La actividad logística está presente en casi todos los aspectos de nuestra vida, de hecho, hacer un asado con amigos o llevar a los hijos al colegio son acciones que implican cierta gestión logística. Si lo pensás, seguro le encontrás sentido a esta afirmación.
Recuerdo el gran esfuerzo y toda la coordinación que hacían mis viejos para llevarme a mis clases de inglés, primero por el costo económico de las mismas y segundo porque finalmente uno me llevaba y el otro me retiraba, conformando una breve cadena logística de dos eslabones donde yo era “la carga”.
¿Asados? Eran los que hacía mi padrino, para unas 50 personas, poniendo un tablón interminable en su galpón, donde se comían exquisiteces a la parrilla.
Sin dudas, los considero mis primeros maestros, de hecho, mi padrino fue el primero que me consiguió un trabajo de verano en la imprenta donde él era encargado, y fue también el primero en hacerme un reproche laboral por quedarme charlando de más.
Haciendo camino al andar
Fueron muchas las enseñanzas de mis primeros mentores, mi familia.
Pero… ¿y la logística?
Al igual que en muchos casos que conozco, en el mío, ni la logística ni yo nos elegimos mutuamente, sino que fue el camino el que nos unió, casi de casualidad, y luego el tiempo hizo que se generara una química y conexión irrompible.
Mi segundo trabajo importante fue a los 19 años, en una papelera de Villa Crespo. Ingresé a ese empleo sin grandes expectativas, pero a esa edad, cualquier ingreso monetario viene bien. Ese muchacho pelilargo de menos de 20 no esperaba quedarse ahí ¡17 años!, logrando un crecimiento enorme y pasando de cadete a jefe.
Los primeros que se me vienen a la mente son Sandra y Leo, quienes eran lo que en cualquier empresa se llamarían Analista y Jefe de Logística, respectivamente, trasladado a una pyme.
Cuando yo ingresé a la empresa ella estaba embarazada, ya llegando a la fecha, y no tenían reemplazó a la vista. A pesar de ser muy nuevito y con solo un mes de trabajo, viendo que sabía operar el sistema que utilizaban me dieron la oportunidad de cubrir el puesto.
Antes de entrar de licencia, Sandra me dio las primeras lecciones, aún sin estar muy contenta con la situación, pero me transmitió lo que sabía con seriedad y convicción. Tenía un cuaderno chiquito, dividido por días de la semana, donde anotaba los pedidos y destinos.
Por su parte, Leo tenía un cuaderno grande, donde hacía las hojas de ruta.
Hoy, a 23 años de esos días, puedo asegurar que esos cuadernos que ellos tenían como herramienta principal, tenían más precisión que el mismísimo SAP, ¡no fallaban nunca!
Ellos fueron los primeros que me transmitieron pasión por la logística. Verlos era admirarlos, de hecho formaban un gran equipo. Leo, lejos de ocultar información, me enseñó todo lo que sabía, al punto que me apropié de una de sus frases. Cuando alguien decía que algo no entraba en el camión, él respondía “ahí voy, vas a ver como entra” y entraba…
Cuando él se iba de vacaciones, lejos de asustarme, tomaba el timón del barco con enorme entusiasmo y él siempre me alentaba para que lo hiciera. El destino quiso que yo terminara tomando su trabajo y, desde ya, siempre su enseñanza fue un aporte valiosísimo para mi.
“Uno quizás pueda terminar manejando la bicicleta… pero siempre necesitas alguien que te dé el primer empujoncito, cuando te sacan las rueditas”.
Cerrar el círculo, de aprendiz a mentor
No tengo formación académica, todo lo que aprendí, fue en la cancha.
Y haciendo analogía con el fútbol, a mi me tocó en canchas difíciles, ya que las pymes siempre son un desafío y donde uno quizás tenga mayores adversidades.
Pero aprender a jugar en terrenos complicados, te preparan para cualquier escenario, eso siento que me dejó haber trabajado tantos años en una pyme.
Como siempre le digo a los más chicos, la verdad está en el depósito, hoy en día, la tendencia es electrónica, repleta de apps y programas, pero sigo pensando que la verdadera experiencia sigue estando en el “staging”, en los pasillos, en las estanterías, el almacén siempre habla y como líder de logística, tenés que lograr esa conexión.
Y hablando de mentores, este mes, recibí un mensaje por mi cumpleaños, de uno de los chicos de mi equipo en ese trabajo, con el cual tuve diferencias, discutimos cientos de veces, pero no solo era de los mejores y uno de los referentes, sino también un ejemplo para los más chicos.
Me dijo que siempre se acuerda de mí y que fui su mejor encargado y cuando pasan esas cosas, uno siente que a lo mejor, algún valor o enseñanza dejaste, tal cual lo hicieron con uno mismo.
Un sector que brinda posibilidades y apasiona
Me considero un apasionado por la logística, cuando algo no salió bien, me voy mal a mi casa y cuando las cosas salen mejor de lo planeado, me voy con una sonrisa, porque eso que se hizo de más, siempre es ganancia, se vea o no.
En esta rama, siempre hay que estar un paso adelante y si todo lo haces con mucha entrega y pasión, las posibilidades de éxito son mayores.
Sin preparación académica, logré jugar en las grandes ligas y, a pesar de la gran presión y las responsabilidades, me siento un privilegiado y soy muy feliz por eso, de hecho, pienso que aun no logré alcanzar mi techo.
En épocas tecnológicas, con la inteligencia artificial y las máquinas intentando copar la parada, sigo pensando que el factor humano, la entrega y la pasión, son irremplazables.
Si sos viejito como yo, quizás te sientas identificado y si recién estás arrancando, dale para adelante, logística es una locura, donde cada día es una problemática distinta por superar, pero también una hermosa experiencia.