"Vos y yo somos muy parecidos. Si hay algo que admiré siempre fue tu humildad. Fuiste y sos un grande. Sin embargo, nunca te mostraste vanidoso. Quiero que sepas que estudié cine porque siempre quise continuar la obra que vos empezaste. Espero poder hacer honor a tu amor. Vos, papá, siempre fuiste un hombre muy auténtico, tradicional, formal y muy cariñoso", le había dicho Andrea Del Boca (52) a su padre en una entrevista que compartieron hace algunos años para la revista Para Ti.
En esa charla, él contaba sus miedos de que Andrea se quedara sola; quería verla casada y con hijos. Antes que el éxito profesional, prefería que, como lo hicieron sus hermanos Anabella y Adrián, ella, Andrea, lograra formar un hogar.
Nicolás entendía como pocos el medio. Había comenzado su carrera a los 24 años, el 20 de octubre de 1951, tres días después de que se iniciaran oficialmente las transmisiones de televisión en nuestro país, y poco a poco fue convirtiéndose en uno de los más importantes directores integrales del medio.
Cuando Andrea debutó a los cuatro años en Nuestra galleguita (1969) no estaba muy de acuerdo, pero su mujer durante sesenta y seis años, Ana María Castro, lo terminó convenciendo.
Eso sí, iba a seguir la carrera de su hija menor detrás de una cámara. Entre tantos éxitos, juntos hicieron Andrea Celeste (1979) y Los cien días de Ana (1982). Claro que nunca estuvieron solos, porque a ellos se sumaron Anabella del Boca como diseñadora y productora de arte, y su yerno, Enrique Torres, como guionista de las telenovelas más exitosas que hizo el clan familiar: Antonella (1992), Celeste (1993) y Perla negra (1994), entre otras. La última en que padre e hija trabajaron juntos fue Esa mujer (2013) en la Televisión Pública, sin contar Mamá corazón, producción que no llegó a tener aire y en la que participó Anna Chiara (17).
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Los Del Boca siempre fueron una familia muy tana, a la antigua. A Nicolás no le gustaba que los llamaran "clan". La alegría de uno era la de todos, y frente al dolor de uno, todos se apoyaban. Hace pocos años Andrea había definido a su papá: "Tiene una presencia muy fuerte, un ejemplo de vida, porque con sesenta y pico de años de carrera sigue sintiendo la misma ansiedad y el mismo compromiso con su trabajo; incluso más que muchos jóvenes. Y también es un ejemplo en el amor. Con mamá llevan más de sesenta años de casados. Ellos son guerreros del amor, siempre se respetaron. El le regalaba rosas; para mí, papá es el último galán: imposible encontrar otro hombre que valore así a una mujer".
El viernes 16 de marzo, a los noventa años, el corazón de Nicolás dijo basta. Al día siguiente fue el sepelio en Jardín de Paz, de Pilar. Una ceremonia breve y sencilla, con muy poca gente (es cierto, sólo los verdaderos amigos se ven en los duros momentos). Eso sí, la familia estaba en pleno: Ana María, Adrián, Anabella, Andrea, Anna Chiara. Como siempre. Como él les enseñó.
Por Pablo Procopio
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