En el mercado esperan un nuevo “dólar soja” para alcanzar la meta de reservas con el FMI

Las reservas netas deberían aumentar un unos USD 1.200 millones para el cierre del primer trimestre, objetivo que obligaría a fuertes compras del BCRA en el mercado en las próximas seis semanas

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Aún con la sequía, el agro se mantiene como el sector más superavitario de la economía.
Aún con la sequía, el agro se mantiene como el sector más superavitario de la economía.

En la plaza financiera se extienden las especulaciones acerca de una próxima implementación del dólar soja, a un tipo de cambio oficial más alto que el presente, para incentivar la liquidación de exportaciones del agro y, por lo tanto, el ingreso de dólares a la economía.

El esquema de dólar soja ya fue establecido durante los meses de septiembre y diciembre, a un tipo de cambio de $200 y $230, respectivamente. Este dólar más alto para las exportaciones de soja y derivados industriales generó liquidaciones globales por unos USD 7.000 millones, que en su mayor parte, unos USD 5.000 millones, quedaron en las arcas del BCRA en concepto de reservas netas.

El dólar soja significó en los hechos neutralizar las retenciones del 33% para el sector, al convalidar un tipo de cambio sectorial más alto en la misma proporción. Si el banco Central sostiene la apreciación gradual del dólar mayorista de un 5,5% para febrero, el tipo de cambio oficial alcanzaría unos $197,30 hacia fin de mes. Un “plus” del 33% ubicaría al dólar soja 3 en torno a los 260 pesos.

Desde Portfolio Personal Inversiones expresaron que “cabe preguntarse si se podrá cumplir la meta de reservas establecida por el FMI para el primer trimestre. El Fondo establece que las reservas netas deben subir USD 5.500 millones desde el 31 de diciembre de 2021, aunque aplicando el ajustador por menores desembolsos de organismos internacionales en 2022, la suba requerida sería de USD 4.750 millones. En otras palabras, el stock (de reservas netas) debería ser de USD 7.075 millones a fines de marzo, frente a uno actual de USD 5.817 millones según nuestras estimaciones”.

Ello implica que el Banco Central debería comprar unos USD 1.200 millones en las próximas seis semanas, hasta el cierre de marzo, para alcanzar dicho objetivo. Y lo cierto es que sin el incentivo del dólar soja, la entidad no pudo sumar reservas en 2023. En el arranque del año acumula ventas netas en el mercado de cambios por 500 millones de dólares.

Y cuando se contabilizan las reservas brutas -que a diferencia de las netas también suma préstamos y depósitos privados- , estas registran una caída de USD 4.420 millones en lo que va del año, casi 10%, desde los USD 44.588 millones del cierre de 2022 a los USD 40.168 millones el miércoles 8.

“Adicionalmente, de mantenerse la tendencia actual de ventas por USD 45 millones durante febrero y marzo y cumplirse el target acordado de recompra de deuda del Tesoro, por el que aún faltan USD 460 millones, el stock (de reservas netas) se hundiría a USD 4.157 millones al 31 de marzo, quedando a USD 2.918 millones de la meta del Fondo. Tamaño incumplimiento podría disparar un waiver. Sin embargo, creemos que el equipo económico actual volverá a crear un esquema ad hoc, como sería un dólar “soja/maíz/agro”, para seguir cumpliendo la meta. Por ende, cabe esperar que el drenaje de reservas continúe -siempre existiendo el ajuste del cepo como alternativa- hasta que a fines de febrero se anuncie un nuevo esquema transitorio”, evaluaron desde Portfolio Personal.

Un reporte de Ecolatina resaltó además la importancia del dólar soja para generar divisas que sostengan los niveles de actividad económica: “El salto en las exportaciones, junto con el ‘dólar soja’ y el mayor crédito comercial forzado por la nueva normativa permitieron seguir financiando un elevado nivel de importaciones, evitando que la actividad económica cayera en una recesión severa y permitiendo que la inversión se mantuviera en terreno positivo. En este sentido, vale recordar que la inversión tiene un fuerte carácter procíclico, reaccionando más que proporcionalmente a los ciclos expansivos/contractivos de la actividad económica”.

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