Cambiar el sistema de incentivos para transformar la educación

El Gobierno de la ciudad de Buenos Aires propone reformar 28 artículos del Estatuto Docente para jerarquizar su formación

Compartir
Compartir articulo
Escuela primaria en la ciudad de Buenos Aires (Maximiliano Luna)
Escuela primaria en la ciudad de Buenos Aires (Maximiliano Luna)

La educación es la herramienta más poderosa de transformación que tiene una sociedad. A su vez, es a través de una educación actualizada y de calidad que los chicos y chicas tienen la posibilidad de construir su futuro. Ahora bien, toda transformación real tiene que empezar desde adentro, en este caso, desde la escuela. Y ningún cambio profundo puede darse en las escuelas sin los docentes.

Tal como lo afirmaba años atrás Irina Bokova, ex directora general de la UNESCO, un sistema educativo es apenas tan bueno como sus docentes y liberar su potencial y ofrecerles más oportunidades de formación y capacitación es esencial para mejorar la calidad del aprendizaje de todos los alumnos.

Por eso, para seguir mejorando la calidad educativa de la Ciudad, necesitamos jerarquizar la carrera docente. Y que los mejores docentes puedan formarse y crecer dentro del aula. En esta línea, proponemos una reforma para cambiar 28 artículos del Estatuto Docente.

Esta decisión no es azarosa, está enmarcada dentro de un trabajo que viene haciendo la Ciudad mediante la implementación de políticas estratégicas para jerarquizar la carrera docente. Lo hicimos con la creación de la primera universidad de la Ciudad enfocada en seguir profundizando la inversión para su formación y actualización. Y ahora damos un paso más con este proyecto de ley que presentamos en la Legislatura porteña que tiene sus bases en la profesionalización de la carrera docente y se centra en el incentivo a la capacitación y mejora de las prácticas docentes en el aula y para el aula.

Hace ya cuatro años que venimos trabajando en esta reforma junto con la participación de los docentes, equipos directivos y especialistas en educación a través de conversatorios tanto en línea como presenciales. Es un proceso que viene desarrollándose hace tanto tiempo porque es una decisión que requiere de mucha escucha, intercambio y reflexión real sobre cuáles son las mejoras que necesita la profesión docente para que puedan seguir formándose sin tener que salir del aula y que su crecimiento impacte directamente en la mejora de los aprendizajes de nuestros chicos en la Ciudad.

Al día de hoy, según el Estatuto Docente -que fue creado hace 60 años, por lo que es evidente que debe ser actualizado- la antigüedad de un docente en el aula tiene mucho más peso que su formación. Es decir, hoy para un concurso de ascenso vale mucho más el tiempo que alguien lleve dentro del sistema educativo que la capacitación que haya alcanzado o cuánto se haya formado. Y eso tiene que cambiar. Además, y este es el centro de todo este proyecto que presentamos, si un docente quiere crecer profesionalmente hoy tiene que salir del aula. No tiene otro camino para elegir, los invitamos a dejar el aula, en vez de incentivarlos a que sigan formándose y permanecer en él aula enseñando y siendo reconocidos salarialmente por ello. De hecho, somos la primera jurisdicción del país en proponer una carrera horizontal, has hoy solo existe un camino de ascenso y siempre es dejando el aula.

Esta ley también se centra en los equipos directivos, actores fundamentales para que todas estas mejoras puedan implementarse. Por eso, triplicamos las horas de capacitación necesarias para acceder a cargos directivos y actualizamos los concursos de oposición. Para que también los docentes con mejor capacitación y habilidades de liderazgo estén al frente de la conducción de las escuelas.

A su vez, este proyecto también da cuenta de que no da lo mismo que un docente elija capacitarse o no. Que no vale lo mismo aquel que está presente en el aula todos los días que aquel que no lo está y que desde el Estado tenemos que fijar reglas claras para acompañar a los docentes más comprometidos.

Todos estamos de acuerdo en que vivimos en un contexto en el que toda profesión debe seguir aprendiendo a lo largo de la vida, para que las capacidades y habilidades siempre estén a la altura de los desafíos de este siglo.

Esta iniciativa sigue la tendencia a nivel mundial de seguir brindándoles oportunidades a los docentes para que la educación esté siempre a la altura de los desafíos actuales. Y permitir que el desarrollo profesional del docente esté vinculado al aula o a tareas de enseñanza, sin que la promoción implique necesariamente el paso a tareas de gestión y administración de la institución educativa. De hecho, la experiencia internacional muestra cómo algunos países de la región, como Chile, Colombia, Ecuador, México y Perú y otros de Europa han modificado sus normas respecto al ingreso, la movilidad, la permanencia, la retribución y el retiro de los docentes. El objetivo también fue incorporar salarios diferenciados según desempeños, mecanismos de promoción horizontal, ascensos e incentivos basados en desempeños y criterios formativos.

Como sabemos, la calidad de un sistema educativo nunca estará por encima de la calidad de sus docentes. Necesitamos darles más oportunidades de capacitación y formación para que los chicos y chicas tengan la mejor educación. Sin embargo, también sabemos que las personas solemos tomar decisiones por incentivos, porque algo nos mueve a hacerlo. Por eso, si no cambiamos el sistema de incentivos, no vamos a lograr transformar y mejorar la realidad de las personas; en este caso, de todos los docentes de la Ciudad.

SEGUIR LEYENDO: