Sobre el video de Mauricio Macri en la casa de una familia

Julián Gallo, asesor en comunicación del Presidente, responde las críticas en una columna de opinión

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El miércoles el Presidente le contó a una familia del barrio de Colegiales las medidas económicas de contención que un rato después detallaron los ministros de las áreas técnicas en una conferencia de prensa realizada en la Quinta Presidencial de Olivos. La información sobre las características específicas de las medidas estuvo a disposición de la prensa en un documento informativo al mismo tiempo que sucedía el encuentro en Colegiales. Mauricio Macri sumó así un encuentro más con una familia (ya tuvo unos 300 similares desde 2013), esta vez para hablar de las medidas económicas que ahora son de conocimiento de todos. La familia elegida para esta ocasión fue la que forman Adriana y Alejandro que en una visita anterior le habían planteado al Presidente las dificultades que estaban viviendo.

El intercambio entre el Presidente y la familia anfitriona fue grabado como siempre con un teléfono celular, sin micrófonos ni luces. En el archivo de videos en su Facebook puede comprobarse retrospectivamente que siempre fueron registrados de esa manera. El miércoles, algunos momentos del encuentro fueron transmitidos por YouTube y Facebook, de la misma forma que se transmiten todas las actividades presidenciales desde diciembre de 2015, renunciando nuevamente al uso de la Cadena Nacional, la televisión pública o cualquier otra imposición en medios. Hay que recordar que las únicas apariciones del Presidente por cadena nacional desde que asumió fueron los discursos de apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso, que deben hacerse de esa manera para cumplir con la ley.

Volviendo al encuentro en Colegiales, distintos especialistas han tratado de ver en la transmisión del Presidente un truco, un engaño al que llamaron "una puesta en escena". Al parecer, según estos especialistas, dar un discurso protocolar en el Salón Blanco, o transmitir un mensaje desde el despacho presidencial, no lo sería. Antes de seguir deberíamos aclarar que las interacciones entre seres humanos siempre incluyen algún tipo de puesta en escena. Desde la cena de Navidad hasta las pijamadas, los cumpleaños o las reuniones de consorcio, los casamientos en parroquias, al aire libre o en un bar tomando cerveza, los encuentros de fútbol, las clases de la facultad e izar la bandera argentina en el jardín de infantes; son situaciones auténticas que incluyen puestas en escena. Es decir, los encuentros están organizados sin que eso les reste autenticidad: un cumpleaños es genuino aunque se apaguen las luces al soplar las velitas (lo que es una puesta en escena).

Las interpretaciones realizadas por algunos especialistas dan a entender que por ser distinto a lo que supuestamente el público esperaba ver en estas circunstancias, el encuentro de Macri fue engañoso. En cambio, otras formas usadas durante las presidencias en Argentina habrían sido auténticas. Aparentemente, según este razonamiento, habría que creer que no hubo puesta en escena en las imágenes de ministros aplaudiendo en el Salón de los Pueblos Originarios por cadena nacional filmada con grúas, o en los patios de la Casa Rosada llenos de público, o en el ducto de aplausos partidarios que avanzaba hasta llegar a un podio frente al mar, o en los vibrantes discursos en las plazas frente agrupaciones partidarias. Esas no serían puestas en escena, serían oportunos, verdaderos y congruentemente espontáneos actos de comunicación presidencial acordes a la investidura. En cambio, hablar con personas sencillas, en una casa real, en un encuentro verdadero, con un lenguaje cotidiano, sería una impostación creada por asesores.

El miércoles la comunicación del Presidente pudo haber sido acertada o no. Como en todo acto de comunicación no es el que da el mensaje el que determina el éxito sino quién lo recibe. Aquel que no se haya sentido cómodo con esta modalidad está en todo su derecho y el Presidente habrá fracasado frente a él o ella. Sin embargo, las interpretaciones técnicas que sugieren que el encuentro, la conversación y hasta el deseo de hablar con una familia en representación de todas fue un engaño, esas sí están equivocadas. ¡Qué fácil hubiese sido llenar de aplausos el Salón Blanco y dar un discurso por Cadena Nacional! ¿Acaso es eso lo que sugieren los especialistas? ¿Es esa la puesta en escena correcta que contrastan con el encuentro mano a mano del miércoles? ¿Es esa la forma correcta de comunicar?

Vivimos en el período de cambio más acelerado de la historia de la humanidad. Un cambio que abarca todas las cosas, incluso la forma de contar medidas importantísimas que afectarán la vida de millones de personas. Las presidencias del mundo, de cualquier signo político, intentan distintos caminos para comunicarse que desestiman a los modelos del siglo XX. López Obrador en México cada día a las 6 de la mañana da una conferencia de prensa y su equipo mide su éxito por la cantidad de menciones online. Y los fines de semana sale de gira por el interior del país improvisando discursos que parecen homilías y se transmiten en vivo por Facebook. Jair Bolsonaro luego de ganar las elecciones realizó una transmisión en vivo por sus redes desde sus oficinas, sin público y acompañado sólo de su esposa y una intérprete de lenguaje de señas. Donald Trump sin moderación dice cosas decisivas por Twitter. Días atrás un Macrón emocionado habló con la Catedral de Notre Dame de fondo mientras aún ardía.

Todos pueden estar equivocados en su forma personal de intentar comunicarse. Pero también puede ser que estén en lo cierto. Es posible sospechar que en el siglo XXI la mayoría de la gente siente antipatía por los discursos ampulosos, la teatralidad partidaria, la imposición de las transmisiones en Cadena, la oratoria teatral o el oropel de los salones presidenciales. Macri visitó a una familia que es igual a millones para contarles a ellos, y a todos a través de ellos, medidas que son clave para su presupuesto doméstico. Tal vez lo que gente espera es que los presidentes se comporten como los seres humanos que son y hablen directamente, asumiendo lo riesgoso que es intentar hacer eso de verdad.

*El autor es periodista y asesor de contenidos en redes sociales de la Presidencia de la Nación