"Caja Negra", el documental que busca acabar con "el mito del voto electrónico"

Producido por la Fundación Vía Libre, el film que se estrenó esta semana sostiene que no existe en el mundo un sistema que permita garantizar el secreto, integridad y transparencia del voto

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Caja Negra. El mito del voto electrónico se estrenó la semana pasada, en diversas plataformas abiertas. Fue producido por la Fundación Vía Libre, a partir del testimonio de especialistas en seguridad informática, programadores, abogados y politólogos, para analizar la reforma electoral que el Gobierno impulsó infructuosamente el año pasado y trazar un mapa del voto en Argentina y el mundo. Con los testimonios de diversos profesionales, la película critica duramente, durante casi una hora, los sistemas de votación con voto electrónico y la falta de transparencia que introducen.

Según explicó Beatriz Busaniche, especialista en propiedad intelectual de la Fundación Vía Libre, el film busca "discutir la propaganda falaz sobre las ventajas del voto electrónico" divulgando el conocimiento académico que existe y que, según la activista en favor de los derechos fundamentales, llevan a considerar que "es muy mala idea incorporar el voto electrónico" y "es muy dañino para los sistemas democráticos". Entre los entrevistados se encuentran Enrique Chaparro (especialista en seguridad informática, Fundación Vía Libre), Rodrigo Iglesias (abogado especialista en derecho informático), Irina Sternik (periodista de tecnología), Alfredo Ortega (doctor en Ciencias de la Computación), Delia Ferreira Rubio (quien acaba de ser elegida como presidenta de Transparencia Internacional), Javier Blanco (doctor en Ciencias de la Computación) y Joaquín Sorianello (programador), entre otros.

"Buena parte de los argumentos a favor del voto electrónico son mentiras, demostradas con evidencia científica", explica Busaniche, y añade: "Sólo en la India, Brasil y Venezuela se utiliza la boleta única electrónica que se quiere imponer acá…. ¿Estos países son los que quiere imitar el gobierno nacional?". En efecto, en países como Holanda y Alemania el voto electrónico fue prohibido. ¿Por qué? "Porque se demostró que no garantizan la custodia de manera apropiada los tres principios del sistema democráticos: que el voto sea secreto -para no ser coercionado-, su integridad -que será contabilizado tal como fue emitido- y que los votantes puedan confiar en su transparencia". En Holanda, por ejemplo, fue abandonado porque se probó que se podía violar el secreto, mientras que en Alemania el argumento por el cual se descartó es que un "ciudadano de a pie" no podía auditar el sistema sin recurrir a asistencia técnica.

"En Venezuela se vota con voto electrónico y Maduro dijo que tenía la lista completa de los que habían votado en contra", dijo Busaniche, e insistió: "Es real, posible, lo tenemos corroborado y Maduro lo confirmó en cadena nacional: ese es el sistema que el oficialismo quiere poner en funcionamiento en la próxima elección". Además, la activista afirma que "es posible manipular la elección con el sistema de voto electrónico: quien tiene la llave del sistema puede manipular la elección".

En Argentina, la ciudad de Buenos Aires, Salta y Neuquén implementaron la boleta única electrónica. Según denuncia Busaniche, en esos casos las autoridades no entregan máquinas para hacer auditorías independientes, e incluso la propuesta de reforma que existe en el Congreso considera un delito cualquier tipo de prueba independiente sobre el sistema de votación. Por este motivo, para la titular de Vía libre "es posible dudar del resultado en aquellos lugares donde se implementan". Tal es el caso de Martín Lousteau, que en 2015 denunció que el macrismo inducía al voto en blanco por el diseño de la pantalla y tiempo después reconoció que fue "perjudicado por el sistema del voto electrónico".

"En el mundo, la boleta única en papel es el sistema más usado, más seguro y más económico", dijo Busaniche, y recordó que es el sistema que adoptaron Holanda y Alemania cuando abandonaron la boleta electrónica, además de ser el que utiliza la población carcelaria en Argentina y en consulados y embajadas.