
Al margen de los partidos del interior de la provincia, ya en fase 5, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es uno de los territorios que más demorará en recuperar las clases presenciales. En cada parte del Ministerio de Salud, la zona metropolitana aglutina más del 95% de los nuevos casos. Con ese panorama, el proceso educativo que transcurre a distancia se vuelve crucial.
Una nueva investigación de la Universidad Torcuato Di Tella, a la que accedió Infobae, indagó en la enseñanza remota que se lleva adelante desde el 16 de marzo, cuando cerraron los establecimientos de todo el país. Para ello, encuestaron a directivos de 150 escuelas públicas y privadas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
El estudio detectó dos modelos de “escolarización remota de emergencia”: uno de interacción frecuente y otro de vínculo esporádico. En general, esos modelos van de la mano con el nivel socioeconómico de los estudiantes. La investigación, que se publicará en los próximos meses, dividió entre escuelas vulnerables y favorables.
El modelo 1, que se da en las escuelas con más del 25% de población vulnerable, es de baja intensidad. La gran mayoría (85%) utiliza WhatsApp como principal herramienta de vínculo porque no requiere de conexión a Internet. Tanto los padres como los docentes cargan datos al celular para mantenerse en contacto.
En esos establecimientos, un 21% de los docentes no tiene conexión a Internet. A través de WhatsApp, envían consignas, textos breves para leer, y ejercicios, que los alumnos realizan en forma diferida. No hay actividad sincrónica. Según describen, la posibilidad de un seguimiento real de parte del maestro es limitada.
"El acceso a dispositivos y conectividad es muy desigual, no sólo entre los alumnos, también lo es entre los docentes. Hay docentes que no tienen conexión a Internet. Se manejan con un celular al que le cargan datos semanalmente de su bolsillo. En este contexto, esto tiene un efecto directo en la calidad de su trabajo", explicó la profesora e investigadora de la UTDT Claudia Romero, directora del estudio.

El modelo 2 recae en las escuelas más favorecidas. Allí usan Zoom u otra plataforma de videoconferencias como herramienta principal, que necesitan de, además de dispositivos, Internet de alta velocidad. La diferencia con el método anterior es clara: alumnos y docentes recrean la escena de una clase tradicional a través de una pantalla. Es decir, todos los chicos dentro de una sala virtual al mismo tiempo, con interacción al momento.
La frecuencia de contactos de la mayoría de estas escuelas es diaria o, en el peor de los casos, de dos o tres veces por semana. Como segunda herramienta se utiliza la plataforma virtual de la institución, donde se encuentran materiales y actividades.
El informe da cuenta de la bajísima incidencia de los materiales y plataformas que lanzaron los gobiernos. Menos de un tercio de las escuelas desfavorables usa los cuadernillos y tan sólo el 2% se conecta a través de plataformas educativas oficiales. En las escuelas favorables, es todavía menor. Más aún, ninguno de los 150 establecimientos mencionó que sus alumnos aprendieran a través de la televisión o la radio. Lo habitual es que los colegios trabajen con contenidos producidos por los propios docentes.
“La política de producción de contenidos oficiales tiene muy bajo impacto, al menos en las 150 escuelas estudiadas. Habría que analizar lo que ocurre en otras provincias, pero una hipótesis posible es que los materiales impresos del gobierno llegaron cuando las escuelas ya estaban cerradas y habían definido sus estrategias. Hubiera sido necesario dar un tiempo para organizarse, como hizo el sistema de salud. Primero garantizar los insumos y establecer protocolos, y recién después hablar de ‘continuidad pedagógica’”, indicó Romero.
El punto más preocupante que arrojó la investigación es el día después. En todo el país se teme un fuerte desgranamiento de la matrícula en la post cuarentena, sobre todo en la secundaria. Las respuestas de los directivos porteños y bonaerenses también va en esa línea. Mientras que solo 2 de cada 10 escuelas favorables creen que perderán alumnado, la mitad de las vulnerables ya saben que volverán menos chicos una vez que se reanuden las clases presenciales.
“La escolarización remota afecta a los alumnos de todos los niveles. Pero sobre todo afecta a los sectores más vulnerables, donde han quedado alumnos desconectados y abandonados. Las escuelas ya advierten que a la vuelta habrá menos alumnos. La luz roja de la deserción ya está encendida”, advirtió la directora del estudio.
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