En menos de 10 días -20 de noviembre- y, por una cuestión reglamentaria relacionada con el cierre de las sesiones ordinarias -fin de mes-, en la Cámara de Diputados no se podrá dictaminar más proyectos, salvo que el Ejecutivo prorrogue el actual período o convoque -con temario cerrado- a extraordinarias. Bajo este escenario, el Presupuesto 2025 navega por lentas aguas y dudas que ya se extienden hasta el Senado, con negociaciones de casi nula recepción desde el Ejecutivo, gestos ante pedidos de algunas provincias y, lo peor de todo: una probable puesta en escena de la Casa Rosada para prorrogar una vez más la ley de gastos vigente y administrar, en plena campaña electoral, los recursos con escaso control.
La definición de este asunto, además de partidas fastuosas para direccionar o tajear a control remoto, se convertiría en un insumo más que atractivo desde lo comunicacional al Ejecutivo que comanda Javier Milei. Es decir, una oposición rupturista que, en realidad, ya hace lo propio para destruirse a sí misma y, por ende, regala una verdadera satisfacción a quienes ayudan a pensar la política y la forma de relacionarse con el ámbito local, al jefe de Estado. Como contó Infobae semanas atrás: la Casa Rosada no entiende de mesura en lo que respecta al Congreso, y quien suponga un duelo con reglas mínimas de convivencia habrá perdido por anticipado.
En este sentido, un reflejo lógico en la más que desprolija oposición -dialoguista y kirchnerista- es la sesión convocada para mañana en Diputados, con el fin de modificar la siempre criticada ley que regula los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), de la época de Cristina Kirchner senadora -sus legisladores ahora son los primeros detractores-; y el DNU que se desentiende de un artículo de la ley de Administración Financiera para que la actual gestión pueda cambiar las condiciones a la hora de la deuda. La mayoría de este conglomerado ya tuvo un par de severos traspiés en el recinto por no tener el número y espera, con estos movimientos, volver al ruedo. A esta altura, un nuevo fracaso sería un papelón mayúsculo.
Las esquirlas de una jornada negativa para el oficialismo en la Cámara baja derivarían en un escenario complejo para los libertarios, siempre bajo el supuesto que ellos quieran un Presupuesto 2025. De allí la incertidumbre que generan las declaraciones de funcionarios sobre la no convocatoria a extraordinarias: eso es inevitable por el momento del mes en el que se encuentra dicho proyecto sin aprobarse en Diputados. Cuestiones inentendibles en la Argentina del pasado; no así en la del presente.
“Se armó la mesa de negociación y las reuniones se anotaron todos los reclamos, pero nunca hubo una respuesta formal más que lo del déficit cero. Al menos, hasta las últimas horas. Después, se empezaron a caer convocatorias en la comisión de Presupuesto -de la Cámara baja- y el vicejefe de Gabinete, José Rolandi -el designado por el Gobierno-, aparecía en fotos como veedor en las elecciones de Estados Unidos, en vez de estar acá. Incluso, muchas sugerencias son tomadas para la risa por la gente de Economía. Se hace muy difícil así y ya se nota en las caras de varios. Como está, no camina”, reconoció a este medio una de las personas al tanto, casi minuto a minuto, del tira y afloje sobre la ley de gastos.
Desde otro despacho recordaron que, antes de la renuncia de la ahora ex Canciller Diana Mondino, “el Gobierno iba a mostrar una bandeja amplia de recortes para que la oposición eligiera entre todos ellos, con el fin de suplir potenciales aumentos en partidas para jubilaciones y universidades, entre otras cosas, pero nunca lo hizo”.
No llamar a sesiones extraordinarias también traerá aparejado un inconveniente extra a la Casa Rosada: el análisis de casi 150 pliegos judiciales que, tras varias promesas y picardías, el Gobierno enviaría al Congreso. Eso sí, por lotes. Imposible que se discutan sin una extensión del trabajo legislativo, de mínima, para diciembre y/o enero/febrero próximos. El fin del período ordinario significaría dos puntos no menores: una cobertura extra anti dardos contra el titular de Diputados, Martín Menem, quien suma millas junto a la secretaria de Presidencia, Karina Milei, para diseminar a La Libertad Avanza a nivel nacional; y la desactivación hasta marzo de la vicepresidenta y jefa del Senado, Victoria Villarruel. No todos piensan que esto sea la mejor opción.