Motricidad en los chicos: cuando pasan del garabato al dibujo

¿Cuándo distinguen la figura de las cosas? ¿Qué es lo primero que deben garabatear? Te lo contamos.

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A partir del año y medio los niños empiezan hacer garabatos. (Foto: Archivo Atlántida / Para Ti Mamá)
A partir del año y medio los niños empiezan hacer garabatos. (Foto: Archivo Atlántida / Para Ti Mamá)

Como explica la psicóloga Rosina Duarte, lo primero que los niños dibujan –alrededor del año y medio- son garabatos, líneas o curvas desordenadas, sin un sentido específico aparente para la mirada del adulto, pero sí con un claro significado para ellos.

Cuenta que a través de estas primeras manifestaciones no intentan decir algo, sino que se trata del placer que experimentan por el sólo hecho de estar en contacto con algo que deje su huella, y señala la importancia que tiene nuestra reacción frente a esto:

"Es fundamental ser conscientes del modo en que los primeros garabatos son recibidos por nosotros los padres, porque esa respuesta favorecerá o no la evolución del niño. La atención, el aliento, los halagos hacia esos primeros garabatos pueden favorecer que continúe su interés por esta actividad en particular", sostiene la especialista, y agrega que hay que acompañar al niño sin interrumpirlo en su actividad, ni obligarlo a que imite o dibuje algo que "se entienda", ni desvalorizar sus garabatos. Esto es muy importante para la relación que nuestro hijo mantendrá con esa actividad y con sus logros y sí mismo.

Tomando forma

La profesional cuenta que luego de esta etapa, al igual que como ocurre en otros aspectos del aprendizaje, los tiempos varían según cada niño. En promedio, alrededor de los 2 años es esperable que aparezcan las primeras manifestaciones gráficas.

"A partir de esa edad, el niño puede comenzar a dar alguna forma a los garabatos iniciales, y luego, de a poco, irá combinando distintas figuras para realizar diferentes producciones. También comenzará a dibujar con todo el cuerpo: realizará movimiento de manos, dedos y brazos. Y cerca de los 3 o 4 años, empezará a distinguir la figura de las personas, y diferenciarla de las cosas", señala la especialista.

Además indica que en esta etapa el niño irá depurando sus dibujos, la figura humana se irá formando con un círculo y un par de líneas que harán de pies y brazos, y a medida que vaya avanzando en su desarrollo irá cambiando las formas, adquiriendo cada vez mayores habilidades y destrezas. Finalmente, hacia los 5 años, se produce una consolidación de las formas ya que las estructuras cognitivas del niño han ido evolucionando y esto le permite una evolución también en su producción gráfica.

Tiempo al tiempo

La Lic. Duarte concluye haciendo hincapié en que los padres tenemos que acompañar, incentivar, fomentar, alentar con atención, cariño y mucho amor, todo proceso de aprendizaje de nuestros hijos; y el dibujo es uno de ellos.

"Cada niño irá dibujando según su interés, y por supuesto teniendo en cuenta sus posibilidades. No es necesario enseñarle a dibujar, sino que lo importante es acompañar su interés por descubrir, por conocer, explorar y experimentar el mundo que lo rodea. Entonces, nuestra tarea será facilitar este proceso mostrando y ofreciendo los medios para ello: lápices, crayones, marcadores, hojas, tizas, pizarrón, etc", asegura la profesional.

No es necesario enseñarle a dibujar, sino que lo importante es acompañar su interés por descubrir, por conocer, explorar y experimentar el mundo que lo rodea.

Comunicarse mediante garabatos

La Lic. Duarte señala distintos aspectos del dibujo infantil:

*Es una de todas las maneras posibles que tienen los niños de expresarse, de mostrar su interior, sus emociones, deseos, ideas.

*Es un medio no verbal para expresar lo que sucede en su entorno y en su mundo de imaginación y fantasía.

*Da cuenta de sus aspectos motrices, cognitivos y emocionales.

*Se trata de una actividad motora donde se puede ver la evolución de sus habilidades motrices.

*Es la manera en que imita, copia, fantasea su realidad y plasma sus emociones y creatividad.

*Se trata de una forma lúdica de lenguaje y manifestación de su mundo interior.

Por Gloria Kaspar / Asesoró: Lic. Rosina Duarte, psicóloga especialista en crianza del equipo del Centro Pediátrico Urquiza, M.N. 37.305.

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