Antes de la primavera, hay que tomar drásticas decisiones políticas y económicas para cambiar el rumbo

Con una inflación proyectada del 80 %, un Presidente que no supera el 30% de apoyo popular y tiene una grave crisis interna, el “vacío de poder” que sufre el gobierno debe resolverse en el cortísimo plazo

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La vicepresidenta Cristina Kirchner junto al presidente Alberto Fernández
La vicepresidenta Cristina Kirchner junto al presidente Alberto Fernández

“En julio-agosto cosecharán lo que están sembrando”. Los romanos diseñaron el calendario que luego perfeccionaría el Papa Gregorio XIII en 1582 ( muy parecido al calendario egipcio de 3000 años antes de Cristo).

En el año 46 A.C., Julio Cesar le puso su nombre al mes 7 y el Emperador Augusto el suyo al mes 8 en el año 10 D.C.

Augusto era hijo adoptivo de Julio Cesar y, para no ser menos que su famoso padre, le agregó un día a agosto de tal forma que ambos meses tuvieran 31 días (para hacer eso, le sacó un día a febrero, que quedó con 28). La megalomanía y los celos campean en el mundo desde que Adán y Eva fueron echados del paraíso, y, en esta materia, todo sigue igual.

Julio y agosto son los meses más fríos o más calientes conforme nos situemos en el hemisferio sur o el norte del planeta. Las siembras y la cosechas -en términos agrícolas- se combinan en “contra estación” y facilitan el aprovisionamiento anual de los productos más variados en cualquier punto del planeta (en la actualidad, por la existencia de veloces medios de transporte y las técnicas de enfriado, congelado y disecado así como los containers, el embolsado y el envasado al vacío).

Los grandes cambios humanistas no siguen el cronograma climático y se producen en distintas estaciones, siguiendo una cadencia más arbitraria. Así la Revolución Rusa ocurrió entre marzo y junio de 1917; la revolución norteamericana, entre marzo de 1763 y septiembre de 1783; y la Revolución Francesa, entre mayo de 1789 y noviembre de 1799.

Hay acontecimientos y fechas para todos los gustos de independencias, guerras, conquistas, elecciones y otros eventos históricos que se producen cuando “maduran” los hechos preparativos que los anteceden.

Argentina vive un “momento de inflexión” que tendrá su desencadenante entre el corriente julio y el proximísimo agosto. Vivimos desde el 10-12-2019 la “anormalidad constitucional” de tener un Presidente que debe aceptar la conducción de su Vicepresidenta por ser ella la JEFA de la fracción hegemónica en el llamado Frente de Todos.

Alcanza con cotejar la clara concentración de poderes que nuestra Constitución confiere al Presidente de la Nación y la inexistencia de roles que detenta la Vicepresidencia, con la realidad que ocurre en forma creciente frente a nuestros ojos: la humillación cotidiana del primer mandatario por parte de Cristina, quien controla a la mayor parte de los funcionarios más importantes del Poder Ejecutivo.

Cristina percibe que, el poder que ha venido ejerciendo en los últimos 20 años, se le está escurriendo entre los dedos (REUTERS/Agustin Marcarian/File Photo)
Cristina percibe que, el poder que ha venido ejerciendo en los últimos 20 años, se le está escurriendo entre los dedos (REUTERS/Agustin Marcarian/File Photo)

El albertirsmo murió antes de nacer. Con Reservas negativas en El BCRA, 2700 puntos de riesgo país e inflación proyectada que supera el 80 %, un gobierno que no supera el 30% de apoyo popular y tiene una grave crisis interna, presenta un “vacío de poder” que deberá resolver en el cortísimo plazo.

Cristina percibe que, el poder que ha venido ejerciendo en los últimos 20 años, se le está escurriendo entre los dedos. Para zozobra de todos los argentinos, vemos imágenes claras del desarrollo de un auto golpe que se pretende ocultar detrás de acusaciones a la oposición, los medios de comunicación y los empresarios, tanto urbanos como rurales.

El gobierno puede y debe corregir este escenario. Nadie está condenado a profundizar en sus propios errores y no hay nadie enfrente que lo empuje por el camino equivocado. Tampoco hay quien pueda evitar que, estando al borde del precipicio, den un paso al frente.

No es cierto, como afirma Alberto, que estemos en un ciclo de franco crecimiento pero sí es cierto que la estructura productiva está intacta y en condiciones de producir mucho más. El mundo nos ofrece comprarnos los abundantes recursos energéticos y alimenticios que tenemos y que desesperadamente necesitamos

También ocurre que las instituciones fundamentales -el Poder Legislativo, el Judicial y la Prensa libre- así como las asociaciones de la sociedad civil, están deseosas de transitar un camino de consensos que ayude a superar la crisis.

Antes de llegar a la primavera tendremos que tomar decisiones drásticas que corrijan el rumbo. El oficialismo tiene la palabra. Ojalá no se equivoque.

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