La infantilización de la pobreza en la Argentina, bajo la mirada de dos jóvenes expertas

María Castillo y Gala Díaz Langou debatieron en Infobae sobre el alarmante impacto de la pobreza en la franja más joven de la población

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Por Catalina de Elía, Leandro Edelstein y Pablo Castagnari

La estadística asusta: casi seis millones de niños y niñas argentinos viven bajo la línea de la pobreza. Un 46,4% de la población menor de 18 años transita su infancia en hogares cuyos ingresos no alcanzan para satisfacer una canasta familiar básica. En Santiago del Estero, Córdoba y Corrientes, el indicador supera el 50%. En San Juan, el 60%. El estudio fue realizado con números de finales de 2016 por el Centro de Implementación en Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), cuya Directora de Protección Social, Gala Díaz Langou, debatió en Infobae con María Castillo, ex Directora Nacional de Juventud. Entre ambas pensaron y propusieron abordajes superadores para afrontar un problema que, de no ser tratado con seriedad, proyecta un futuro sombrío.

"Infantilización de la pobreza", rotula Díaz Langou sin titubear. Así se conoce la tendencia a que "por cada adulto que hay en situación de pobreza haya cada vez más niños. Concentramos cada vez más las peores condiciones de vida en los más chicos". Para ella, hacia el futuro, la meta es clara: "Si queremos ser un país desarrollado –dice- en los próximos años no hay mejor inversión que los niños"

La pregunta, entonces, surge de inmediato: ¿cómo lograrlo? Castillo cree que es fundamental que la sociedad comience a proponerse otro modo de entender a los chicos. "Poder comenzar el trabajo con los chicos desde más pequeñitos puede ayudar a las generaciones que vienen. Pero a los actuales, que son el presente, es muy importante ayudarlos a proyectarse. Dejar de tratarlos como objetos pasivos para asumirlos como sujetos de derecho que pueden decidir su vida". Entre esos derechos, Díaz Langou reconoce algunas de las llamadas transferencias del Estado a ciertos sectores de la población; entre ellas la Asignación Universal por Hijo. "Para entender las transferencias desde un enfoque de derecho hay que desmitificarlas: las transferencias no son una dádiva, sino que son algo que corresponde", señala.

Con vistas a las próximas elecciones, ambas mujeres coinciden en que sería un momento propicio para comenzar a abordar, desde el aparato legislativo, esta problemática acuciante. "Desde el CIPPEC lanzamos la campaña 'Lo que falta es posible en el Congreso' –dice Díaz Langou- impulsando que estas elecciones legislativas tengan discusiones de estos contenidos. Hay dos proyectos concretos: uno es el referido a las transferencias y otro a las licencias por paternidad, maternidad y familiares. En Argentina solo la mitad de las personas que tienen hijos puede gozar de una licencia, por ejemplo".

De todos modos, más allá de las medidas concretas más inmediatas, sobrevuelan la sociedad argentina fantasmas vinculados a la estigmatización y a la comprensión que se tiene de la figura de los niños y las niñas. Por ejemplo, respecto del debate sobre la baja de la edad de imputabilidad, Gala Díaz Langou dice: "Si un chico de once años comete un robo, ¿dónde se pone la línea? ¿Donde existe una falta de oportunidades o donde existe una voluntad de la 'persona', del niño? Es muy filosófico el debate, pero a mí me entristece mucho que no esté saldado, a pesar de los enormes logros normativos que tenemos".

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