Tres años sin Tomás

Hace pocos días la rutina del cierre de DEF se vio interrumpida por el recuerdo de la pérdida de Tomás Bulat, ya hace tres años en un accidente trágico en una ruta santafecina. El Facebook de su esposa Carina dio la primera señal y luego la repercusión en los medios y los comentarios de los cientos de amigos que supo cosechar por doquier.

Tres años en un largo y asombroso tiempo desde su partida, los recuerdos se agolpan sin necesidad de buscarlos ni bucear en Google algo para refrescar; de verdad, innecesario. Tomás fue parte indisoluble de DEF desde sus comienzos, nosotros lo descubrimos o él nos descubrió a nosotros, poco importa, pero fue la puerta inicial para su natural carrera exitosa en los medios. Aún recordamos un sábado de hace muchos años cuando, junto a su hijo, nos visitó en las oficinas que ocupábamos en la calle El Salvador en Palermo. La inmediata empatía, su natural sonrisa, su disposición y el arranque en la gráfica, que luego se extendió durante años a nuestro programa DEF TV, aquel que conducía Muriel Balbi en C5N los domingos a la noche.

De ahí a la radio, a su propio programa, a sus libros y a sus conferencias por todo el país, sus columnas y su presencia en otros programas, había solo un paso, porque Tomás tenía lo que pocos tienen: conocimiento y carisma. Él lo sabía y los proclamaba sin predicar; sabía que era un docente de alma. Era de los pocos economistas que querían que el último de la tribuna entendiera de qué hablaba cuando exponía o brindaba sus charlas. Para él la fama era "puro cuento" y jamás cambió, te consultaba y pedía consejos sin rubor y él también los daba con generosidad y placer.

Su vida pasó a gran velocidad, siempre sonriendo, siempre llegando de una conferencia o a punto de partir a otra, agotado pero sonriente. Jamás se negó a un café ni a una reunión de producción. Muriel Balbi y nuestros productores Carlos Strione y Mariana Bachiller son testigos de las innumerables carcajadas que su irónica personalidad provocaba sin parar. Creo no equivocarme si afirmo que uno de los últimos regalos recibidos fue su salto de bautismo en paracaídas. Como viejo paracaidista digo que ahí nadie se ríe, y Tomás quedó inmortalizado en el salto, por supuesto, riendo.

Hincha fanático de Estudiantes, más fanático aún de su familia y de vivir la vida. Se fue antes, dejando un camino que hoy sigue su hijo Santiago y que ha dejado una gran estela de amigos que lo recuerdan y extrañan.

Desde su partida DEF no tiene economista. Todavía duele.