La suba inflacionaria y devaluación del peso en lo que va del año generaron un ambiente en el que muchos argentinos consideran que están viviendo en el país más caro del mundo. Sin embargo, incluso en los límites de las bandas cambiarias los productos argentinos ganaron un grado de competitividad importante respecto al resto de los precios más altos de la región.
El informe más reciente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina (Ieral) de Fundación Mediterránea marca que, en comparación con un grupo de 14 países, los bienes argentinos valuados a un dólar de $34 son más económicos que en la mayoría de las naciones.
El estudio, que usa como referencias los precios en Brasil, Uruguay, México, Chile, Perú, México; Estados Unidos, España, Francia, Italia, Alemania, Corea del Sur, China y Japón, sostiene que el tipo de cambio real multilateral, que mide la variación de las diferentes divisas, ponderadas por la participación en el comercio de bienes, se encuentra en niveles de 2009 y 2011.
En particular, el informe de Ieral detectó que ahora la Argentina se mantiene consistentemente barata para el grueso de los bienes que componen la canasta de bienes e incluso el valor del alquiler de la vivienda, como carne vacuna, pan blanco, cigarrillos, zapatillas, ropa.
Las mayores ventajas ahora se registran en alquileres; carne vacuna; pan blanco; cigarrillos; nafta; servicio público de pasajeros; capuccino y algunas prendas textiles.
El caso de la vestimenta es algo que data de varios años para los consumidores argentinos que viajan al extranjero. En su estudio, los técnicos del Ieral notaron que solo un país tiene precios en indumentaria más caros que los locales: Uruguay.
Cuando los cálculos del Ieral fueron al techo de la banda cambiaria, el tipo de cambio a $44, no cambió las conclusiones generales. La mayoría de los productos seguirían siendo competitivos y considerablemente más baratos que en el resto de la región, con la gran excepción del ítem de indumentaria.
Además del factor cambiario, un componente importante que determina el grado de competitividad es la evolución de los precios a lo largo de este año. En lo que va del 2018, la inflación es de 32,4% a datos de septiembre publicados por el Indec. Las subas más fuertes se experimentaron en los rubros de transporte, por el ajuste tarifario, y en alimentos, rubro que refleja el mayor grado de transferencia a precios de la devaluación.
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