Dólar estable, inflación en baja y crecer al 8,5%, las cartas para ganar las elecciones en 2019

Es el escenario "base" que planteó el Gobierno con el FMI en el nuevo acuerdo. Pero los riesgos siguen siendo muy grandes

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Nicolás Dujovne en su despacho en el Palacio de Hacienda (Foto: Maximiliano Luna)
Nicolás Dujovne en su despacho en el Palacio de Hacienda (Foto: Maximiliano Luna)

A todo o nada. El plan que puso en marcha el Gobierno puede llevarlo a ganar las elecciones el año que viene, si sale de acuerdo con lo planeado. Y si no se da el resultado económico podría ser desastroso, tirando por la borda cualquier chance de continuidad. Este segundo escenario incluye descontrol cambiario, espiralización de la inflación y una caída mucho más pronunciada de la economía.

El dato que alienta al oficialismo es que aun a pesar de un 2018 desastroso en materia económica, Mauricio Macri igual mantiene una intención de voto que no baja del 30%. Se apunta por lo tanto a un grupo muy grande de indecisos que a priori no está dispuesto a votar por el kirchnerismo. Y que podría volcarse al Gobierno si demuestra cintura para salir una vez más de una situación crítica. Tal como sucedió en 2017 previo a las elecciones legislativas.

La confianza del equipo económico sobre el resultado favorable del nuevo programa es gigantesca. Muchos podrían considerarle exagerada y hasta voluntarista. Es imposible saber a esta altura si todo sucederá como lo imaginan.

En la carta de intención que firman el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el titular del Central, Guido Sandleris, se afirma que la economía argentina tendrá una recuperación que dibujará una "V", es decir muy súbita a partir del segundo trimestre del año que viene. A tal punto que en el último trimestre del 2019 el crecimiento respecto al mismo período de este año llegaría al 8,5% interanual. Ese megarepunte coincidiría justo con las elecciones presidenciales.

El Gobierno apuesta a una súbita recuperación, que permitiría un crecimiento económico del 8,5% interanual en el último trimestre del año próximo. Ningún economista privado es tan optimista como Dujovne

Dicho diagnóstico es muy distinto al que buena parte de la oposición planteó durante el debate del Presupuesto 2019 en Diputados. La gran mayoria de los oradores planteó que se trata de un programa de ajuste salvaje, que impedirá que la economía argentina vuelva a crecer. El escenario oficial es completamente distinto.

Para el FMI, el plan fiscal es "muy ambicioso"

El staff técnico reconoció que el ajuste fiscal comprometido por el Gobierno es "muy ambicioso". Y aporta un dato sorprendente. De todos los países que tuvieron un programa de financiamiento con el organismo, el actual plantea una reducción del déficit fiscal que lo ubica entre el 5% más duro de toda la historia del organismo. En otras palabras, existen pocos casos en la historia moderna en el que se haya planteado una disminución del rojo de las cuentas públicas tan rápido: 3,2 puntos porcentuales del PBI en apenas dos años para llegar al equilibrio fiscal primario. Cumplirlo será una meta muy desafiante.

La gran apuesta es por lo tanto la reducción del déficit. Esa menor necesidad de endeudamiento, el programa de emisión monetaria cero del Banco Central y el desembolso de USD 24.000 millones que el FMI comprometió hasta marzo constituyen otra de las patas clave del programa. Con estos componentes, la apuesta es que el dólar se mantenga tranquilo en los próximos meses. En octubre se logró, pero será necesario mantener esa estabilidad varios meses más.

Para el FMI, la Argentina no sólo dejó atrás el atraso cambiario de fines de 2017, sino que el dólar exageró su escalada. En los próximos meses debería subir mucho menos que la inflación para encontrar su nivel de equilibrio

El reporte del Fondo divulgado el viernes indica que el atraso cambiario que el propio organismo había advertido en el "artículo IV" conocido a fines de diciembre quedó atrás. Pero advierte que ahora el tipo de cambio está sobrevaluado. "Esperamos que al menos un 85% de esta sobrevaluación quede atrás entre septiembre de 2018 y diciembre de 2019". Aunque no menciona un "target" concreto para el dólar, está claro que plantea que el tipo de cambio se irá atrasando en relación a la inflación desde ahora hasta fines del año próximo.

La recuperación del poder adquisitivo

El Central consiguió calmar al dólar en este último mes en base a un fuerte aumento de las tasas de interés. Pero el propio Sandleris planteó en la última semana que en la medida que la inflación dé señales concretas de descenso en noviembre y diciembre, esas tasas también comenzarán a bajar.

La reducción de la inflación es la otra condición necesaria para que se cumpla el pronóstico de recuperación en "V" de Dujovne. Si bien el índice de octubre estará cerca del 5%, los datos de la segunda quincena muestran un menor ritmo de remarcación de precios y permite avizorar un noviembre mucho más calmo. En la medida que la inflación baje, será más factible que los salarios recuperen en 2019 parte del terreno perdido este año. Y eso también le daría impulso a la esperada reactivación. Las proyecciones del FMI indican que podría pasarse de una inflación superior al 40% este año a menos del 25% el próximo.

La gran apuesta es conseguir que los mercados recuperen la confianza y la Argentina pueda volver a financiarse en los mercados. Es algo que se intentó con el primer programa, pero fracasó rotundamente. Ahora van por la revancha

Si se da el escenario "base" que imaginan el Gobierno y el FMI, mejoraría la confianza de los mercados, junto con una mejora del precio de los bonos en dólares y un aumento de la demanda de dinero. A eso apuntaba el primer acuerdo pero fracasó. Esta segunda vuelta incluye condiciones mucho más duras para la Argentina pero también desembolsos más contundentes que alejarían las dudas sobre la capacidad de pago de la Argentina, al menos hasta el 2020.

El 2019 serán, dentro de este planteo, dos años en uno. En el primer trimestre continuaría la caída observada en esta última parte del 2018. Pero a partir de abril, confiando en una favorable cosecha de soja, empezaría una reactivación que se volverá aún más fuerte a partir de mediados de año, de la mano de una recuperación del consumo. El mejor momento llegaría hacia fines del 2019, al mismo tiempo de las elecciones. La apuesta es otra vez a un salvador "segundo semestre". Ahora de la mano del FMI.