El curso más popular de la historia de Yale enseña a ser feliz: "El 40% está bajo nuestro control intencional"

Laurie Santos, encargada de la cátedra, dialogó con Infobae sobre los recursos que ofrecen para que los alumnos reduzcan su estrés. Cómo es la experiencia

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El curso “La psicología y la buena vida” reunió casi 2 mil estudiantes
El curso “La psicología y la buena vida” reunió casi 2 mil estudiantes

Los fotógrafos aprietan los disparadores de sus cámaras. Las noticias se hacen eco del suceso. Después de 316 años de historia, la Universidad de Yale tiene un curso que rompió el récord de popularidad. Se llama "La psicología y la buena vida" y enseña -en tres palabras- a ser feliz.

Sus 1182 estudiantes inscritos superaron la marca de 1050 que había establecido "La psicología y la ley" a cargo de Peter Salovey, hoy presidente de Yale. En general los cursos no sobrepasan los 600 alumnos. "De ningún modo esperaba esta respuesta. Creía que la clase iba a ser popular, pero no esperaba que uno de cada cuatro de nuestros estudiantes lo tomara", le dijo a Infobae Laurie Santos, responsable de la cátedra, también líder del Silliman College, uno de los campus.

La convocatoria no solo sorprendió a Santos. La propia universidad tuvo que tomar medidas para que todos los estudiantes tuvieran su lugar. Optaron por trasladar las clases del aula Psyc 157 al auditorio principal de la universidad, el Woolsey Hall, y sumaron 24 asistentes de cátedra para colaborar.

"Los estudiantes están muy interesados ​​en lo que pueden hacer para sentirse más felices y menos estresados", reflexionó Santos, también una reconocida oradora. "Están entusiasmados con recibir una forma científica de explorar preguntas fundamentales, en aprender más sobre psicología y lo que dice sobre cómo vivir una vida mejor", agregó.

Laurie Santos es también una reconocida oradora
Laurie Santos es también una reconocida oradora

El curso durará un semestre y -ya anticipan- no se dictará más en forma presencial; solo estará disponible online. Son dos clases por semana, que incluyen disertaciones de Santos, debates entre los alumnos y cinco cuestionarios. Para aprobarlo, deben rendir un examen escrito a mediados del semestre, tienen dos proyectos de investigación y un trabajo final que indaga en la felicidad personal de cada estudiante.

Dentro de sus 1182 alumnos, hay unos pocos latinos. Uno de ellos es Camila Toro, nacida en Bogotá. Después de estudiar en el colegio americano de Colombia viajó a Estados Unidos a estudiar en un internado. Una vez que terminó su educación secundaria, hizo un tour por el Noreste en el que visitó todas sus universidades. De todas ellas, su favorita fue Yale, que forma parte del Ivy League y tiene un promedio de admisión cercano al 6%. Aplicó y entró en diciembre.

A cada estudiante, cuando ingresa, se le asigna un "Residential College" donde vivirá los cuatro años de la carrera. Toro está en Silliman College, por lo que su "Head of College" es Laurie Santos o, como ellos la llaman, "HOC Santos". Por comentario de una amiga, se interesó en el curso. "Como yo necesito tomar ciertos cursos para aplicar a una carrera en mi segundo año, no tenia suficiente cupo en mi horario para tomar el curso. Por ende, decidí "audit" la clase", contó a Infobae.

La Universidad de Yale forma parte de la Ivy League
La Universidad de Yale forma parte de la Ivy League

Tal denominación implica ser "oyente": no está en la lista de estudiantes que reciben notas por el curso, pero de igual modo acude a las clases a escuchar. "La clase es muy informativa y aunque apenas llevamos tres semanas, siento que ya he adquirido estrategias que puedo aplicar a mi día a día para ser más feliz y preocuparme menos", dijo y enseguida comentó la atención que están recibiendo. "Tenemos fotógrafos de vez en cuando y mucha cobertura de los medios".

Parte del éxito del curso, explican, responde a la dificultad que implica el ingreso a Yale. "Los estudiantes tuvieron que poner de lado su felicidad para concentrarse en poder conseguir el ingreso a una de las universidades que menos estudiantes acepta en el mundo", creen. La profesora, incluso, llegó a calificar como "una crisis de salud mental" al proceso que afrontan para quedarse con uno de esos pocos lugares.

¿Se puede enseñar a ser feliz?

La respuesta es contundente: "¡Sí! Alrededor del 40% de la felicidad está bajo nuestro control intencional, no depende solo de la genética o de las circunstancias de nuestra vida. Eso significa que con esfuerzo y las prácticas correctas podemos ser más felices", aseguró Santos.

Además de las instancias de evaluación, los estudiantes también tienen "rewirements", que son tareas destinadas a ayudarlos a "reconectar sus hábitos". Esos ejercicios, como tomarse el tiempo para saborear, ser agradecido o meditar, no cuentan para la calificación final, pero persiguen el objetivo central del curso: ser más feliz.

Al mismo tiempo, un estudiante brasileño desarrolla una aplicación que se llamará "ReWi". Se presenta como un servicio para rastrear prácticas alegres, una herramienta para que apliquen mejores hábitos. Según consigna el programa, apunta a "tareas orientadas a vivir una vida más feliz, saludable y resiliente".

A la par del curso, Santos todas las semanas presenta un tema diferente para el Silliman College. Por caso, "La semana del ejercicio" o "La semana del bienestar" o "La semana de ser uno mismo". "Nos dio muchos recursos para que podamos ejercer una vida más saludable entre lo estresante y exigente que pueden llegar a ser los estudios en Yale", confirmó la alumna colombiana. "Realmente estoy muy contenta con que HOC Santos esté enseñando una clase con enfoque central en la felicidad. Estoy segura que el resto del semestre será hasta mejor", se entusiasmó.

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