fecundado, que se forma en el ovario de la gallina. Luego, el óvulo viaja por el oviducto, donde se recubre con clara, membranas y finalmente la cáscara. Es este proceso el que da como resultado el huevo que conocemos y consumimos, sin necesidad de fertilización.
- El color de la cáscara no influye en la calidad: aunque la cáscara del huevo puede variar entre blanco, marrón e incluso tonos más oscuros, esto no afecta ni el sabor ni el valor nutricional. La diferencia radica en la raza de la gallina: las gallinas de plumaje blanco suelen poner huevos blancos, mientras que las de plumaje más oscuro tienden a poner huevos de cáscara marrón. Así que, no te preocupes por el color, lo importante es lo que hay dentro.
- El tamaño sí importa, pero por una razón distinta: los tamaños de los huevos varían, pero no necesariamente porque un tamaño más grande sea mejor o más nutritivo. Un huevo más grande tiene más clara y yema, lo que puede ser útil en ciertas recetas, pero la calidad nutricional es básicamente la misma. El tamaño depende de la raza y la edad de la gallina, siendo común que las gallinas más viejas pongan huevos más grandes.
- La pasteurización, clave para la seguridad: es un proceso esencial para eliminar bacterias peligrosas como la salmonella, garantizando que los huevos sean seguros para su consumo, incluso crudos o poco cocidos. Durante este proceso, los huevos se someten a calor controlado, eliminando riesgos sin afectar su sabor ni textura.

El huevo: tradición y conexión en cada plato
Desde desayunos hasta cenas familiares, el huevo no solo alimenta cuerpos, sino también vínculos. Su versatilidad en la cocina y su capacidad para formar parte de recetas tradicionales lo convierten en un símbolo de unión entre generaciones.
Con el respaldo de la FDA, este alimento recupera su lugar como un emblema de salud, simplicidad y tradición. Como señala Prida, “este anuncio no solo reivindica la ciencia, sino que reafirma al huevo como un alimento accesible, nutritivo y lleno de vida”.
A romper los huevos no más, que es sano, nutritivo, y está avalado por la ciencia.
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