La política está concentrada en las internas en vez de pensar en reactivar la economía

El riesgo institucional condiciona permanentemente cualquier posibilidad de reformas estructurales

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Desde que el kirchnerismo llegó al poder la Argentina vive al borde riesgos institucionales y, además, hace 11 años que no crece, ni se generan puestos de trabajo (Reuters)
Desde que el kirchnerismo llegó al poder la Argentina vive al borde riesgos institucionales y, además, hace 11 años que no crece, ni se generan puestos de trabajo (Reuters)

Desde que el kirchnerismo llegó al poder la Argentina vive al borde riesgos institucionales y, además, hace 11 años que no crece, ni se generan puestos de trabajo. La oportunidad la tuvo Cambiemos en 2015, hoy Juntos por el Cambio, pero la debilidad parlamentaria y, en particular la ausencia de un plan económico consistente la desperdició.

Lo cierto es que el riesgo institucional condiciona permanentemente la política económica. El argumento de JxC es: “si avanzamos con propuestas de reformas estructurales corremos el riesgo de perder las elecciones y que gane el kirchnerismo e imponga una autocracia”. Es más, estando en el gobierno la apuesta siempre fue a mantener la grieta como forma de ganar los comicios. El tema económico no era considerado como una opción para ganar espacio político. Finalmente fue un pésimo negocio.

El riesgo institucional condiciona permanentemente la política económica

¿Por qué existe el riesgo institucional? Porque la democracia se ha transformado en un proceso electoral en el cual, en forma delirante, se vota si los argentinos vamos a vivir en un sistema autocrático, donde uno solo tiene todo el poder al estilo de las antiguas monarquías y se anulan los derechos individuales, o el que llega al poder se limita a administrar la cosa pública respetando los derechos individuales. Parece demencial, pero en la Argentina llegamos al absurdo de ir a votar para decidir si se van a violar los derechos consagrados en la Constitución Nacional o si esos derechos se mantendrán.

El miedo a perder esos derechos lleva a paralizar a la oposición en materia económica y prefiere mantener el mismo populismo que se hereda del kirchnerismo evitando reformas económicas y, sobre todo, presentar un discurso que le otorgue a la población un horizonte de prosperidad.

Fue por eso que Cambiemos continuó revoleando planes sociales durante cuatro años en vez de impulsar la cultura del trabajo.

Juntos por el Cambio le pidió a Martín Lousteau que hiciera un resumen de varios trabajos de la coalición. Eso demuestra que sigue sin entender el problema económico, porque no se resuelve tomando un poco de lo que dice cada uno, porque de eso sale una ensalada rusa
Juntos por el Cambio le pidió a Martín Lousteau que hiciera un resumen de varios trabajos de la coalición. Eso demuestra que sigue sin entender el problema económico, porque no se resuelve tomando un poco de lo que dice cada uno, porque de eso sale una ensalada rusa

Durante el fin de semana se supo que JxC le pidió a Martín Lousteau que hiciera un resumen de varios trabajos de la coalición: Unión Cívica Radical; Coalición Cívica y PRO. Eso demuestra que sigue sin entender el problema económico, porque no se resuelve tomando un poco de lo que dice cada uno, porque de eso sale una ensalada rusa.

Haciendo ese ejercicio podrán quedar todos los sectores políticos conformes, pero solo de casualidad podrán tener una propuesta consistente. Lo más probable es que semejante mezcla de ideas termine siendo un colador por donde pasen las críticas por inconsistentes.

En el libro El Economista y la Política, de William Hutt, el autor tiene el siguiente párrafo que parece describir perfectamente el fracaso económico de los argentinos: “Muchas veces, el economista acepta las restricciones que le establece el político y termina asesorándolo para que actúe como si no lo hubiese asesorado un economista”.

“Muchas veces, el economista acepta las restricciones que le establece el político y termina asesorándolo para que actúe como si no lo hubiese asesorado un economista” (Hutt)

Puesto en otras palabras, aceptando las restricciones que le establecen los políticos, algunos economistas terminan armando un esquema de iniciativas tan inconsistente que, antes que empiece a aplicarlo, se sabe que va a hacer agua.

Lo que se puede percibir sobrevolando el mundo de la política, son los escasos conocimientos que tienen los políticos sobre la economía. No resisten más de 30 minutos analizando el problema económico. Los entretiene más la rosca política que formarse en esa disciplina. Por eso luego salen en los medios hablando superficialidades o inconsistencias sobre la economía. Pero no solo no tienen conocimientos, sino que tampoco tienen convicciones. Creen que la política está por encima de la economía y que esta debe subordinarse haciendo lo que la política necesita. Puro voluntarismo. El sí se puede de Cambiemos terminó siendo Continuemos.

Repetición de errores por falta de un plan sustentable

Bajo estas condiciones, siempre hay algún economista dispuesto a aceptar esas restricciones políticas y termina sustituyendo reformas estructurales por piruetas financieras y monetarias que finalizan en una crisis cambiaria e inflacionaria.

No es casualidad que Argentina viva de estallido en estallido. Es la combinación de políticos desinteresados de la economía y de economistas que arman esquemas explosivos para conformar a los políticos lo que lleva a un estallido detrás de otro.

No es casualidad que Argentina viva de estallido en estallido. Es la combinación de políticos desinteresados de la economía y de economistas que arman esquemas explosivos para conformar a los políticos lo que lleva a un estallido detrás de otro (EFE)
No es casualidad que Argentina viva de estallido en estallido. Es la combinación de políticos desinteresados de la economía y de economistas que arman esquemas explosivos para conformar a los políticos lo que lleva a un estallido detrás de otro (EFE)

La realidad es que dada la magnitud del desajuste macroeconómico que tiene Argentina, requiere de un mínimo de medidas económicas que supera a cualquier otra crisis. No es lo mismo la crisis de 1975 que la actual, porque en aquel momento no se habían destruido tantos signos monetarios, ni se había llevado el gasto público hasta los niveles actuales, ni se habían confiscado tantas veces los depósitos y los ahorros, ni la carga tributaria llegaba a los niveles actuales y, como corolario, el colchón social era mucho mayor, donde la pobreza, la indigencia y la desocupación se ubicaban en niveles muy inferiores a los actuales.

En otros términos, a medida que va pasando el tiempo, va creciendo el mínimo de medidas económicas a aplicar para poder salir de la crisis actual. Por ejemplo, en los 60 tal vez no era necesario hacer una reforma monetaria para poner la economía en funcionamiento.

Luego de tantos fracasos, los políticos de la oposición deberían entender que hay un mínimo de medidas que hay que adoptar en el crítico escenario actual para poder salir de las continuas crisis económicas y no estar pendiente siempre de si el kircherismo rompe todas las instituciones para establecer una autocracia.

La función del economista es decir cuál es ese mínimo de medidas para que el plan sea consistente y no quedar a mitad de camino, como ya le ocurrió a Cambiemos con el gradualismo

La función del economista es decir cuál es ese mínimo de medidas para que el plan sea consistente y no quedar a mitad de camino, como ya le ocurrió a Cambiemos con el gradualismo que le vendieron los sectores progresistas de la coalición. Y, a su vez, los políticos entender que tienen que darle respaldo a esas acciones.

Un gobierno de coalición, para tener éxito, tiene que amalgamarse en una política económica consistente.

Es curioso como los políticos se sienten cómodos con políticas económicas que ya fracasaron y después se preguntan por qué la gente no los acompañó. Tal vez sea porque en Argentina hay demasiados seudos dirigentes entretenidos en la disputas para ganar un puesto en las próximas elecciones, y pocos capaces de pensar en una propuesta de crecimiento de largo plazo, que es lo que se necesita para no seguir cayendo en el escenario internacional.

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