Antonio Turiel, científico: "El capitalismo está enfermo, hay que decrecer"

Antonio Turiel argumenta que el capitalismo muestra signos de "enfermedad" y propone un modelo de decrecimiento económico que respete el planeta y asegure el futuro humano ante la crisis climática y energética

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Gemma Bastida

Barcelona, 7 dic (EFE).- El investigador y divulgador Antonio Turiel asegura que el capitalismo, sustentado en la lógica de un "crecimiento infinito", es un sistema económico "inviable" y "profundamente enfermo", por lo que propugna un cambio de paradigma basado en el decrecimiento que sea respetuoso con el planeta y garantice un futuro para la humanidad.

Turiel (León, 1970), uno de los grandes referentes científicos sobre el cambio climático y la crisis energética, habla sin ambages de los peligros a los que se enfrenta el planeta en su último libro, "El futuro de Europa" (Editorial Destino), del que habla con EFE.

En él alerta de las consecuencias de mantener el actual sistema capitalista, puesto que el crecimiento ilimitado, explica, es insostenible en un mundo con recursos finitos que requiere con urgencia de una transición no solo económica, sino también energética y social.

"Toca decrecer, sobre todo en lugares como Europa, que tienen más que un sobredesarrollo, un sobreconsumo. No ya por una cuestión moral (gula, avaricia, vanidad), sino por imposibilidad práctica", sostiene Turiel.

El autor -licenciado en Matemáticas, doctor en Física Teórica e investigador del CSIC- subraya que "hablar de decrecimiento significa hablar del fin del capitalismo". Reconoce que este debate es actualmente un "tabú", aunque llama a superarlo y a poner sobre la mesa una alternativa viable a un sistema que "mata".

El experto leonés, que hace quince años empezó a divulgar sobre la crisis de la energía, está convencido de que aquello que se anuncia ahora "a bombo y platillo" como la 'transición energética' "no funciona ni funcionará", dado que es inviable sustituir completamente las fuentes de energía no renovables por renovables. "Es una quimera", dice.

El modelo por el que se apuesta es el llamado REI (Renovable Eléctrica Industrial) y está basado en la producción masiva de electricidad a partir de grandes instalaciones de captación de energía renovable para su distribución en una red de alta tensión.

Este planteamiento, expone Turiel, "tiene muchas limitaciones", ya que no hay suficiente potencial de producción, ni materiales, ni capital, ni tecnologías para llevar a cabo esta sustitución.

Pese a todo, lamenta, los planes de la UE siguen pasando exclusivamente por el fomento del REI como único medio para avanzar hacia la necesaria descarbonización.

Dentro de no tantos años, asegura el investigador, se hará evidente que el REI "no nos lleva a ningún lado": "No se consigue la sustitución, no se produce el tipo de energía que se necesita y no garantiza la seguridad energética".

En consecuencia, advierte, se vivirá una situación de precios crecientes en todo tipo de productos, escasez de energía y materias, y se continuará en la senda de la desindustrialización que sufre Europa.

Otro de los grandes desafíos a los que se enfrenta el planeta es la crisis climática, que se está agravando a pasos acelerados, pese a que cada vez son más las voces que niegan esta realidad.

Con el calentamiento global, lo que está en peligro no es tanto el planeta, sino "la vida de los humanos", expone Turiel, que recuerda que el cambio climático puede suponer el fin del Holoceno, la era geológica en la que disfrutamos de estaciones predecibles y que hace posible la agricultura.

"Y si se acaba la agricultura, la civilización humana probablemente se acabará. Desaparecerá. No el planeta, no la vida, y quizá ni siquiera la especie humana, pero sí nuestra civilización. Por eso debemos tomarnos el cambio climático muy en serio", afirma.

Así, aunque la protección del medio ambiente debería ser una cuestión de "vital" importancia, el actual sistema capitalista "no está diseñado para preservarlo".

"Es un sistema económico enfermo, patológico", incide Turiel, que cree que la única salida a esta situación pasa por implantar sistemas económicos "sin crecimiento o inclusive en decrecimiento".

El científico apuesta por "cultivar la parsimonia", repensar la escala", "volver a lo local" y "hacer lo justo y necesario para cubrir las necesidades humanas", con el objetivo de recuperar el equilibrio con el planeta, adaptarnos al descenso energético, respetar los ciclos de la vida y evitar el agravamiento de la crisis social.

"Comencemos por decrecer para garantizar un futuro para Europa y para el mundo. Nos va literalmente todo en ello", escribe el también autor de "Petrocalipsis" (2020) y "Sin energía" (2022). EFE