La fundación de La Matanza: de combates entre indios y españoles hasta la histórica presencia del peronismo

Había una carrera contrarreloj entre españoles y portugueses para hacerse de los territorios de ultramar, que pensaban que explotaban de riquezas de todo tipo. Pedro de Mendoza, 35 años, le propuso al rey Carlos I lanzarse a la empresa de la conquista. El monarca lo nombró adelantado con atribuciones militares y de fundador. La noche del 24 de agosto de 1535 partió de Sanlúcar de Barrameda con 16 barcos y cerca de 1200 hombres en una expedición que la financió con su patrimonio.

El hombre no la pasó bien. Frente a las costas de Brasil, en noviembre de ese año, enfrentó un violento temporal y algunos hombres desertaron. Su hermano Diego, a quien había nombrado almirante y era el responsable de guiar a la flota, se las arregló para volver a reunir a los barcos y continuar viaje hacia el Río de la Plata, adonde llegó previa escala en las costas uruguayas.

Mendoza ya estaba muy enfermo a causa de una sífilis que había contraído en Roma, y mucho del trabajo se lo había delegado en su segundo, Juan Osorio, el jefe de la infantería. Este hombre, de 25 años quien, al ver que el adelantado no estaba en condiciones de mandar, pretendió hacerse cargo. Mantuvo una dura disputa con Diego, el hermano del adelantado. Osorio fue asesinado.

El 2 o el 3 de febrero de 1536 Mendoza estableció un asentamiento en las cercanías de lo que hoy es Paseo Colón y Humberto 1°. Levantó una fortaleza que llamó Real de Santa María del Buen Aire en un terreno entre las calles Balcarce, Estados Unidos, Bolívar y Cochabamba. Lo levantó cerca del río porque la idea era la de desarmar las naves más grandes, construir bergantines y naves más chicas para remontar el río.

Pero con el buen aire no alimentaría a su gente. En los primeros días los querandíes, que se mostraron amistosos, les llevaron carne y pescado. Los españoles los llamaron indios pampas,

Según las crónicas del bávaro Ulrico Schmidl, miembro de esa expedición, el hambre era tal, que comían toda clase de animales y hasta insectos e incluso el cuero de los zapatos. En una oportunidad, tres hombres robaron un caballo, lo mataron y se lo comieron. Cuando fueron descubiertos, se los ahorcó. Y así colgados les cortaron los muslos y los brazos para cocinarlos.

Un día los indígenas dejaron de enviar comida. Entonces Mendoza comisionó al alcalde Juan Pavón y a dos soldados a que recorran las cuatro leguas que los separaban de las tolderías para reclamar los alimentos.

No se sabe qué ocurrió. Aparentemente los españoles no se comportaron con corrección porque los indígenas los molieron a palos. Cuando regresaron, Mendoza ordenó darles un escarmiento.

El 15 de junio de 1536, día de Corpus Christi, el adelantado comisionó a su hermano Diego para que con 300 soldados de infantería y una treintena de jinetes bien armados les dieran un escarmiento: debían matarlos y apoderarse de sus tierras.

Pero los indígenas los estaban esperando. Ya no era un grupo reducido. Habían reunido a tribus amigas y, según Schmidl, eran cerca de cuatro mil hombres armados con flechas con punta de piedra y lanzas.

Durante el combate, unos veinte españoles de infantería y media docena de caballeros murieron a flechazos, y cerca de mil indígenas cayeron por las armas de fuego de los europeos. Al caballo de Diego de Mendoza lo derribaron con unas piedras sujetas a un cordel y, ya en el piso, lo mataron.

Siempre según la historia oficial, los indígenas huyeron y los españoles, que no pudieron tomar cautivos, se apoderaron de esas tierras. En el lugar hallaron cueros de nutrias, pescado, harina y manteca de pescado. En el río de la zona descubrieron que la pesca era abundante.

Este combate se habría desarrollado cerca del actual río Matanza que, cuando cruza la avenida General Paz, se transforma en el Riachuelo. Para algunos es el origen del nombre de lo que se transformaría en el partido más populoso del conurbano.

Pedro de Mendoza se sentía muy mal. El 22 de abril de 1537 partió a España en la carabela Magdalena. En estas tierras quedaron unos 70 hombres al mando de Ruiz Galán que se incorporaron a la colonización del Paraguay, al mando de Juan de Ayolas y Salazar.

Mendoza era atendido por su médico Hernando de Zamora. En su camarote reunió fuerzas para redactar su testamento y el 23 de junio, al suroeste de las islas de Cabo Verde, falleció. Al día siguiente su cuerpo fue arrojado al mar.

Por 1541 la zona se despobló y algunos de los 72 caballos y yeguas que habían traído de Europa quedaron a la buena de Dios. Cuando en 1580 Juan de Garay fundó Buenos Aires se enfrentó a los indios, quienes habían aprendido a montar esos animales que se habían reproducido en libertad en la pampa desolada.

Lo que se llamó con el correr de los años el Pago de la Matanza era enorme, ya que incluía tierras actualmente ocupadas por barrios porteños, como Caballito, Flores, Liniers, Mataderos, Pompeya, Versailles, entre otros y algunos del conurbano como Morón, Ituzaingó y Merlo.

En el siglo XVII comenzaron a aparecer las estancias. El casco de una de ellas se encuentra actualmente dentro del predio del Mercado Central. Es la Chacra de los Tapiales, que lleva ese nombre desde 1775 cuando Martín de Altolaguirre compró esas siete mil hectáreas que habían pertenecido al conquistador español Pedro Gutiérrez. En 1808 la adquirió Francisco Ramos Mejía y estuvo en esa familia hasta 1967.

En 1822 Juan Manuel de Rosas se hizo cargo de una estancia, que había sido propiedad de los antepasados de su esposa Encarnación Ezcurra y que en 1807 la había adquirido la esposa de José María del Pino. Y pasaría a la historia como Estancia del Pino, aunque el dueño también la llamó San Martín. Está en el kilómetro 40,200 de la ruta 3. Tanto ésta como la de Tapiales son museos.

Durante el siglo XVIII se fundaron diversos poblados en esas tierras, como San Antonio de Areco, Arrecifes, Pergamino y Luján.

En 1730 se crearon seis curatos, que eran divisiones territoriales dispuestas por la iglesia. Uno de ellos era el de La Matanza, que abarcaba un territorio delimitado por los ríos Las Conchas, Matanza y Salado y la ciudad de Buenos Aires.

Finalmente, durante la gobernación de Pastor Obligado, con la sanción de la ley de municipalidades de campaña, el 16 de octubre de 1854 se creó la de La Matanza.

Esa primera municipalidad quedó integrada por Lino Lagos, Pedro José Díaz, Pedro José Ezcurra y Juan Ramón Muñoz y por los suplentes Antonio Papdorf y Santos Cabrera, mientras que José Sulveyra fue juez de paz y presidente.

Como no tenía un pueblo de cabecera, el 25 de diciembre de 1856, se fundó San Justo, en tierras de Justo Villegas, quien era dueño de las tierras del lugar desde 1822. El pueblo llevó su nombre en su honor.

El partido sufrió demarcaciones entre 1864 y 1878, y así su superficie quedó en 323 kilómetros cuadrados.

Hasta la década de 1930 mantuvo su fisonomía rural y entonces comenzó el período de radicación de industrias, que primero se concentraron en las zonas de San Justo y Ramos Mejía -fundada en 1872-, lo que aceleró la urbanización.

También ayudó la expansión del ferrocarril; junto con el tendido de vías fueron apareciendo Gregorio de Laferrere, González Catán, Isidro Casanova y Rafael Castillo. Actualmente lo componen 16 localidades.

Gracias a la promoción industrial, entre 1935 y 1947 se triplicó el número de industrias, que provocó que para 1960 el partido contase con un poco más de 400 mil habitantes. En el mismo sentido, la migración interna fue estableciéndose a lo largo de la ruta nacional 3, dando origen a barrios obreros y a asentamientos precarios.

Actualmente en el partido viven 1.837.774 habitantes, el 11,34% de la población de la provincia.

No en vano se la llamó la “capital nacional del peronismo”. El primer intendente electo por ese partido fue Felipe Iannone, un médico de vieja militancia radical que se pasó a apoyar a Perón en 1945. Conocido como “el médico de los pobres”, este vecino de Ramos Mejía fue ungido en las elecciones de 1948, donde se impuso por 7806 votos contra 2408 de los radicales.

En la década del 50, Perón dispuso la construcción de un barrio de 15.000 viviendas, con un diseño particular: tendría el perfil de su esposa, con su rodete y su brazo en alto. Así nació Ciudad Evita.

Desde 1983 el justicialismo gobierna el partido, en el que se sucedieron en el poder siete jefes comunales. Hoy es un municipio con una fisonomía muy alejada de aquellos lejanos tiempos en que los conquistadores españoles se peleaban contra los indígenas por un pedazo de carne y de pescado. Y cuyo origen del nombre tal vez esté en ese costado trágico de la conquista española.