Quiénes pagan más impuestos en 2024 y qué cambios proyecta el Gobierno para el año próximo

La suba de la alícuota de PAIS y la recuperación de las cosechas impulsaron los ingresos aduaneros, mientras que la recesión impactó en la recaudación a cargo de la DGI y Anses. El nuevo escenario

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Los recursos derivados del comercio exterior -como las retenciones sobre las exportaciones, los derechos de importación, la tasa de estadística y la suba transitoria del Impuesto PAIS, apuntalaron los recursos tributarios (Foto: Revista Chacra)
Los recursos derivados del comercio exterior -como las retenciones sobre las exportaciones, los derechos de importación, la tasa de estadística y la suba transitoria del Impuesto PAIS, apuntalaron los recursos tributarios (Foto: Revista Chacra)

El sinceramiento inicial del tipo de cambio, sumado a la recesión generada por la alta inflación de los primeros meses de gobierno, alteró la contribución tradicional de las distintas fuentes de ingresos fiscales.

Los recursos derivados del comercio exterior -como las retenciones sobre las exportaciones de una cosecha que se recuperó de la sequía del ciclo anterior, los derechos de importación, la tasa de estadística y la suba transitoria del Impuesto PAIS- contribuyeron en los primeros 10 meses de 2024 con un aumento de 2,6 puntos porcentuales en el total de ingresos fiscales en comparación con el mismo período del año anterior, al pasar del 24,4% al 27 por ciento.

Por el contrario, los tributos sobre la actividad económica interna, como IVA, Ganancias, Impuesto al Cheque, Internos coparticipados y Bienes Personales, junto con los aportes personales y contribuciones patronales sobre la nómina salarial a la Anses, redujeron su incidencia en dicho período en 1,9 y 0,7 puntos porcentuales, respectivamente, hasta alcanzar el 51,5 por ciento y 21,5 por ciento del total.

Paradójicamente, un gobierno que desde el primer momento fijó como objetivo revertir el saldo neto negativo de reservas en el Banco Central, y expandir el comercio exterior -eliminando prohibiciones y restricciones sobre las exportaciones, y trabas a las importaciones, como las SIRA (Solicitud de Autorización de Importaciones)- se vio forzado a centrar su fuente de recursos fiscales en las percepciones aduaneras el incremento del Impuesto PAIS. Esto ocurrió porque la recuperación de la actividad económica mediante la baja de la inflación fue más lenta de lo esperado.

Si bien estos gravámenes son considerados “distorsivos” -ya que, por un lado, limitan los ingresos de sectores productivos con ventajas comparativas y, por otro, encarecen la importación de bienes, desalentando la competencia extranjera y elevando el “costo argentino”- no se presentan como una política de Estado, sino como medidas de emergencia ante un alto déficit fiscal heredado y el saldo negativo de reservas netas en el Banco Central.

Los impuestos distorsivos no se presentan como una política de Estado, sino como medidas de emergencia ante un alto déficit fiscal heredado y el saldo negativo de reservas netas en el Banco Central

En el caso de las exportaciones, el aumento de los recursos provenientes de las retenciones se debe principalmente al “sinceramiento cambiario”, que pasó de un nivel ampliamente alejado de las paridades de mercado, con una brecha de hasta 200% al 7 de diciembre de 2023, a menos del 20% el último viernes.

Además, la disminución sostenida de las cotizaciones de los dólares financieros, especialmente del Contado con Liquidación, utilizado para cursar el 20% de las exportaciones -mientras el 80% restante se rige por el tipo de cambio mayorista establecido por el BCRA- llevó en octubre a un pico de operaciones. Este repunte, que alcanzó el registro más alto de la serie para ese mes en más de 20 años, responde a la expectativa de cierre de brechas cambiarias y a la búsqueda de compensación en renta financiera, con tasas de interés reales superiores a las de devaluación e inflación.

Aun así, los ingresos por derechos de exportación, que pasaron de 3,2% del total en los primeros 10 meses de 2023 a 4,6% en igual tramo de este año, se mantienen entre los niveles más bajos de la serie iniciada en 1998, cuyo promedio hasta 2023 fue del 6,7 por ciento.

Los valores máximos de estos derechos se alcanzaron tras la salida de la convertibilidad (2002-2012), comenzando con 9,9% y subiendo hasta un pico del 13,4% en 2008, durante la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, cuando la cotización internacional de la soja alcanzaba récords y se intentó implementar retenciones móviles para aprovechar esa coyuntura. Este nivel se mantuvo hasta el inicio de su segundo mandato.

Los ingresos por derechos de exportación, que pasaron de 3,2% del total en los primeros 10 meses de 2023 a 4,6% en igual tramo de este año, se mantienen entre los niveles más bajos de la serie iniciada

Con la llegada de Cambiemos, el presidente Mauricio Macri impulsó la reducción gradual de los derechos de exportación. Sumado al inicio de la baja en los precios internacionales y algunas malas cosechas, esto redujo la contribución del sector a la recaudación tributaria al 2,6% en 2017.

Sin embargo, ante la necesidad de medidas de emergencia, los derechos subieron nuevamente al 7,9% en 2019, año de cambio de gobierno, y continuaron aumentando bajo Alberto Fernández, alcanzando 8,8% en 2021, antes de caer a 3,6% en 2023, como consecuencia de una de las peores sequías en décadas.

La recuperación agrícola al inicio de la presidencia de Javier Milei permitió que los ingresos por retenciones subieran a 4,6% en los primeros 10 meses de gestión. Para 2025, según las proyecciones del Presupuesto, se prevé un nuevo aumento de este aporte al 6,2%, aunque el Gobierno planea reducir las alícuotas si logra superar el equilibrio fiscal.

No obstante, se anticipa que la contribución total de los impuestos al comercio exterior descenderá de 27% acumulado en los primeros 10 meses de 2024 a 9,3% en 2025, debido a la eliminación programada del Impuesto PAIS en diciembre -tras la primera baja en septiembre- y a la reducción de aranceles de importación, con el objetivo de disminuir el “costo argentino”.

Estos movimientos no sólo generarán un cambio significativo en la relación entre los impuestos a las exportaciones y a las importaciones -aunque con una contribución notablemente menor en términos agregados-, sino que debilitará el reclamo de los exportadores para que se acelere la reducción y eliminación de las retenciones.

Impuestos a la actividad interna y al trabajo

Se prevé que la incipiente reactivación de la actividad productiva y comercial, junto con la maduración del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), se prevé que impulse el cobro de impuestos internos, así como los aportes personales y contribuciones patronales, aumentando la recaudación total.

De este modo, el país parece ingresar en el camino virtuoso donde los tributos tradicionales -que recaen sobre el conjunto de la sociedad en general y de las empresas en particular-, comiencen a desplazar a los gravámenes distorsivos, como son en primer lugar el “impuesto inflacionario” y luego las retenciones y aranceles sobre el comercio exterior.

En los primeros 10 meses de 2024, debido a la inercia heredada, la contribución de las percepciones a cargo de la DGI cayó de 53,4% en el mismo período del año anterior a 51,1%; mientras que las de la Anses disminuyeron de 22,2% a 21,5%. En tanto, la proyección presupuestaria para 2025 prevé que el aporte de las primeras represente 66,5% del total, y el de las segundas, 24,2 por ciento.

Se prevé en el Presupuesto 2025 que el aumento del empleo privado registrado, junto con la previsible recuperación del salario real medio, genere una suba de 2,7 puntos porcentuales en el aporte de la Anses al total de los recursos tributarios

En el primer caso, los pilares de la mejora de la recaudación en valores reales se estiman en: Ganancias 2,2 puntos porcentuales (pp); Transferencias de Combustibles, con 1,5 pp, y sobre los Créditos y Débitos Bancarios, con 0,2 pp.

Por otra parte, en el segundo, se prevé en el Presupuesto 2025 que el aumento del empleo privado registrado en relación de dependencia, junto con la previsible recuperación del salario real medio, genere una suba de 2,7 puntos porcentuales en el aporte de la Anses al total de los recursos tributarios.

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