Elon Musk, CEO de Tesla y dueño de SpaceX, adquirió una participación del 9,2% en Twitter, según se desprende de una declaración reglamentaria realizada el lunes, lo que hizo que las acciones del sitio de microblogging se disparen un 25% en las operaciones previas a la apertura del mercado.
La participación -valorada en cerca de USD 3.000 millones al precio de cierre de la acción el viernes- fue definida como “pasiva”, es decir, que no busca cambiar el rumbo que sigue la conducción de la red social. Sin embargo, la compra de casi el 10% de la empresa es sugerente dadas las recientes declaraciones públicas de Musk.
A finales de marzo, el multimillonario de Silicon Valley dijo que estaba pensando seriamente en crear una nueva plataforma de redes sociales.
Musk respondía a la pregunta de un usuario de Twitter sobre si consideraría la posibilidad de construir una plataforma de medios sociales que consistiera en un algoritmo de código abierto y que priorizara la libertad de expresión y en la que la propaganda fuera mínima.
Musk, un prolífico usuario de Twitter, ha sabido criticar últimamente la plataforma de medios sociales y sus políticas. Dijo que la empresa está socavando la democracia al no adherirse a los principios de la libertad de expresión.
“Dado que Twitter sirve como plaza pública de facto, no adherirse a los principios de libertad de expresión socava fundamentalmente la democracia. ¿Qué hay que hacer?”, dijo Musk en el tuit publicado hace dos semanas.
“Dado que Twitter sirve como plaza pública de facto, no adherirse a los principios de libertad de expresión socava fundamentalmente la democracia. ¿Qué hay que hacer?” (Musk)
De esta manera, Elon Musk se convierte en el máximo accionista de Twitter, por delante del grupo Vanguard (8,79%) o de Morgan Stanley (8,76%).
Twitter vive un momento de cambios. Justamente hace cuatro meses, Jack Dorsey, su fundador, abandonó el cargo de CEO para otorgarle la responsabilidad a Parag Agrawal, su anterior CTO. Uno de los proyectos que tiene entre manos el nuevo CEO es el de descentralizar Twitter, precisamente para combatir la censura y el impacto del algoritmo. Justo una de las principales quejas de Musk respecto a esta red social, en la que es un activo usuario y dispone de más de 80 millones de seguidores.
La agresiva operación de Musk en la acción de Twitter se produce en pleno escrutinio de la SEC (Securities and Exchange Commission, el regulador del mercado de capitales de los EEUU) sobre las actividades de difusión que realiza Musk en esta red social y que podrían ser constitutivas de presuntos delitos de manipulación de valores y conflictos de interés.
En concreto, el multimillonario tuvo que pasar por los tribunales por un mensaje suyo en Twitter de agosto de 2018 en el que señaló que tenía “financiación asegurada” para retirar a Tesla de la bolsa a USD 420 por acción, información que luego resultó no ser veraz pero que disparó la cotización de la empresa fabricante de autos eléctricos. Musk llegó a un acuerdo con la SEC para el pago de una multa millonaria y su destitución como presidente de la compañía aunque siguió como CEO del grupo.
Lejos de abandonar sus polémicos mensajes relativos a la información financiera de Tesla, Musk volvió a dinamitar su pacto con la SEC a finales de 2021 cuando comenzó a preguntar a sus seguidores si debería vender parte de sus acciones -en concretó señaló el 10% de la empresa- para poder afrontar el pago de impuestos con el Tesoro de EEUU. Tras esa encuesta comenzó a vender títulos a mercado de forma masiva cumpliendo lo adelantado en sus mensajes a través de la red social.
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