El apodo oculto, una práctica extrema y la pelea a piedrazos que lo puso en aprietos: las revelaciones del primer técnico de Enzo Fernández en River

Bruno Quinteros trabajó con la nueva estrella del Chelsea en Preinfantiles e Infantiles del Millonario: en diálogo con Infobae cuenta cómo siendo un niño ya demostraba una visión de juego descomunal

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Enzo, con la 5 en la espalda, en las Infantiles de River, flanqueado por la Copa del Mundo y su presentación en Chelsea
Enzo, con la 5 en la espalda, en las Infantiles de River, flanqueado por la Copa del Mundo y su presentación en Chelsea

Enzo Fernández, de 22 años, está pasando por el mejor momento de su corta carrera. En diciembre pasado, se coronó campeón del mundo con la selección argentina, y en estos días, el Chelsea desembolsó 121 millones de euros para destrabar la negociación con el Benfica de Portugal. De esta manera, llevó su talento a la Premier League. Sin embargo, para llegar tan lejos tuvo que sortear varios obstáculos en Divisiones Inferiores. Su perseverancia y afán por triunfar lo llevaron a convertirse en el jugador argentino más caro en la historia de fútbol.

En diálogo con Infobae, Bruno Quinteros, el primer entrenador que lo dirigió en River Plate develó los secretos del mediocampista que está en boca de todos. El pozo que atravesó durante su época en la cantera millonaria, cómo era la relación con su familia, el día que pidió entrenarse en Neuquén con temperaturas bajo cero y por qué casi lo suspenden por una pelea que armó con sus compañeros del plantel.

- ¿Qué sentís al saber que fuiste parte de la formación del futbolista más caro de la historia?

- Haber participado en su formación es un orgullo para mí, y una felicidad absoluta al ver que cumplió su sueño. Me conmueve, me emociona mucho y me pone muy contento por él y por el trabajo realizado.

- ¿Cuándo lo conociste?’

- Lo tuve por primera vez en el 2010 en Pre-Infantiles y luego en Infantiles. Lo que tenía Enzo era una visión del juego que te sorprendía a tan corta edad. Un chiquito que en cancha de 11 con una pelota que le llegaba prácticamente a la rodilla tomaba decisiones que uno veía en los grandes. Esa manera de manejarse sorprendía. Desde chico fue un jugador que entendió muy bien el juego.

- ¿Qué tipo de personalidad tenía a su corta edad?

- Una personalidad muy fuerte, con mucho apego al entrenamiento y muy metido con lo que tenía que hacer. Le tocó vivir un altibajo en Prenovena y Novena porque no le tocó jugar mucho. Porque las edades son las mismas, pero los físicos no, ya que no todos evolucionan biológicamente de la misma manera. Entonces, sufrió bastante.

- ¿Qué fue lo que le pasó?

- Se quedó sin poder jugar. También pasaba que en clubes tan grande como River constantemente aparecían nuevos jugadores y alguno lo tapaba. Entonces, él veía eso y se bajoneaba, y como tenía tendencia a engordar, subía de peso. Encima no era del gusto del entrenador de turno. Entonces, hay veces que existen formadores que te ayudan a mejorar y otros que no.

- ¿Tuvo que hacer una dieta para bajar de peso?

- Sí, cuando vio que estaba postergado y no tenía oportunidades de jugar, porque a veces era suplente en la Liga metropolitana, en la segunda categoría, empezó a entrenar, a trabajar en doble turno y fue a un nutricionista. Cuando se recuperó, volvió a jugar en otras categorías, pero no de volante central, sino que a veces lo colocaban con la camiseta número 11 de extremo izquierdo.

- ¿Cuánto tiempo le llevó ponerse a punto?

- Este proceso de bajón fue entre Prenovena y Novena; un año le duró. Luego, cuando se puso en forma empezó a jugar. Con los chicos pasa mucho que algunos desarrollan más rápido que otros, y él necesitaba un tiempo más prolongado. También, había técnicos a los cuales no les gustaba el juego de Fernández y lo iban postergando. En el fútbol no siempre tenés unanimidad. En su momento lo cuestionaban a Messi, no lo van a hacer con Enzo Fernández.

- ¿Quién era el entrenador que lo cuestionaba?

- No lo voy a decir porque era una cuestión de gustos. En el fútbol nadie tiene la verdad absoluta. A fines de 2010 tuvo un bache por no jugar y se bajoneó. No era parte del plantel de AFA pero los que confiábamos en él lo apoyábamos para que siguiera adelante.

- Entonces, ¿qué contención le dieron para que no abandonara su sueño de ser futbolista?

- Siempre tratábamos de guiarlo de la mejor manera para que llegara al plantel profesional con la mayor cantidad de herramientas posibles. Le hacíamos entender que sus condiciones lo habían llevado a estar en esa posición. Pero para llegar a la máxima categoría debía seguir creciendo. En eso, Enzo fue muy inteligente para incorporar conceptos y muy receptivo para mejorar en lo que hacía falta. Una vez que se puso bien, empezó a entrenar doble turno, a tener una nutrición exacta para un jugador de fútbol. En Octava, con el Tapón Gordillo como DT, se ganó el puesto y su evolución fue terrible. En Séptima ya fue a entrenar con Reserva, ya estaba preparado.

Junto a Luigi Villalba, DT de la Reserva de River en el 2019.
Junto a Luigi Villalba, DT de la Reserva de River en el 2019.

- ¿Cómo era la relación de Enzo con su familia?

- Siempre tuvo a la familia atrás, acompañándolo para que esté presente en los entrenamientos. Ese contexto de la familia, más en los momentos en los que no le tocaba jugar tanto, hicieron que Enzo pudiera llegara a tener su oportunidad. Viene de una familia humilde de San Martin, provincia de Buenos Aires, de clase media-baja, compuesta por sus padres (Raúl y Marta) y sus cuatro hermanos (Sebastián, Rodrigo, Maximiliano y Gonzalo); no le sobraba nada. Los familiares estuvieron presentes, y lo acompañaron mucho a los entrenamientos, especialmente su mamá. En cambio, su papá cuando podía asistía. Pero casi nunca faltaban, más en los momentos en los quee no le tocaba jugar y necesitaba el apoyo de ellos. Es una familia con un perfil muy bajo. Sus padres se pusieron en campaña para conseguirle un nutricionista para que bajara de peso.

- Desde chiquito, ¿cuál fue su posición natural en la cancha?

- De volante central, en el eje de la cancha; como mucho, de volante interno. Pero siempre jugó de 5, donde se sentía, y se siente, mucho más cómodo. En el 2018 junto a Luigi Villalba dirigimos la Reserva millonaria y como yo tenía un previo conocimiento de su juego por tenerlo de chiquito, en edad de Sexta lo subimos a esa categoría. A principios de 2019 llevó a cabo una muy buena pretemporada y en el primer partido fue al banco de los suplentes, ya que estaba Santiago Sosa instalado. Al otro día, hicimos fútbol reducido entre los de la Reserva y los profesionales. En ese fútbol formal, jugó al lado de Leonardo Ponzio y lo hizo como si fuera un profesional de toda la vida, de doble cinco.

- ¿Ese fue el momento en el que pegó el salto a Primera?

-Sí, porque al otro partido fue al banco de suplentes de los profesionales contra Patronato sin tener minutos en Reserva. Al tercer encuentro, contra Vélez, fue titular y no salió más. Hizo un 2019 fantástico y después se fue a Defensa y Justicia…

- ¿Por qué crees que dejó River?

-A mediados del 2020 se da cuenta de que no tiene lugar en el plantel millonario porque estaban Ponzio, Enzo Pérez, Bruno Zuculini, y se va a préstamo al conjunto de Florencio Varela. Se podía haber quedado a jugar en Reserva, sin embargo, optó por salir de su zona de confort. En Defensa y Justicia estaba Hernán Crespo, y su ayudante de campo era Juan Branda, al que conocía, porque habíamos trabajado juntos en River. Nos llamaron por teléfono para pedir referencias sobre Enzo y les dimos las mejores, que fueran para adelante con este volante porque “es muy bueno”. De esta manera, debuta en Defensa por la Copa Libertadores ante el Santos de Brasil. De ahí, su carrera en ascenso. Luego de un año, el Millonario hace la repesca. Le costó un poquito su vuelta, pero una vez que agarró la Primera de River no la largó más.

- ¿Cuándo lo tuviste en Reserva le veías futuro de Selección?

- Sí. Cuando ves el talento, apuntás al potencial, que tiene muchas aristas. Por ejemplo, una lesión o la saturación misma de tanto trajín, ya que no es fácil ir a entrenar todos los días; o las cosas que dejan de lado por el fútbol: amigos, cumpleaños, familia, viaje de egresados, novia... ero en Reserva observábamos que tenía mucho potencial para dar. Enzo se adueñó rápido de su posición en la cancha, se adaptó lo antes posible al plantel de Gallardo, jugaba en los entrenamientos con los profesionales con tanta naturalidad que no notabas diferencias. Entonces, decíamos entre nosotros “está para lo que pensamos y un poco más también”. En la selección argentina tiene seis partidos, se consagró campeón del mundo y se metió en el once rápidamente. Es impresionante lo vertiginoso que escaló. No debe tener ni 100 partidos como profesional y ya logró muchas cosas en su carrera deportiva.

- ¿Porque le decían “el músico”?

- Así le decían en el Baby fútbol porque manejaba la orquesta del equipo. Pero en River no le decían así. Es más, no tenía ningún apodo por su fuerte personalidad. Tenía una gran ascendencia en el grupo como para ser directamente Enzo, para imponerse con su nombre, nada más. Cuando no jugaba, en el momento que fue apartado por el DT de la Novena, estaba enojado pero transformaba esa bronca en buena energía para superarse y no para dejarse estar, ese es su principal mérito.

- ¿Lo viste enojado alguna vez?

- Sí, durante la competencia tiene un carácter imponente. Por eso, siempre le pone el cuerpo a las situaciones en los momentos difíciles durante los partidos y en su vida personal.

Lucas Beltran, Julian Alvarez, Luigi Villalba (DT de la Reserva en 2019) y Bruno Quinteros, ayudante de campo
Lucas Beltran, Julian Alvarez, Luigi Villalba (DT de la Reserva en 2019) y Bruno Quinteros, ayudante de campo

-¿Como cuando viajaron a Neuquén a jugar amistosos y te pidió entrenar en pleno invierno con ocho grados bajo cero?

- Sí, fue el 20 de julio de 2011, el Día del Amigo. Tenía 10 años. En un viaje a Rio Negro y a Neuquén, donde nos invitaron a jugar un par de partidos en pleno invierno, con temperatura que rondaba los ocho grados bajo cero y los autos estaban de blanco por la nieve, Enzo vino a pedirme entrenar por la mañana, que consiguiéramos un lugar para practicar para evitar llegar a los amistosos sin rodaje. A pesar de ser un chico y tener ganas de divertirse y pasarla bien con sus compañeros, también tenía en claro que, para seguir en esto, tenía que ir a entrenar, a pesar de que hiciera ocho grados bajo cero.

- ¿Dónde entrenaron?

-Terminamos metiéndonos en una iglesia que tenía una canchita de baby fútbol y, muy a pesar nuestro porque hacía muchísimo frío, terminamos haciendo un reducido por pedido de él. Eso ya te marca lo que generaba Enzo y que siempre miraba hacia adelante. También era revoltoso como cualquier nene de esa edad. En los viajes al Interior, al tener que dormir en camas marineras, poníamos los colchones en el piso y se tiraba desde la cama de arriba.

- ¿Es cierto que una vez casi lo suspenden por una pelea a los piedrazos?

- (risas) Sí, resulta que un día, cuando entrenábamos en Villa Martelli, donde hoy se encuentra Tecnópolis, teníamos que atravesar un camino de piedras porque las canchas estaban en el fondo. Sus familiares quedaban en la puerta del recinto porque no podían ingresar. Entonces, los chicos empezaron a caminar y en un momento se desmadró la situación porque comenzaron a tirarse piedras. Fue Enzo el iniciador de esa situación. Entonces, vino el coordinador de juveniles, Gabriel Rodríguez, y los quiso suspender a todos por la batahola que se armó. Al final, hablé con él para que no los suspendiera porque si no no teníamos equipo para presentar. Enzo tenía eso de ser un niño inquieto pero, al mismo tiempo, era maduro para querer entrenar siempre y jugar desde chico como si fuera un profesional.

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