Roy Berocay: “Educar lo pueden hacer mamá y papá, a los niños hay que darles libros para que se diviertan”

El escritor y músico uruguayo participó del ciclo Leamos con nuestros hijos, en “Experiencia Leamos”, y habló de su obra y el sapo Ruperto, su personaje más famoso

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Entrevista con Roy Berocay

Roy Berocay es uno de los referentes de literatura infantil y juvenil uruguaya. Con más de treinta años de trayectoria, el multipremiado escritor, músico y periodista, ha sabido adaptarse a los nuevos formatos y generaciones de niños, creando, entre tantos protagonistas, el personaje más entrañable de la literatura infantil uruguaya: el sapo Ruperto. En una entrevista con María Belén Marinone en el marco de “Experiencia Leamos”, el escritor habló de su obra y la lectura como herramienta para el pensamiento propio. El siguiente es un extracto de la charla, que puede verse completa en Experiencia.Leamos.com.

-¿Cómo surge el sapo Ruperto?

-De chico era muy “bichero”. Me crié en el balneario Parque del Plata [Uruguay], donde había todo tipo de bichos, sapos, lagartijas, cangrejos… Pasábamos ahí los fines de semana y los veranos y yo adoraba ese ambiente. Ya desde ese entonces, los sapos eran mi bicho favorito. Muchos años después, estando de nuevo allí de vacaciones, pero ya con familia, uno de mis hijos encontró un sapo y le puse “Ruperto”. ¡Fue el primer nombre que se me ocurrió! No tengo idea de por qué, ni de dónde lo saqué. Más tarde, como yo les inventaba cuentos antes de irme a dormir –todo esto antes de que hubiese escrito algún libro–, les conté un cuento sobre un sapo que se llamaba Ruberto y les encantó. Por lo que seguí inventando hasta que un día surgió la posibilidad de escribirlos y publicarlos.

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-¿Por qué creés que, luego de 30 años, el sapo Ruperto sigue tan vigente?

-No lo sé… ¡Si lo tuviera claro, patentaría la fórmula! A mí también me sorprende mucho. Creo que es, en parte, debido al componente de lo afectivo. En la época en la que iba a las escuelas los niños me abrazaban como si me conocieran de toda la vida. ¡Cuando nunca antes me habían visto! Se debe también a la complicidad. Ruberto –y muchos de mis otros personajes–- tienen un factor clave que es el de estar siempre del lado del niño. Ven y piensan como si fuesen niños, no de desde el lado del adulto que está tratando de decirle algo al niño o llevarlo en alguna dirección. Los niños captan esto. Captan que los personajes no les van a decir que se laven los dientes.

-¿Creés que la literatura infantil tiene objetivos?

-Hay una gran cantidad de material para niños que tienen objetivos, que son deliberadamente didácticos: siempre he sido muy enemigo de esto. Considero que los niños tienen derecho a que se produzca material artístico para ellos apelando a su inteligencia y no para pasarles mensajes, educarlos, para que sean “ciudadanos ejemplares”. Además, hay una especie de estafa cuando no se le dice a un niño que el libro que está dirigido a él es “educativo”. Educar lo pueden hacer mamá y papá, a los niños hay que darles libros para que se diviertan, para que se rían… Los niños deben saber que los libros son divertidos, ¡Que está bueno leer!

Leamos es una nueva manera de vivir los libros y la lectura. Una comunidad que vive el placer de leer, que disfruta vivir historias, compartirlas, conversar y debatir. Cada semana, en Experiencia Leamos, nuevas conversaciones con escritores, músicos, políticos, actores, filósofos, psicólogos; también participá de los talleres de lectura y un club de lectores exclusivos para suscriptores. Informate y comenzá ya mismo a disfrutar de todas nuestras actividades.

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