
Marcos Peña fue a "tranquilizar las ansiedades y los miedos" a parte del llamado círculo rojo, a pedirles confianza para el 2019, "desdramatizar" los cambios de funcionarios, "construir consenso en la velocidad posible y necesaria pero en la dirección correcta" y paciencia para la pelea con la inflación.
Lo escuchaban socios del Rotary Club de Buenos Aires, cinco embajadores que ahora son socios honorarios, presidentes de bancos, funcionarios de la Ciudad y la Nación, y empresarios entre los que estuvo José Urtubey de la Unión Industrial Argentina.
"La Argentina está bien", dijo, antes de enumerar las preguntas que se hacían hombres del poder dos años atrás, cuando Mauricio Macri arrancaba su presidencia.

Y habló de que hoy "gran parte de esas preguntas tienen una respuesta positiva", respuestas en las que incluso englobó los acuerdos que en el Congreso permitieron la reforma previsional en diciembre "pese a las escenas que se vieron".
En ese mismo marco puso como ejemplo los anuncios de Ricardo Lorenzetti de este miércoles respecto a cambios en la Justicia.
El jefe de gabinete elogió Vaca Muerta y mencionó desafíos en materia laboral que se plasmarán en "acuerdos entre el Estado, sindicatos y empresas".

En su análisis positivo al responder a la premisa del ciclo "Cómo veo a la Argentina", Peña dijo que el país está ante "el período más largo de crecimiento de los últimos años", que "vamos al equilibrio fiscal" y por "un sendero que a algunos les gustaría más rápido, y a otros no tanto, de baja de inflación".
Como Macri en la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso mencionó "la revolución del turismo que se ha dado en todo el país, nunca hubo tantos turistas viajando, nunca hubo tanta gente en vuelos aerocomerciales".
También repitió los desafíos macristas respecto a mejorar la salud, la educación, el sistema jubilatorio, la obesidad infantil y hasta las muertes de tránsito como pidió el Presidente el 1 de marzo.

"El mundo quiere venir acá a trabajar con nosotros", avisó antes de que llegaran las preguntas sobre temas más conflictivos.
Clara Mariño arrancó consultándole a Peña si "hay un clima tóxico con los empresarios" en referencia a la UIA, que pidió menos importaciones, y al ministro Francisco Cabrera, respaldado en reunión de gabinete por Macri, que les dijo que "dejen de llorar".
"No hay un enfrentamiento con los empresarios", negó Peña, pero admitió que "hay algunos voceros que muchas veces nos piden 'consigan mercados, traigan inversiones' y al mismo tiempo dicen 'protegeme, cuidame'".
"No generemos miedos, sentémonos en una mesa a listar los problemas para ver qué puede aportar cada uno", los desafió, y logró el aplauso de gran parte del salón donde el tema era una preocupación expresada en voz baja.

Peña incluso recordó que durante la gestión anterior hubo "excelentes empresarios que aun en los momentos más difíciles han levantado la voz contra la corrupción", en cambio "muchos han tenido temor pero no los juzgamos", reprochó elegantemente.
Y subrayó que hoy los empresarios tienen acceso al Gobierno para hablar sobre sus problemas. Prometió además "mejorar" las leyes de competencia y señaló que el 75% de las importaciones son para bienes de capital.
En la mesa del embajador del Reino Unido, Mak Kent, estaba José Urtubey, dirigente de la Unión Industrial Argentina que ayer le respondió al Presidente al decir que "no nos gustan las descalificaciones ni las bravuconadas", en referencia a los dichos de Cabrera y las presiones que recibían de parte del ex secretario de Comercio Guillermo Moreno.
En el salón Grand Bourg del Sheraton Libertador, apenas se fue Peña, Urtubey ratificó su posición y solicitó "ir por mayor competitividad" y "una agenda de desarrollo" mientras advirtió que "si bien es cierto que el 20% de importaciones es para bienes de consumo, en un mercado interno es muchísimo".
"Algunos empresarios son dirigentes sindicales", había señalado Peña con el mismo tono calmo que mantuvo durante poco más de 30 minutos en referencia seguramente a los 68.000 despidos que el titular de la UIA, Miguel Acevedo, atribuyó a las importaciones.

En la mesa cabecera (que esta vez fue una mesa redonda y no una mesa rectangular y larga como durante todo el año pasado) Peña estuvo acompañado por el presidente del Rotary, Luis Ovsejevich, y por su propio padre, Félix Peña, además de ex presidentes de los rotarios y de Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio, entre otros.
Alrededor de la mesa principal se reservaron mesas para las embajadas de Australia, Suiza, Chile, el Reino Unido y Uruguay con sus respectivos embajadores presentes.
En otras mesas estuvieron el presidente del Banco Santander, Enrique Cristofani; del Ciudad, Javier Ortiz Batalla; Gustavo Blanco García Ordas por la Fundación Telefónica; Maurizzio Bezzecheri, presidente de Edesur, y Claudio Cesario, presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA).
Ante escuchas atentos, el jefe de ministros defendió una vez más al "equipo" de ministros de las denuncias. "No venimos a quedarnos toda la vida ni a enriquecernos con el poder", sentenció al minimizar estos casos respecto a las denuncias por corrupción contra el gobierno anterior.
Otra vez lo aplaudieron muy fuerte. Incluso descartó diferencias con Alberto Abad y reiteró que su salida de la AFIP responde a una necesidad personal del ex funcionario. "Es un ser humano extraordinario", lo describió, y se acomodó la corbata al terminar de responder.

También se metió en el tema de la semana, el aborto legal que se debate en el Congreso. Descartó Peña que vaya a convocarse a una consulta popular y circunscribió la discusión al ámbito parlamentario.
Eso sí, ratificó que el PAMI tenga una política de precios. "Es el comprador más importante del Estado, hay un espacio enorme para los precios que pagan los jubilados, no creemos que tenga que motivar un conflicto".
"Los problemas se arreglan conversando, no con patoterismo", cerró la cuestión, y esta vez hubo algunos tibios aplausos.
Peña no esquivó la cuestión interna de Cambiemos. "Está muy bien", exclamó sobre la relación con Elisa Carrió y la UCR. También desdramatizó el valor del dólar.
"No es sinónimo de crisis, las fluctuaciones que tienen son en un marco normal. Es excelente la tarea del Banco Central para bajar la inflación y al mismo tiempo cuidar la moneda". Eso sí, a los que piden menos gradualismo les respondió: "No creemos posible una velocidad mayor".
Sobre el final la periodista Mariño le preguntó sobre futuras elecciones y sobre su futuro político. Peña intentó evitar el juego. Espera que los votantes acompañen a Cambiemos el próximo año. Y descartó una candidatura presidencial con su nombre para el 2023.
"No está mal querer ser presidente", lo provocó la periodista. "Pero no está mal no querer serlo", cerró sonriente y amable Marcos Peña.
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