Marcos Peña y Federico Salvai volverán a verse en un clima de desconfianza entre el gobierno nacional y el bonaerense

Los jefes de Gabinete y de campaña de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal no se encuentran desde la derrota del 11 de agosto en las PASO

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Marcos Peña y Federico Salvai, junto a Eduardo Machiavelli, el domingo de las PASO (Nicolas Stulberg)
Marcos Peña y Federico Salvai, junto a Eduardo Machiavelli, el domingo de las PASO (Nicolas Stulberg)

Joaquín de la Torre citó el fragmento del evangelio en el que Jesús cura a la suegra de Pedro, postrada en su cama con fiebre, para referirse a la suerte de María Eugenia Vidal de cara a octubre. Un milagro. La gobernadora y sus ministros lo escuchaban con atención en la reunión de gabinete de este miércoles.

Un rato después fue el turno de Federico Suárez, uno de los cerebros de la estrategia de comunicación bonaerense. Hizo un repaso por el nuevo plan de campaña, basado en "sentimientos" y "emociones", y con prescindencia del gobierno nacional, según pudo reconstruir este medio.

En la Provincia, los ánimos fluctúan. Pasan de la desazón y los reproches a la resiliencia en un abrir y cerrar de ojos. Lo sufre la propia gobernadora desde el domingo 11 de agosto. Esa tarde, se tiró a descansar una hora con el corte de las 6 de la tarde que la daba apenas unos puntos debajo de Axel Kicillof. Cuando se levantó un rato después, apenas pasadas las 19, le avisaron que el ex ministro de Economía la aventajaba por 15.

El vínculo entre los gobiernos nacional y bonaerense quedó atravesado desde esa noche por heridas incurables. Que incluso incluyeron enojos cara a cara entre Vidal, Horacio Rodríguez Larreta -aliado de la gobernadora- y Marcos Peña frente a Mauricio Macri, el sábado siguiente a las primarias en "Los Abrojos", la quinta familiar del Presidente, en el desayuno en el que se decidió la salida de Nicolás Dujovne y la llegada de Hernán Lacunza al gabinete nacional.

En ese contexto, el jefe de Gabinete de Macri y su par bonaerense, Federico Salvai, responsable de la campaña bonaerense, volverán a verse a solas este jueves por primera vez desde el domingo 11 de agosto, según confirmaron a este medio. De cara a una campaña en la que aún no terminan de cuajar las estrategias nacional y provincial. Hasta ahora sólo habían hablado por teléfono alguna que otra vez.

Salvai, de hecho, no estuvo en la reunión de este martes en el búnker del PRO de la calle Balcarce, a cuatro cuadras de Casa Rosada, en la que Peña oficializó la hoja de ruta electoral que planea llevar a Macri por una treintena de ciudades de todo el país, basada en territorio y no en redes sociales, una notable diferencia respecto a las primarias. Su lugar lo ocupo Suárez, a pesar de que el encuentro aglutinó a todos los jefes de campaña provinciales.

Marcos Peña (Adrián Escandar)
Marcos Peña (Adrián Escandar)

Parte de la reunión que Peña y Salvai plantean tener este jueves estará ocupada por empezar a delinear los distritos que el Presidente recorrerá antes del domingo 27 de octubre en la provincia de Buenos Aires. Mar del Plata, La Plata, Bahía Blanca, Vicente López y San Isidro son algunos de ellos, confiaron integrantes del equipo de campaña de Juntos por el Cambio. No está confirmado si Vidal participará de esas recorridas, pensadas al estilo caravanas. El debut será el sábado 28 en un parque de los barrios del norte de la ciudad de Buenos Aires.

La relación entre la cúpula bonaerense y la de Casa Rosada está severamente dañada. En el ya famoso desayuno de "Los Abrojos" del sábado 17 de agosto, Vidal y Rodríguez Larreta no solo le pidieron a Macri que desplace a Dujovne, que ya tenía redactada su renuncia desde hacía 72 horas. Fueron por Peña. El Presidente decidió sostenerlo. Una vez más.

Después de las primarias, la gobernadora le dio vía libre a los intendentes del PRO del Gran Buenos Aires para hacer lo que tengan que hacer en virtud de conservar sus territorios. Al igual que a Vidal, a varios de ellos también los arrastró la crisis económica y la impopularidad de Macri, a pesar de que sus gestiones locales conservan una alta ponderación vecinal.

En ese plano, en el vidalismo también conviven, por lo bajo, críticas a la mandataria y a su mano derecha por no separar la estrategia provincial de la del Gobierno nacional. 

Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, hizo circular un audio de WhatsApp en el que se despega abiertamente de la Casa Rosada. Néstor Grindetti, de Lanús, desplegó una red territorial destinada a apuntalar su voto manzana por manzana. Martiniano Molina, de Quilmes, pegó afiches con fondo azulado, como la boleta del Frente de Todos.

Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, la noche de las PASO en Costa Salguero
Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, la noche de las PASO en Costa Salguero

Por el contrario, al edificio porteño de la avenida Libertador de Retiro, donde Vidal y Salvai pasan la mayor parte del tiempo, llegaron versiones de que Peña había pedido en un ministerio nacional no fiscalizar en la provincia de Buenos Aires. Fue desmentido. Pero es una muestra de la desconfianza que circula en forma subterránea entre ambas administraciones.

La reunión de este jueves de Peña y Salvai estará además atravesada por diferentes realidades.

El funcionario de mayor confianza de Macri está dedicado full time a lograr que el Presidente llegue al balotaje, un objetivo que solo unos pocos optimistas creen posible.

Vidal no tiene balotaje y su reelección, según dijo De la Torre en el gabinete de este miércoles, depende de un milagro. Salvai trabaja en ese sentido en acortar lo más posible la brecha con Kicillof para tener un grupo lo más grueso que se pueda de diputados y legisladores provinciales y forzar al candidato del Frente de Todos a negociar sí o sí con ellos después de diciembre.

Es que, a diferencia de Peña, Salvai ya trabaja junto a Vidal en el pos macrismo junto a Rodríguez Larreta -se perfila como conductor si retiene la Ciudad- y dirigentes como Martín Lousteau o Rogelio Frigerio.

Mientras tanto, la gobernadora bonaerense también resuelve cuestiones personales: en su entorno dicen que tiene muy avanzada una negociación por un departamento en el barrio porteño de Recoleta. Debe dejar la casa de la base militar de Morón en los primeros de diciembre si Kicillof, como pareciera, revalida el mes que viene su triunfo de agosto.

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