Récord agroexportador: desafíos logísticos y de transporte para el cierre de 2025

La actividad de la cadena agropecuaria argentina alcanzó en noviembre de 2025 su mayor nivel histórico, impulsada por una cosecha récord de trigo y un fuerte dinamismo exportador

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En términos logísticos, este crecimiento
En términos logísticos, este crecimiento implica una mayor exigencia sobre infraestructura, transporte y coordinación operativa en todos los eslabones de la cadena (Foto: Shutterstock)

Más allá del dato productivo, el informe del Índice de Actividad de la Cadena Agropecuaria (IACA-BCR) deja señales relevantes para comprender el comportamiento de la logística y las cadenas de suministro de cara al cierre del año y al inicio de 2026

El índice general se ubicó 3,5% por encima de octubre y casi 10% por encima de noviembre de 2024, reflejando un volumen creciente de mercadería que debe ser movilizada, almacenada y despachada hacia mercados internos y externos.

En términos logísticos, este crecimiento implica una mayor exigencia sobre infraestructura, transporte y coordinación operativa en todos los eslabones de la cadena.

Exportaciones en alza y mayor presión sobre los nodos logísticos

Uno de los datos más significativos del informe es el comportamiento del último eslabón de la cadena. El subíndice de agroexportación creció 3,3% mensual, encadenando seis meses consecutivos de subas. En noviembre, tanto el complejo soja como el complejo trigo registraron volúmenes récord de exportación, superando ampliamente los promedios históricos para ese mes

Este escenario refuerza la presión sobre los corredores logísticos hacia puertos, la disponibilidad de transporte terrestre y la capacidad de respuesta de los nodos de acopio y consolidación. A su vez, obliga a una planificación más precisa para evitar cuellos de botella en momentos de alta estacionalidad.

El informe también destaca un factor externo con impacto directo en la logística regional: la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Este contexto propició un giro en las compras del país asiático hacia Sudamérica, favoreciendo a Argentina y generando un aumento significativo en los envíos del complejo soja.

Desde una mirada de supply chain, este cambio implica una reconfiguración de flujos internacionales, ajustes en rutas, mayor demanda de servicios asociados a la exportación y la necesidad de responder con rapidez a oportunidades comerciales que no siempre se sostienen en el tiempo.

Si bien la actividad agroindustrial
Si bien la actividad agroindustrial se mantiene en niveles históricamente altos, el informe muestra asimetrías entre producción, industria y exportación, que obligan a una gestión logística cada vez más fina (Foto: Shutterstock)

Más grano sin procesar y cambios en los patrones logísticos

Otro punto relevante es la caída mensual del 2,4% en la molienda de soja, explicada por la elevada demanda internacional de poroto sin procesar. Este fenómeno modifica la lógica habitual de la cadena, ya que mayores volúmenes se destinan directamente a exportación, reduciendo el procesamiento local.

Para la logística, esto se traduce en cambios en los flujos de almacenamiento, transporte y despacho, con mayor protagonismo de los envíos directos a puerto y menor permanencia en plantas industriales.

El informe también expone las limitaciones estructurales de la cadena. Las inundaciones en distintas zonas de la provincia de Buenos Aires dificultaron la movilización de hacienda y productos agrícolas, afectando la faena y los envíos. Estos episodios vuelven a poner en evidencia la dependencia de la logística agroindustrial de la infraestructura vial y de las condiciones climáticas, un factor crítico para sostener volúmenes elevados de actividad.

Balance de fin de año y desafíos para 2026

Si bien la actividad agroindustrial se mantiene en niveles históricamente altos, el informe muestra asimetrías entre producción, industria y exportación, que obligan a una gestión logística cada vez más fina. El cierre de 2025 encuentra a la cadena con altos volúmenes, pero también con mayores riesgos operativos, especialmente ante eventos climáticos, cambios en la demanda externa y limitaciones estructurales.

De cara a 2026, el desafío para la logística y las cadenas de suministro será sostener la competitividad exportadora sin perder eficiencia operativa, fortaleciendo la planificación, la coordinación entre eslabones y la capacidad de adaptación frente a un escenario global cada vez más dinámico